Djokovic es indestructible y frena a Alcaraz en el Open de Australia
La aventura de Alcaraz en el Open de Australia volvió a tener como límite los cuartos de final. Hace un año fue Zverev y ahora el responsable ha sido Novak Djokovic. La leyenda persigue su undécimo título en Melbourne, el vigésimo quinto Grand Slam, su título número 100 y el español era el antepenúltimo obstáculo. Nole se impuso por 4-6, 6-4, 6-3 y 6-4 en tres horas y 38 minutos. En semifinales le espera precisamente el alemán. No se habían visto nunca en pista rápida en un Grand Slam y el balcánico provocó que el mejor Alcaraz no apareciera en la Rod Laver. Dio la sensación de que Carlitos no terminó de creérselo y que Djokovic, por el contrario, se fue asentando a medida que avanzaba el partido hasta convertirse en una pared que devolvió todo y al que el servicio rescató en las situaciones más exigentes.
El "win predictor", el mismo aparato que predijo que Nadal no iba a poder con Medvedev en 2023 con todo en contra, apostaba por Djokovic, 56-44. Y no es que el serbio comenzara el partido como un tiro. Si sumó un break en el primer turno de saque de Alcaraz fue más porque el español no tenía ajustada la mirilla con la derecha. Fue un simple despiste porque el primer intercambio salvaje (26 golpes) fue la señal de que Carlitos había llegado. Entre las claves había dos elementos fundamentales, uno en cada raqueta. Si la derecha de Alcaraz corría como es habitual, el serbio iba a sufrir. Para el balcánico, un servicio fiable resultaba indispensable si buscaba que al español le asaltara alguna duda. Carlitos también tenía clarísimo que cuanto más moviera al serbio, más razones para el optimismo. Los 37 años, camino de los 38, y las tres horas en pista más que Alcaraz se tenían que notar en algún momento. Y a todo eso hay que sumarle la actitud. Si con cuatro iguales y 30 iguales, el rival mira a la grada y se ríe... pues eso hizo Alcaraz segundos antes de sumar su segundo break. Nole, que ya había dado algunos pasos extraños como si tuviera alguna molestia muscular, pidió un tiempo médico. ¿Molestia real, movimiento táctico? El caso es que el de El Palmar se apuntó el primer set con un juego blanco y un saque directo.
Djokovic había regresado con un aparatoso vendaje en el muslo izquierdo. El caso es que volvió a la acción metiéndose en el partido a dentelladas. Sumó un juego en blanco, Carlitos flojeó con el saque y el serbio demostró que no quería saber nada de contemporizar, logró un break y se adelantó con 0-3. Al actual Alcaraz hacen falta más que un par de empujones para descentrarle. De eso era más consciente que nadie Djokovic y por eso se fue abiertamente al ataque. El de Belgrado se fue en busca de los golpes ganadores que no había logrado encontrar en el primer parcial. Pero su tenis no tuvo la profundidad suficiente para desequilibrar a Carlitos que sumó tres juegos seguidos. La situación del primer set volvía a repetirse y así alcanzaron también el noveno juego, con cuatro iguales. Djokovic esta vez no dudó. Sin brillantez, pero con una fiabilidad a prueba de bomba se apuntó su servicio y sumó un break con un juego en blanco. La película volvía a empezar.
Alcaraz estaba obligado a recuperar el ritmo para que la confianza del serbio no aumentara. Al menos fue capaz de abortar la bola de break que tuvo Nole en el segundo juego. Lo bueno para Carlitos es que el partido estaba equilibrado y daba la sensación de que el de Belgrado iba al límite, pero... Djokovic rebajó el cupo de errores y sumó una ruptura en el sexto juego, aunque no fue capaz de defenderla con su siguiente servicio. El partido enloqueció definitivamente porque Djokovic ya empezó a restarlo todo, acumuló otra ruptura y se ganó la oportunidad de cerrar el set con su servicio. Esta oportunidad no la dejó escapar. Y lo hizo con un punto imposible para tener casi 38 años. Llegó a una dejada venenosa de Alcaraz, respondió a un globo del español con otro profundo y cruzó un passing letal sobre la subida de Carlitos. Era el Djokovic de siempre.
El de El Palmar se llevó la mano al muslo derecho en el parón entre sets. Fue más una réplica a los gestos de Djokovic que molestias reales. El problema no estaba ahí. Estaba en que Djokovic, poco a poco, se había metido en la cabeza de Carlitos. El jugador que apenas comete errores, el que lo devuelve todo, agradeció un error con la derecha de Alcaraz para empezar el cuarto parcial con un break. En el segundo saque de Alcaraz había un agujero negro. Nole confirmó la rotura con su servicio y puso al español al borde del abismo. Carlitos no se rindió. Dispuso de una bola de break en el cuarto juego, pero al de Belgrado no había forma de encontrarle las grietas. Y en su siguiente servicio, que se prolongó durante 10 minutos, agonizó, pero logró conservarlo. El drama ya no abandonó la central. Alcaraz sobrevivió a un intercambio de 33 golpes para seguir en el partido, pero necesitaba más. Necesitaba un break para seguir vivo. Y estuvo cerca. Tuvo un 15-40 en el octavo juego, pero... el saque. La clave del partido le rescató a tiempo. En la primera oportunidad que tuvo para cerrar el pase a "semis" con su servicio lo resolvió. El primer título de Alcaraz en Melbourne llegará, pero tendrá que esperar.