Alcaraz combina la potencia y la táctica para vencer a Shelton y meterse en cuartos de Roland Garros
Tommy Paul derrotó a Popyrin (6-3, 6-3 y 6-3) y se convirtió en el primer estadounidense en llegar a los cuartos de final de Roland Garros desde que lo hiciera André Agassi en 2003. Ben Shelton no pudo ser el segundo, porque en su camino se cruzó Carlos Alcaraz. El tenista murciano es pura magia e imaginación, con su toque anárquico, aunque para derrotar a al gigante de Atlanta (7-6 [10/8], 6-3, 4-6 y 6-4) tuvo que recurrir a una combinación de su juego explosivo con la estrategia. La cabeza fue determinante en el desempate de un fantástico primer set que se fue a los 65 minutos. Shelton ganó su sexto juego con un saque a 230 kilómetros por hora, su gran arma, pero también tiene una derecha, sobre todo cuando la puede golpear cómodo y la tira paralela, con la que lograba muchos ganadores y que estaba haciendo daño al español. Era un golpe a evitar por Carlos, y en los momentos clave lo hizo. El número dos del mundo estuvo a remolque en el desempate por un error que cometió al comienzo, y pese a verse 4-1 abajo no perdió la concentración ni empezó a jugarse pelotas sin sentido para recuperar rápido la desventaja. En ese momento delicado, había que ser más ordenado.
Recuperó el minibreak con un puntazo Alcaraz, que dejó a Shelton por los suelos, tras una resbalada, pero volvió a la carga el estadounidense para generarse dos pelotas de set. La primera la salvó el español con un buen saque, pero la segunda era al resto, y aguantó Carlos una de esas derechas paralelas mortíferas con el punto en juego hasta forzar el fallo de su oponente. Todavía hubo una tercera, y el pupilo de Juan Carlos Ferrero buscó todo el rato el revés de su rival. Fue un punto muy táctico e inteligente para sobrevivir. Uno similar le dio ese set inicial, pues acorraló a Shelton en esa lado del tiro a dos manos, hasta que encontró el hueco para poder atacar por el otro.
Shelton lo puso todo de su parte. No se tomó un respiro pese a ceder ese primer set. Buscó el break rápido, aprovechando que quizá Carlos se relajara y bajara el nivel después de lo conquistado ya. El primer juego del segundo parcial se fue a doce minutos y el estadounidense no pudo sacar adelante ninguna de las seis pelotas de rotura que tuvo. Eso fue una mella en su moral, aunque no definitiva. Lograba reponerse a todos los golpes y siguió en la pelea. Mediado el segundo set encajó el primer break del partido y cuando por fin logró el suyo en el tercero, Carlos se lo recuperó rápido. Siempre estuvo en pie el estadounidense y el espectáculo fue importante entre dos jóvenes que combinaban la fuerza con las dejadas y la habilidad.
Carlos tenía muy bien estudiado el encuentro, lo que se vio desde los restos. Contra los primeros saques, se colocaba muy cerca de la línea de fondo, para intentar bloquear el tiro que le iba a venir, un obús. Pero con los segundos, exploraba las dimensiones de la Philippe Chatrier. Se iba muy atrás, porque lo que llega del otro lado es un tiro con mucho efecto. El español esperaba a que la bola subiera y volviera a bajar para golpearla. Claro que eso requiere de mucho brazo para, desde tan lejos, lograr profundidad. Y el tiro, a ser posible, iba a la zona de revés. La idea general del español tampoco encorsetó el enfrentamiento porque no siempre es posible jugar al revés del oponente, ni siquiera recomendable, porque puede ir ganando cada vez más toque por ahí. Eso sí, el break decisivo del cuarto set, también llegó con dos tiros seguidos a esa esquina derecha de Shelton.
Quien sí logró ser el segundo estadounidense en cuartos de París en 22 años fue Tiafoe, verdugo de Altmaier (6-3, 6-4 y 7-6 [774]). En aquel Roland Garros de 2003 (que fue, por cierto, el que ganó Ferrero), Agassi no pasó de los cuartos. Alcaraz intentará que suceda lo mismo con Tommy Paul, su próximo obstáculo.