Un deporte mixto total: la última acrobacia de la natación artística

La natación artística pone otro pie en el camino hacia el deporte mixto total. Había dado pequeños pasos desde 2015, con la inclusión de la modalidad del dúo mixto, pero el salto definitivo hacia el futuro lo aprobó a principios de mes la FINA (Federación Internacional) al consensuar que los países podrán contar con hasta dos hombres en la modalidad de equipos , que integran ocho nadadores. Por ahora, en las competiciones bajo su bandera, a la espera de que el Comité Olímpico Internacional valore esta incorporación para su programa. Es una decisión que la Federación Española, con Ana Montero como directora técnica del área de artística, no solo aplaude, sino que ha ayudado a construir, convencida como está de que la natación artística, deporte tradicionalmente practicado por mujeres, gana enteros de belleza, fuerza y dificultad con la incorporación del componente masculino. Sobre todo porque las rutinas también se modifican; ahora serán puntuables la técnica, la libre y la acrobática, de nueva creación. «Es un deporte muy exigente, muy de fuerza, que incluso pueden llevar a otra dimensión los chicos. Las cualidades que se necesitan para este deporte son perfectamente atractivas para cualquier chico. Se va poco a poco para ver qué diferencias puede suponer un equipo con chicos y sin chicos . Pero no serán demasiadas», cuenta Montero a ABC. Se apuesta por convertir este deporte en uno de los primeros en ser mixto de forma absoluta, con libertad para incluir a hombres y mujeres en el mismo ejercicio. Más mixto que otras modalidades deportivas, como el tenis, los relevos de natación y atletismo o el curling, en el que se impone un número determinado de deportistas de cada sexo y para pruebas concretas y específica para la mezcla de sexos. «En el agua ellos van a tener unos factores positivos, como la fuerza, que podrán aportar en las acrobacias. No tienen un cuerpo que en su aspecto tendinomuscular sea tan flexible, y se seguirá necesitando esa plasticidad. Se puede complementar. Bill May (uno de los pioneros) nadaba de lujo, pero no llegaba a hacer dificultades mayores que una mujer. El agua nos equipara mucho », subraya. Noticia Relacionada Natación artística estandar No Fernando Díaz, una plata que abre el camino Laura Marta El español consigue el primer galardón para la natación artística masculina española en el Europeo de Roma, tras el italiano Giorgio Minisimi Montero recuerda que en Europa el reglamento para participar nunca excluyó a los hombres porque hablaba de número de deportistas y no de género, pero es a partir de 2015 cuando se inicia la revolución a nivel mundial. Por ahora lideran países como Rusia e Italia, que apostaron enseguida por el desarrollo de un programa específico para ellos. Y también España, un poco más tarde, lo vio claro, incluyéndolos en el equipo en competiciones nacionales y con Pau Ribes como avanzadilla en el dúo mixto. «Nosotros empezamos muy a ciegas. El dúo de Pau y Gemma Mengual para el Mundial de Kazán 2015 fue una apuesta de concepto, económico, de defender la norma de la FINA. Teníamos la visión de que este deporte será absolutamente mixto. De verdad, no chicos por un lado y chicas por otro. No sé cuánto tardará, pero llegará. Se van cambiando las normas y estamos concienciando de que es importante promocionar el género masculino». Eso sí, subraya: «No vamos a echar por la borda esta historia del deporte que lo han impulsado las mujeres. Vamos a trabajar para que lleguen los chicos». En el último Europeo, en Roma, se estrenó en el programa absoluto el solo masculino -podían participar en mundiales de categorías inferiores-. Brilló Fernando Díaz, dos platas. Pero Montero quiere más: «La fuerza de que esto vaya más o menos rápido pasa porque haya más participantes. Es fácil la crítica si la medalla llega cuando solo hay cuatro nadadores. Cuando la categoría sea olímpica, y si no es en París será en Los Ángeles, llegarán más». Desarrollan desde hace tiempo un programa de concienciación que comienza en las escuelas, con charlas que ofrece Gemma Mengual y que «va plantando semillas». Porque el deporte es atractivo para todos y porque hay mucho trabajo en el cambio de ideas establecidas que impiden que el número crezca más rápido. «Tiene unas características físicas y cognitivas que enganchan: es en el agua y no en la tierra, es con música, estás boca abajo, es bilateral, te hace cambiar la percepción, tienes que orientarte en el agua con los compañeros... Por eso la recepción es muy buena entre los niños, pero te encuentras más problemas entre los padres . Se trata de convencer a los chavales y, sobre todo, a la sociedad». En categoría nacional se ha pasado de dos chicos a veinte, pero siguen un poco solos. «En los clubes están receptivos, entran todos y eso es bueno, pero está costando. En España ni hombres ni mujeres tienen muchas ayudas cuando hablamos de aprendizaje. En Italia y Rusia tienen becas desde jovencitos, por eso están un paso por delante». Es un cambio de concepto y evolución también para las entrenadoras, también mayoría con respecto a entrenadores. «Somos distintos a la hora de aprender y eso nos hace mejores a todos. Los chicos suelen ser más claros en las apreciaciones; son más directos. A lo mejor les cuesta más encontrar el movimiento, pero cuando lo consiguen fallan poco. Las mujeres tienen una capacidad de concentración más duradera, pero se guardan más lo que piensan. Suman las cosas positivas de ambos y es maravilloso. Queremos igualdad de derechos manteniendo las diferencias, porque nos enriquecen a todos». Además de la inclusión de los dos integrantes masculinos en el equipo, la FINA también ha aprobado un cambio en el sistema de puntuación que intenta reducir la subjetividad. La dificultad de los elementos estará calculada previamente a partir de fórmulas matemáticas y las federaciones tendrán acceso al catálogo con los valores de cada ejercicio para poder realizar las coreografías ajustadas a los elementos requeridos sin perder la originalidad. La dificultad de los mismos estará supervisada por un grupo de controladores que, al estilo del patinaje artístico, descontarán puntos en caso de que halla fallos o los ejercicios no alcancen la precisión, altura o rapidez requerida para obtener la máxima nota. Los jueces, que pasan de quince a diez, valorarán la parte artística y la de ejecución.