Un taekwondo a los Street Fighter

Si hay patada al torso, un punto. Patada con giro, tres puntos. Patada a la cabeza, tres puntos. Patada a la cabeza con giro, cuatro puntos. Sobre el papel, las reglas del taekwondo parecen claras. Pero en la vida real, los movimientos son tan rápidos, técnicos y precisos, que las cuentas a veces se nublan, sobre todo a los no iniciados, que no consiguen interpretar que lo que ven se refleje en el resultado final. En Corea del Sur existe una liga profesional en la que se permiten acciones más espectaculares y que incluyen, además, un resultado visual interactivo como en los videojuegos. En esta competición, que cuenta con el apoyo de grandes empresas como Samsung, con equipo propio, se refleja en las pantallas gigantes una «barra de energía», que disminuye en función de la potencia de los golpes del rival. Una forma de promocionar este deporte que a Jesús Tortosa, 22 años, bronce mundial en 2017, no le desagrada. «Está bien de cara a los aficionados, porque pueden ver que hay unas acciones superbonitas que te pueden enganchar». Pero matiza: «Es una modalidad nueva, diferente, no es el taekwondo olímpico, no son las mismas reglas ni se valora igual. En los Juegos el objetivo es ser lo más efectivo posible y ganar el combate. No hay movimientos tan espectaculares». También llama la atención a Joel González, oro en Londres 2012, que cree que podría funcionar. «He visto algunos combates y no he acabado de entender si gana el mejor o el más espectacular. Quizá se pierde la elegancia, pero si se explican bien los puntos y las acciones; si se hace bien y ves que gana el mejor, no lo veo nada mal». A Eva Calvo, 28 años, plata olímpica en Río 2016, la idea no le convence, pues se aparta de la finalidad y la esencia de su deporte: «Creo que desvirtúa el taekwondo. No solo por el arte marcial, sino porque se trata de un deporte olímpico. Eso de tener vida… es un videojuego. Además, si lo piensas bien, es lo mismo: un combate en el que restas vida al otro competidor, y lo nuestro es un combate que ganas puntos al otro competidor. Me refiero a que si las reglas son las mismas, van a ser igual de incomprensibles para el público. Lo puedo ver bien como algo aparte, divertido, gracioso, para niños. Pero no para meterlo en el taekwondo, no, no, por favor». Tortosa también lo separaría de su modalidad, en la que ya está clasificado para los Juegos de Tokio 2020: «Lo haría como una categoría diferente. Que existiera un taekwondo olímpico y otra modalidad que fuera profesional más de exhibición. Que no fuera tanto el arte marcial sino que se buscara más la espectacularidad y ser más entretenido». Porque admiten la dificultad de que los no aficionados a esta modalidad deportiva queden prendados al ver un combate en el que es complicado interpretar los golpes y relacionarlos con el resultado. Para Londres 2012 se trató de incentivar el interés y la comprensión con la incorporación de unos chalecos electrónicos que miden la «calidad» de la patada al enviar a un ordenador los datos que surgen de los sensores del empeine y la planta del pie cuando impactan con la fuerza suficiente. Una medida con la que tampoco todo el mundo estaba de acuerdo en un primer momento, pues eliminaba el factor subjetivo de las decisiones arbitrales, pero que continúa en vigor. Para 2016, incluso, se incorporaron los cascos electrónicos. «Pero son como parches. Creo que el deporte tiene que evolucionar, intentar aumentar la visibilidad con un análisis más profundo. Pero no se toman riesgos, hay miedo de innovar. De un torneo para otro se incorporan pequeñas cosas, y a veces es una locura estar pendiente de cada una de las nuevas normas. No hay un estudio pausado y completo, en el que se incorporen los avances de una sola vez y no a trocitos, y que puede hacer avanzar el taekwondo», analiza González. «Sí, hacer más comprensible el taekwondo sería mejor para que la gente que no entiende lo pudiera seguir. Pero yo no sabría cómo hacerlo. Las reglas son así: al peto puntúa de una forma, con giro otra, arriba otra y luego tenemos las sanciones», continúa Calvo. Y subraya: «En otras modalidades deportivas la gente se acaba aprendiendo las normas. El problema es que no generamos mucho interés para que se las puedan aprender. Solo aparecemos durante los Juegos o a veces en el Mundial. La clave no está en las reglas, sino en lo que la gente sabe o conoce». «En Italia unos taekwondistas pasaron rondas en el programa ‘Got Talent'. Todo lo que haga ver a los espectadores que es un deporte muy bonito, con el que te enganchas y que tiene unas acciones superespectaculares bienvenido sea», afirma Tortosa. «Si la gente lo ve, lo consume y se expande, ganamos todos», zanja González.