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Un errático Alcaraz cae ante un férreo Zverev en cuartos de final

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PESTAÑA zverev-alcaraz-cuartos-australia24 Crónica 4 Carlos Alcaraz no tuvo su mejor día. Y aunque intentó que saliera el sol tras dos sets de oscuridad, una versión imperturbable de Alexander Zverev lo deja apeado en cuartos de final del Abierto de Australia. Abierto de Australia Cuartos de final Alexander Zverev 6 6 6 6 Carlos Alcaraz 1 3 7 4 Pasaba el partido por desgastar a Zverev, que llevaba cinco horas más en pista que el español. Y con partidos a cinco sets que culminaban a su favor con la tensión de los tie breaks, que también desgasta mente y cuerpo (4-6, 6-3, 7-6 (3) y 6-3 ante Koepfer; 7-5, 3-6, 4-6, 7-6 (5) y 7-6 (10-7) contra Klein; 6-2, 7-6 (4) y 6-2 ante Michelsen, y 7-5, 3-6, 6-3, 4-6 y 7-6 (10-3) contra Norrie). Y pasaba por esperar la oportunidad al resto mientras se asegurara el servicio propio. Pero comienza torcido Alcaraz, doble falta para empezar y primer turno de saque cedido en blanco ante el alemán, 196 centímetros de catapulta para que las velocidades con el primer saque desbaraten cualquier opción de revertir esa rotura. Alcaraz no parece Alcaraz. Al menos el que compareció en la ronda anterior, pletórico y deslumbrante, con todo listo para batallas de mayor calado. Pero no es este que se presenta en la Rod Laver, encogido y demasiado serio, que no encuentra ni la derecha ni el revés ni las piernas lo sostienen en puntos largos. Marea el alemán de lado a lado, con calma, derechas y reveses esquinados que a Alcaraz se le hacen un mundo, como si hubiera sido el español el que acumulara más minutos en pista que el rival. Para asombro del personal, es un 6-1 para Zverev en apenas 29 minutos, y sin la sensación de que haya tenido que esforzarse demasiado. Trata de activarse el español con algunos puntos esporádicos y hacer una limpia completa de la mente para iniciar el segundo set. Y aunque sigue sin poder arañar apenas puntos al resto, afirma con la raqueta y suelta un «vamos» tras otro cuando empieza a recuperar el primer servicio, el ánimo y los puntos que lo han hecho quien es. Por fin un juego en blanco a favor en el quinto juego con el que trata de impulsarse. Pero nunca llega el despegue definitivo, ni cuando logra dos bolas de rotura en el siguiente turno. Que no es una victoria, fueron perfectamente defendidas por el alemán, pero sí pareció una grieta en su inmaculado historial. Sin embargo, no era este el Alcaraz de otras tardes, ni mucho menos. Incapaz de recuperar el tono ni esa dinámica ganadora, enredado en mil y un fallos propios y sin ideas claras. Al otro lado de la red había un Zverev en estado de gracia, calmado y certero, sin errores de bulto ni dudas, metiendo presión en cada golpeo, impecable con el revés, sobre todo cruzado, con lo que aturulla de nuevo al español en el octavo juego. Ya sin concederse ni un solo susto más con su servicio en lo que queda de set y haciendo más grande la herida del español porque lo atrapa al resto. Aquella grieta del 15-30 se vuelve a reproducir al inicio del tercer set. Un alivio esporádico y que apenas dura un suspiro, por el buen hacer del alemán, al que intenta aferrarse el español. Pero el saque sigue desaparecido, los errores se acumulan de derecha y de revés (45 al final), incluso sin tener la presión del rival demasiado cerca, y Zverev no se mueve ni un milímetro del plan que ha funcionado a la perfección hasta el momento. Rotura en el tercer juego a favor del de Hamburgo, que es casi una sentencia. Casi porque Alcaraz se aferra al espíritu español de dejarse la piel antes de claudicar y logra lo que no había conseguido en casi dos horas anteriores: rotura del servicio del alemán cuando este sacaba para ganar el partido. Es una doble falta, un resto muy bueno de Alcaraz, un error en una volea y la sonrisa del español. El resurgir se queda corto Que sabe que lo está pasando mal y que queda una montaña por subir, pero es por fin un agujero en el rival, que agranda en el tie break, más activo y alegre el murciano, para empezar a despegar del todo. Gana el tercer set a lo grande, con passings y buena cara; y la sensación es que ha recuperado el brío y, sobre todo, la derecha para continuar con esa remontada que espera su palco y anima la grada. Sigue habiendo desconexiones, sigue con dificultades para leer los golpes del alemán, y hasta cede el primer juego al principio del cuarto set. Pero ha encontrado la fórmula para resquebrajar el servicio ajeno y lo recupera con prontitud, derecha, convicción y mucha más energía de la que había presentado hasta el momento. Así se debate el set, un más enérgico Alcaraz que empieza a ver algunos agujeros en la férrea coraza física y mental del alemán. Pocos, porque anda crecido y no se permite más errores en sus turnos de saque. A Alcaraz le queda corta la energía en el noveno juego, otra vez errores propios que le ofrecen a Zverev una oportunidad de cerrar el partido con su servicio. Y no tiembla esta vez el alemán, una versión impertérrita a pesar de tener que seguir trabajando cuando había un 6-1, 6-3 y 5-2 a su favor. Pero está en semifinales, y se medirá contra Daniil Medvedev. Es una de esas rivalidades que se esperan antes de los torneos, pues han sido siete choques antes de este en el que se han encontrado las cosquillas y la revancha en cada cita. Domina el alemán por 5-3. Fueron para él los dos primeros encuentros, en 2021: 6-3 y 6-1 en Acapulco, 6-3 y 6-3 en Vienna. En 2022 primero golpeó con dureza Alcaraz, 6-3 y 6-1 en la final del Mutua Madrid Open, pero recuperó el mando el alemán en los cuartos de Roland Garros apenas un mes más tarde (6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (7)). Ya en 2023, Alcaraz encontró la revancha en los cuartos del US Open (6-3, 6-2 y 6-4), y Zverev se llevó el encuentro de la fase previa de la Copa de Maestros (6-7 (3), 6-3 y 6-4)). En el octavo, lección de calma, mesura y un guion claro con el que apea a Alcaraz del Abierto de Australia en cuartos. «Estoy feliz y orgulloso por el partido, prefiero esto que verlo por la televisión, aunque ahora tenga los pies un poco doloridos porque se me ha acumulado sangre en las uñas. La lesión de 2022 fue el momento más duro de mi carrera. Medvedev me ha ganado mucho el año pasado, a lo mejor es aquí donde yo le doy la vuelta a esa rivalidad. Me gusta mucho jugar en Australia. Dicen que Nueva York es la pista más eléctrica, pero el mejor público es el australiano. Creo que es la más respetuosa y la que más conoce el tenis, la que más sabe cuándo hacer ruido y cuándo callar», comentó el alemán a pie de pista.

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