Alcaraz también puede con Sinner y se corona rey de Roma
Carlos Alcaraz volvió a derrotar a Jannik Sinner, por cuarta vez consecutiva, séptima en sus once enfrentamientos, para conquistar el Masters 1.000 de Roma. Se impuso por 7-6 (7/5) y 6-1 en un partido en el que, en parte, tuvo que renunciar a lo que es, lo que no deja de ser una virtud que en ocasiones le falta.
Sinner y Alcaraz afrontan sus cara a cara sabiendo que no es un partido más. El italiano, número uno del mundo, domina el circuito como quiere desde la temporada pasada, y gana como si nada prácticamente a todos los tenistas... Menos al español. Carlos, algo más irregular en sus resultados pero también más talentoso con la raqueta, suele barrer por fuerza al que se pone por delante, con su derecha incontestable. Es el tenista más divertido de ver, el que va a la red a cerrar los puntos, hace dejadas, inventa cosas. Claro que hubo de eso en la final del Foro Itálico, pero más contenido que otras veces porque esta vez el oponente era Sinner. Hasta los gritos los controló. Sólo tuvo un momento de liberación el español cuando en el primer set iba 5-6 abajo y tuvo que salvar dos pelotas de break, y de parcial, y sufrió durante ocho minutos para forzar el tiebreak. Hasta ese momento, todas las celebraciones eran con el puño a su banquillo y enseñando los dientes con rabia, un gesto ya característico.
Mucho respeto
Se tienen mucho respeto y saben que todo el mundo los quiere ver frente a frente. Son el tenis del presente, y del futuro, porque si no pasa nada les quedan muchas batallas por disputar, con la corta edad que tienen, 23 para 24 Jannik y 22 recién cumplidos Carlos. Sinner suele abatir por aplastamiento al que intenta jugar a ritmo con él. Por momentos parece una máquina, desde la forma de devolver todas las pelotas hasta los gestos, apenas un guiño, ni media sonrisa. Alcaraz lo sabe e incluso lo ha sufrido, por eso entiende que en los duelos contra él durante muchos momentos tiene que jugar a otra cosa. Sin perder el control, con orden, con pelotas con mucho efecto, altas, muy táctico, bajando la velocidad para no entrar al juego de su rival. Su interpretación del encuentro fue perfecta, aunque al principio todo se movió en la igualdad. A Sinner le ayudaba mucho su saque, mejor que el del murciano, y sólo afrontó una pelota de rotura en el primer parcial.
Las dos que tuvo que defender Carlos comentadas al principio, en un momento en el que el italiano trató de apretar más y el murciano supo contenerlo, dieron paso al desempate que decidió el parcial y, prácticamente, el partido. Lo arrancó perfecto el pupilo de Juan Carlos Ferrero con buenos primeros saques, intentó responder Sinner, que era más poderoso cuando el punto se ponía de revés a revés, pero Alcaraz sacó la magia con un globo y un último punto que terminó con una volea. Fue la primera que hizo en el partido. Es un sitio que el español domina y le encanta, pero contra el número uno tiene que seleccionar el momento. Lo mismo con las dejadas, se vieron un par perfectas, pero no abusó de ellas.
Las circunstancias hicieron que ganar ese primer set fuera parecido a ganar el encuentro. Sinner llegaba con algunos problemas en la pierna derecha, algo lógico después de más de tres meses sin competir por la sanción que cumplió, y en la previa ya había dicho que pasara lo que pasara el torneo ya era bueno para él. La montaña era demasiado alta como para pelearla cuando cedió ese set. Alcaraz ya pudo ser más él mismo y se lució. Comenzó el parcial con un 0-30, y salvó el murciano ese juego con un golpe que no existe, un ángulo que mandó al pelirrojo de San Cándido a la valla. Tuvo que poner la mano para no chocar con ella. La fantasía llegó a la central del Foro Itálico, y ya no se fue.
Alcaraz cierra con las mejores sensaciones los torneos previos a Roland Garros, el gran objetivo. Ganó en Montecarlo, fue finalista en Barcelona y el contratiempo de tener que perderse Madrid por problemas físicos ha quedado más que olvidado en Roma. En París saldrá como favorito y como defensor del título, pero seguro que allí la versión de Sinner será todavía más resistente que la de hoy. Ya le avisó en la entrega de trofeos, entre risas: "Seguro que en París te gano".