Más que de un salto cualitativo dado por los violentos, el intento de quemar una furgoneta de la Guardia Urbana de Barcelona es un paso perfectamente previsible en la progresión que está tomando el acoso de la extrema izquierda violenta en Cataluña.
Asomarse a la ruta de su vida es como un choque. Saber que aquel hombre de la cama de espuma y el manjar en el plato murió en soledad y pobreza provoca inevitablemente un torbellino en los ojos o un salto en el alma.
Cristiano Ronaldo condujo este lunes a la Juventus al triunfo por 3-0 sobre el débil Crotone en el cierre de la 23ª jornada […]
La atleta María Vicente, vigente plusmarquista española en pentatlón, sufrió la eliminación de uno de sus saltos este domingo durante su participación en los […]