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Los profesores se enfrentan a su reválida tecnológica

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El salto digital que se ha dado en todos los sectores de la sociedad por motivo de la pandemia se ha notado de forma muy especial en los colegios. La digitalización ya estaba presente, en unos centros más que en otros, pero en cuestión de horas la educación únicamente fue posible de forma online. Esto supuso un cambio drástico para alumnos y profesores quienes tuvieron que dar un giro a su forma de enseñar. Y no ha sido algo pasajero, sino que con la amenaza constante y real de los confinamientos de algunas clases la enseñanza online convive con la presencial. Esa adaptación al uso de herramientas digitales ha exigido un esfuerzo extra de muchos docentes, especialmente los de generaciones más séniors. «En el primer confinamiento en el mes de marzo, tanto el alumnado como el profesorado tuvieron que adaptarse a una situación nunca vista antes y de manera muy rápida, sin ningún tipo de transición», recuerda Sonia García, portavoz de la Asociación Nacional de los Profesionales de la Enseñanza, (ANPE). «Una situación que cada docente y centro educativo salvó como pudo con los medios que disponía. Nunca había ocurrido antes: toda la educación presencial se sustituía por la educación online», añade y recuerda además que esa búsqueda de soluciones se produjo gracias al compromiso y responsabilidad de los docentes y familias. Formación voluntaria Desde ANPE se asegura que las administraciones se han preocupado en poner en pleno funcionamiento y en reducir las incidencias en las plataformas tecnológicas que ya existían. «Y han ofertado algunos cursos a los docentes para aquellos que quieran realizarlo», señala Sonia García. No obstante, «ANPE ha exigido poner en marcha y concretar planes de digitalización en todos los centros y no ha sucedido». Unos planes que para el sindicato «deberían recoger medidas como la dotación de medios informáticos y de conectividad, las plataformas digitales que posibiliten las clases online y con contenidos digitales, la formación a docentes y a alumnos, las instrucciones mínimas que regulen esta modalidad, las adaptaciones curriculares y las condiciones de trabajo del profesorado entre otras». Pero reconocen que los cursos que se están ofertando por las Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas suelen ser de calidad. «La formación digital a docentes es voluntaria y la realizan fuera del horario laboral. Siempre partimos en la docencia de la voluntariedad y el compromiso con nuestro trabajo», matiza la portavoz de ANPE. El Marco Común de Competencia Digital Docente (MCCDD) es la referencia para evaluar cuáles son las diferentes competencias digitales de los docentes, así como los conocimientos y destrezas que deben adquirir para ser digitalmente competentes. Los alumnos del siglo XXI son nativos digitales y la educación formal debe adaptarse a esa circunstancia adaptando los métodos de aprendizaje a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Este marco distingue cinco áreas: información y alfabetización informacional; comunicación y colaboración; creación de contenidos digitales; seguridad y resolución de problemas. La formación en competencias digitales es algo fundamental para los docentes actuales tanto para mejorar su forma de enseñar como para conectar con los alumnos. Pero todavía esta realidad no se ve bien reflejada en los planes de estudios de Educación. Donde sí llevan años trabajando las universidades es en la oferta de másteres que permita adquirir dichas competencias. Uno de los pioneros fue el Máster universitario de Educación y TIC (e-learning) de la UOC en 2004, contando desde el inicio con una gran demanda. Uno de los más recientes es el Máster en Tecnología Educativa y Competencias Digitales de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). «Hay que educar a toda la comunidad educativa», resalta su directora, Almudena Castellanos. Reconoce que en el último año la educación ha sido posible gracias a Internet, «y hemos comprobado que la educación online será siempre necesaria, sea por un virus, por un temporal o por otro motivo», añade Castellanos. En este máster se adquieren las competencias señaladas en el MCCDD. «El docente aprende todas las cuestiones porque son necesarias. En los colegios también son necesarios los community managers que vendan la marca y gestionen las redes, por ejemplo», recuerda Castellanos. Competencias digitales La directora del máster no tiene dudas de que «el cuerpo docente es consciente de la necesidad de adquirir las competencias digitales, al igual que el cuerpo directivo de los centros». Y en su opinión la edad no es una barrera: «Tenemos alumnos de todas las edades, vienen con mucha vocación. Se trata más de motivación que de habilidad». Señala también las numerosas posibilidades que estas competencias ofrecen a los docentes: «Todo lo que pueden hacer de forma presencial lo pueden hacer también online. Están muy convencidos de todo lo aprendido y lo aplican en sus clases». Castellanos ve fundamental esta formación, que en el caso de los grados de Educación Infantil, Primaria y Secundaria que se imparten en UNIR son asignaturas obligatorias. «El profesorado debe estar siempre formándose y ese plan formativo debe actualizarse», matiza. Una puesta al día permanente para poder responder a los nuevos escenarios que dibuja una realidad cambiante.
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