Acostumbrada la Liga como está a partidos con pocos goles, insulsos y aburridos, tardes como la del Sánchez-Pizjuán se reciben como agua de mayo. Sevilla y Valencia se enfrentaban por la tercera plaza de la clasificación en el que prometía ser el encuentro de la jornada, y la verdad sea dicha, el espectáculo sobre el césped no defraudó, al menos hasta el descanso. En primer plano, la lucha por los tres puntos; de fondo, el pique personal que mantienen Lopetegui y Bordalás, con una ristra de reproches entre ambos que, eso sí, mantienen al vasco como triunfador con pleno de victorias. Ayer sumo una más. La tensión, apaciguada con ruedas de prensa con olor a tregua, se trasladó al césped, con unos jugadores a los que se les podrá reprochar algo, pero no falta de tensión.
Nada más echar a rodar el balón, fue precisamente el exceso de adrenalina el culpable de que se abriera el marcador. Wass quiso arrancar un ataque sacando una falta cruzada, con la imprecisión de que la pelota fue interceptada por Montiel, que rápidamente cedió a Lamela. El ex del Tottenham filtró de manera inteligente al Papu Gómez, que desenfundó la pistola y adelantó al Sevilla en el minuto 2. Dio la sensación de que Mamardashvili, que tan buenas sensaciones venía dejando, se venció demasiado rápido.
El gol no amedrentó a los de Bordalás, que demostraron ser un grupo muy distinto al de años anteriores. Presión alta, casi asfixiante, que el Sevilla trataba de solucionar saliendo con sus laterales. Fue desde el carril diestro desde donde Montiel, con más fe que otra cosa, buscó centrar al corazón del área. Su golpeo impactó en Lato y llegó botando a los dominios de Mamardashvili, que quizá engañado por el salto entre Rafa Mir y Paulista, se comió el bote y quedó retratado en el segundo del Sevilla. Error grosero que esta vez, sin duda alguna, hay que anotarle al meta georgiano.
Cinco minutos después, un desbarajuste defensivo y una salida en falso de Mamardashvili facilitaron a Rafa Mir la vaselina con la que estrenó su cuenta goleadora como sevillista. Tres goles tras tres errores condenaban al Valencia, que siguió con su plan inicial, con un Guedes especialmente activo en ataque. A punto estuvieron los visitantes de recortar distancias con una doble ocasión en el 23, pero no fue hasta el 30, con un disparo de Hugo Duro, con ayuda de Diego Carlos, que el gol llegó.
De los vestuarios salió un Valencia con ganas de no irse del partido, pero que se dio de bruces con un Sevilla que apenas concedió ocasiones. En-Nesyri estuvo cerca de hacer el cuarto para los locales, pero Mamardashvili apareció con una parada de reflejos. Respondieron los visitantes con un cabezazo de Diakhaby que se fue rozando el larguero y un disparo de Marcos André, también desviado. Pasaron los minutos y el Valencia, sin perderle la cara al encuentro, terminó resignándose ante un Sevilla que no aflojó y que pudo incluso aumentar su ventaja. Una buena internada por la derecha de Navas acabó con un centro al segundo palo que recogió el Papu Gómez, que forzado en el remate, erró en su disparo. Al final, los tres puntos cayeron de nuevo para Lopetegui, y ya van seis veces en su duelo personal con Bordalás. La tercera plaza tiene nuevo dueño.
