Eduardo Cisternas, la nueva figura de la natación chilena: “Necesitamos incorporar más tecnología a los entrenamientos”
Con solo 21 años, Eduardo Cisternas ya es una de las principales figuras de la natación chilena. Tras sus destacadas participaciones en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y París 2024, el deportista se prepara para un nuevo desafío: los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025, la competencia multideportiva más importante del continente para atletas jóvenes.
El evento, que reunirá a más de 4.000 deportistas de 41 países en la capital de Paraguay, representa una vitrina clave para los talentos emergentes del deporte americano. En ese contexto, Cisternas no solo será uno de los principales representantes del equipo chileno de natación, sino también una carta concreta para pelear por medallas.
Desde su debut olímpico a los 16 años, Cisternas ha desarrollado una carrera marcada por la constancia, la disciplina y un crecimiento técnico sostenido. En los últimos años ha logrado romper múltiples récords nacionales en pruebas como los 200 y 400 metros libres, consolidándose como referente en su disciplina.
En esta entrevista, el nadador nacional repasa su intensa preparación, su experiencia entrenando en Estados Unidos, los desafíos que enfrentará en Asunción y cómo vive el rol de ser considerado la nueva cara de la natación chilena.
¿Cómo ha sido tu preparación de cara a esta competencia?
Este último mes y medio ha sido bastante intenso. Me vine desde Estados Unidos, donde estudio ciencias políticas, hace dos meses para entrenar con la selección chilena en el Estadio Nacional. Ha estado bastante intenso, muy cansado, pero también emocionante compartir con mis compañeros de Chile, con mis compatriotas. Ha sido una preparación muy objetiva de cara a mi participación en los 200 y 400 metros libres.
¿Cómo calificarías tu momento? Hemos visto que sigues rompiendo récords de nuestro país. ¿En qué etapa de tu curva de desarrollo te encuentras?
Creo que estoy en un momento muy profesional de mi carrera. Tengo 21 años, es una carrera joven, pero que siempre va avanzando. Siempre estoy buscando alguna manera de ser mejor. La gente se enfoca mucho en lo que es la piscina y el gimnasio, pero los detalles —la recuperación, estiramiento, la suplementación— son súper importantes para ser un poquito mejor cada día. Quizás el entrenamiento en el agua se complique muchas veces, pero los pequeños detalles que pueden aportar un granito de arena a mi preparación y forma de seguir mejorando son fundamentales.
Desde tus presentaciones en los Juegos Olímpicos se han creado muchas expectativas con tu carrera. ¿Cómo recibes esa responsabilidad de ser la nueva cara de la natación chilena?
Me tocó competir en los Juegos Olímpicos a los 16 y 20 años, bastante joven, y creo que fue una emoción súper especial, pero a la vez muy transitoria. Aprendí mucho a muy corta edad. Conozco muchas técnicas, he pasado por muchas experiencias, he conversado con muchos nombres importantes de la natación, tanto nacional como internacional, y siento que me he adaptado a todo lo que ha sucedido en mi carrera. Creo que he sabido manejar distintas situaciones. La carrera de un nadador es muy especial: se necesitan muchos torneos para adaptarse, para agarrar esa confianza que se necesita antes de saltar a la piscina. Todos estos años de experiencia con amigos, rivales y nuevos entrenadores me han empujado a ser un poquito mejor.
¿Cómo ha sido tu experiencia en Estados Unidos? ¿Cuáles son los principales cambios que has visto en términos de entrenamiento y competencia?
Estados Unidos me parece un país súper especial, lleno de oportunidades, lleno de gente que realmente quiere ayudarte. Es un cambio muy distinto. De partida, la modalidad de entrenamiento allá es muy nueva: es todo tecnología que recién sacan y aplican al nadador. Esto es más técnico, pero antes en Chile nadaba muchos metros, por mucho tiempo. En Estados Unidos los entrenamientos son más cortos, intensos, con mucho más peso en el agua. Te llegan a poner cinturones con peso para nadar. Ese tipo de variaciones hacen que el entrenamiento allá sea muy especial, algo que nunca había hecho en Chile. Pero ambos métodos me han ayudado, complementado, y estoy muy agradecido de eso.
¿Crees que esos métodos se pueden replicar en nuestro país o son tecnologías poco accesibles?
La tecnología deportiva en Estados Unidos va principalmente con los materiales que tienen allá. Usan distintas “torres de peso”, análisis biomecánicos súper precisos, mucho videoanálisis. Les encanta grabarte, ver las fallas, los errores, qué se puede mejorar. Cualquier detalle puede ser beneficioso para el atleta. No es que se necesite algo distinto, pero sí se requieren más implementos. No hay que cambiar todo, pero sí incorporar más tecnología. Eso marca una gran diferencia. Estados Unidos ha avanzado mucho al respecto y no se quedan ahí, siempre están evolucionando.
Finalmente, ¿cuáles son tus expectativas de cara a los Panamericanos? ¿Cuáles son los objetivos tuyos y del equipo?
Creo que en este momento tenemos un equipo muy sólido, nos estamos preparando de buena manera, pero la competencia será durísima. A menos de un mes de los Juegos, todos los nadadores de América ya sabemos quiénes van y qué tiempos necesitamos para acceder a una final o ganar una medalla. Por eso nos estamos enfocando muy específicamente en el trabajo, compitiendo entre nosotros y sobre todo preparando los relevos en los que participaremos. Estamos muy emocionados y con muchas ganas de buscar una medalla, y creo que así se dará.