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Alcaraz cabalga sobre el viento para derrotar a Draper, meterse en semifinales de Roma y recuperar el dos del mundo

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Carlos Alcaraz está tomando lecciones de meteorología mientras juega al tenis en el Masters 1.000 de Roma, un torneo casi desconocido para él, pues sólo había participado una vez. En su segunda presencia ya está en semifinales después de superar al exigente Jack Draper (6-4, 6-4), uno de los jugadores del momento, en un partido en el que había más obstáculos que sortear aparte de un gran rival.

Si el domingo Carlos descubrió que el frío y la noche de la capital italiana hacen que su pelota tenga menos efecto y el martes tuvo que adaptarse a madrugar y jugar en el primer turno, con sol primero y sombra después; esta vez le tocó luchar contra los elementos. “Hay que adaptarse lo más rápido al viento”, le dijo Juan Carlos Ferrero en los primeros juegos. La pista central estaba bien regada, la tierra apelmazada, pero eso no impedía que de vez en cuando se levantara un pequeño remolino.

El viento es un mal enemigo en un deporte en el que la cabeza es determinante. Puede acabar con la paciencia de cualquiera ver cómo se fallan pelotas que otras veces irían dentro, o que hay que intentar tomar menos riesgos. En el caso del aire es más evidente, pero el frío, el sol para que la pelota bote más... Son detalles que en el partido con los colegas como excusa para tomar unas cervezas tienen una importancia mínima, pero en el máximo nivel hacen que todo cambie.

 

Alcaraz y Draper empezaron el choque con precauciones y el primer contratiempo que sufrió Carlos al encajar un break, además con una doble falta, fue el detonante de un huracán, pero esta vez generado con su raqueta. Contra el rival más exigente de la semana, estuvo más tiempo concentrado el español, que en ocasiones tiende a despistarse o confiarse, fruto quizá del talento que posee.

Sólido desde el fondo, conquistando la red con éxito, moviéndose como los ángeles, haciendo dejadas, el murciano no dio un respiro a Draper, que es temible con los cambios de direcciones, cuando mete paralelos. Si se le deja jugar cómodo, te destroza, pero si se le tiene en movimiento ya le cuesta más, como a todos en realidad, poder desplegar su juego.

 

Alcaraz sumó cinco juegos de forma consecutiva, lo que le sirvió para ganar el primer set y empezar el segundo con una rotura (pasó del 2-4 al 6-4 y 1-0), pero la ventaja fue efímera en este parcial porque Draper no había dicho su última palabra. En los altavoces sonaba parte de la banda sonora de “El bueno, el feo y el malo” cuando el duelo de pistoleros, con raqueta en lugar de revólver, llegó a su momento más tenso, porque los nervios también aparecieron.

El español empezó a reprocharse cosas, a quejarse, a mirar más al banquillo. “Una sola idea”, gritaba después de haber golpeado una bola con el marco de la raqueta, dejando ver que por su cabeza habían pasado mil opciones de resto. Después, se jugó una dejada en una bola corta que le pedía dar una derecha y lanzarse de nuevo a la red... Y la falló por mucho. “Ánimo”, le decía Ferrero, que sabe el tipo de tenista que tiene entre manos, seguramente el mejor cuando puede desplegar su tenis, pero también en ocasiones con apagones. Esta vez la oscuridad no llegó del todo.

A falta de la magia, la versión resistente del murciano, esa tan necesaria porque no todo el rato se puede jugar bien, apareció en el Foro Itálico. El momento culminante fue con 3-4 y saque. Carlos necesitó diez minutos para sacar adelante su juego de servicio, salvando además una pelota de break con un "ace". Alcaraz daba un paso adelante y otro atrás, un golpazo y una fuera... Pero resistió. Mostró los dientes con rabia y enseñó el puño tras superar ese momento. La oportunidad perdida le pesó a Draper, que cedió su servicio en blanco después y se despidió del partido.

 

El triunfo tiene una doble importancia para Alcaraz, pues además de meterse en las semifinales de Roma, en las que se enfrentará, el viernes, al ganador del Zverev - Musetti, que se disputa esta noche (20:30), recupera el número dos del mundo. Es un dato interesante con vistas a lo que viene por delante. La próxima cita es Roland Garros, y allí el uno y el dos van por caminos distintos, por tanto el gran duelo entre Carlos y Jannik Sinner, que en 2024 se dio en semifinales, sólo podría ser esta vez en la final.

Por otro lado, Jaume Munar no pudo con Casper Ruud en el duelo aplazado del martes por la lluvia. El noruego, campeón del Mutua Madrid Open, venció por 6-3 y 6-4 y ahora desafía a Sinner en cuartos.

Así hemos vivido el Carlos Alcaraz - Draper: cuartos de final del Masters 1.000 Roma 2025

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