"Joan García, la traición del elegido"
Joan García ha tomado su decisión. Silenciosa, calculada y, todo indica, definitiva. Ha optado por decir adiós al Espanyol con la mirada puesta en títulos, en noches de Champions y en una cuenta corriente más abultada. Y sí, está en su derecho. Pero no todo lo que es legítimo es justo. Su marcha no es simplemente una cuestión deportiva: es un gesto simbólico. No se trata solo de irse, sino de cruzar de acera. De vestir el escudo de quienes, durante años, representaron todo aquello que decía no ser.