Madison Keys, la larga espera de una niña prodigio del tenis
Considerada una niña prodigio del tenis en su día, la estadounidense Madison Keys ha tenido que esperar a tener casi 30 años para ganar su primer título del Grand Slam, después de 16 años en el circuito profesional.
La tenista de Illinois, campeona este sábado en el Abierto de Australia tras derribar a la número 1 Aryna Sabalenka, tenía 14 años, un mes y 17 días cuando disputó, en abril de 2009, su primer partido en el circuito WTA.
Nadie debutaba tan pronto en la élite femenina del tenis desde la suiza Martina Hingis en 1994.
Su precocidad hacía presagiar una carrera llena de éxitos y los elogios se sucedían, pero lo cierto es que la espera ha sido larga para ella: con 29 años y 11 meses, la 14ª jugadora mundial se convirtió en la cuarta jugadora de más edad en conquistar su primer título del Grand Slam.
"Cuando comencé tan joven como yo lo hice, no podía imaginar que iba a seguir aquí 16 años más tarde", admitió el miércoles, después de su victoria sobre la ucraniana Elina Svitolina en los cuartos de final de Melbourne.
- Mejor momento de su carrera -
"Es genial poder jugar todavía tu mejor tenis cuando te acercas a la treintena e incluso más allá", saboreó.
Está en su mejor momento, como atestigua que el lunes pasará a ocupar el séptimo puesto en el ranking mundial, la posición más alta de su carrera.
Su longevidad en el circuito le ha valido el apodo afectuoso de "mamá", que le puso su compatriota Frances Tiafoe (16º del mundo), que tiene dos años menos.
Conquistando el 'Happy Slam' (sobrenombre del Abierto de Australia), Keys suma un décimo título, casi siete años y medio después de haber perdido en la otra final de un grande que había disputado, la del Abierto de Estados Unidos de 2017, en la que fue barrida de la pista (6-3, 6-0) por su compatriota Sloane Stephens.
- Sacrificio desde niña -
La vocación tenística de Keys nació delante del televisor, viendo a Venus Williams jugar vestida de blanco en el césped de Wimbledon.
La pequeña Madison, que debe su nombre a la sirena de la película 'Splash' de Ron Howard, éxito en los años 1980 con Tom Hanks y Daryl Hannah, salió de niña del hogar familiar para ingresar en la academia de la mítica Chris Evert en Florida.
"Mis padres me hicieron dejar las Quad Cities (creció en Rock Island, en Illinois) cuando tenía 10 años porque había dicho que quería ser tenista profesional", explicó Keys.
"Sabían que no lo iba a poder conseguir allí. Afortunadamente, funcionó", sonrió.
En julio de 2009, con 14 años y todavía estudiante de secundaria con aparato dental, pudo incluso enfrentarse en un torneo de exhibición a Serena Williams, entonces una superestrella, ganadora de tres títulos del Grand Slam ese año.
Cinco años más tarde, en 2014, ganó con 19 años su primer torneo WTA, en la hierba de Eastbourne.
Pero hasta esta quincena australiana, el sueño de ganar un Grand Slam se le resistía. Además de la final neoyorquina perdida en 2017, había disputado cinco semifinales en estos torneos de máxima categoría.
- Exceso de presión -
"Es una súper jugadora. Ganará este torneo muy pronto y muchos otros del Grand Slam", le alababa Serena Williams en 2015, después de haberle derrotado en semifinales del Abierto de Australia.
"Es una de esas tres o cuatro chicas capaces de ganar torneos del Grand Slam en los próximos años y, por qué no, convertirse en la número 1", apuntó el entrenador francés Patrick Mouratouglou, preparador entonces de Serena Williams.
Pero la carrera de Keys no fue tan exitosa y ella misma admitió haberse sentido en ocasiones "paralizada", quizás por un exceso de presión.
"Por lo que conseguía en sus inicios (...) era un prodigio puro, era algo reservado a pocas personas", estimó su entrenador y marido, Bjorn Fratangelo.
"Lo que vivió, (...) con expectativas de títulos del Grand Slam con 21 o 22 años (...), es algo que no puedo ni imaginar, lo que eso puede representar como presión", apuntó esta antigua promesa del tenis estadounidense, retirado en 2023.
La espera ha sido larga, pero este 2025 comienza para ella de la mejor manera. Una segunda juventud o un éxito aislado, solo el tiempo lo dirá.
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