Davidovich arrasa a Popyrin y ya está en semifinales de Montecarlo

Alejandro Davidovich se afianza en la tierra de Montecarlo con paso firme y arrasador. Ya en semifinales, el malagueño quiere, al menos, repetir su mejor actuación en este torneo, cuando fue finalista en 2022. Se le da bien a Davidovich esta tierra, brillante y elitista, en la que se desliza con ligereza en este 2025. Después de un primer tercio del año con dos finales consecutivas (Delray Beach, cayó ante Kecmanovic; y Acapulco, perdió con Machac), recupera esa vertiente atrevida, agresiva y confiada que lo llevó en volandas hasta el último día de torneo en 2022, donde solo Stefanos Tsitsipas pudo superarlo. Lleva un torneo fantástico, arrollador, con víctimas de renombre en su raquetero desde el mismo comienzo. Debutó contra Ben Shelton, pura potencia al que domó porque la tierra no atiende a cañonazos al saque ni a latigazos desde el fondo, sino que necesita alturas, efectos, diabluras, y ahí Davidovich se mueve de maravilla (6-7 (2), 6-2 y 6-1); también fue superior a otro al que se le da bien esta superficie, el argentino Etcheverry (7-6 (2) y 6-3), y todavía subió varios puntos el nivel para deshacerse del actual campeón de Indian Wells, Jack Draper (6-3, 6-7 (6) y 6-4). Mucho más ligero ha ido contra el australiano Popyrin, al que ha maniatado en apenas 69 minutos por 6-3 y 6-2. Calmado después del brote de rabia que protagonizó en su encuentro ante Draper, enfadado en todo el choque, con él, con su banquillo, incluso a pesar de ir ganando, y que finalizó entre lágrimas. No fue ese Davidovich el que salió a la pista este viernes ante Popyrin, sino uno más mesurado, alegre, animado y templado. Impulsado por esa nueva cara y los errores del rival, no pasó apenas apuros para superar la resistencia del australiano. E impulsarse con ánimos renovados e ilusión hasta esa segunda semifinal de un Masters 1.000 de su carrera, donde en 2022 logró la primera, donde llegó hasta la final, donde espera rival que saldrá del choque entre Arthur Fils y Carlos Alcaraz.