Marc Gasol se apaga en los Lakers

Los Lakers ganaron en la madrugada del miércoles a los Charlotte Hornets por 93-101 y cerraron su gira por la conferencia este con tres victorias y dos derrotas. Los actuales campeones de la NBA ejercen desde hace semanas un complicado ejercicio de supervivencia derivado de la lesión de su bestia bicéfala, esa que forman LeBron James y Anthony Davis. Son quintos del oeste y, como ya predicó en sus redes sociales la semana pasada James, «una tormenta se avecina», pues ambas estrellas podrían reaparecer la próxima semana. Buenas nuevas deterioradas, al menos desde el prisma nacional, por la hasta ahora decepcionante temporada de Marc Gasol con los angelinos. En esos cinco últimos encuentros, el español no jugó en tres de ellos y en otro solo salió a pista 317 segundos. Únicamente contra los Raptors tuvo terreno para su juego con 27 minutos. Además, acumula esta temporada sus peores números en su carrea NBA (5 puntos y 4 rebotes de media). Crudas estadísticas para un jugador que empezó la temporada como titular y que se ha ido diluyendo sin remedio aparente. Para entender la corta vida de Marc en los Lakers hay que ejercitar la retrospección. Si los Lakers son reyes es porque, además de tener a dos de los jugadores más determinantes, en la burbuja de Orlando ejercieron un baloncesto físico, defensivo y de apuntar al complejo rival. Si todo el mundo buscaba el quinteto pequeño y el tiro exterior, ellos encontraban el aro en el cuerpo a cuerpo y con altura. El plan benefició a pívots como Howard o McGee, jugadores de los que los Lakers, una vez campeones, prescindieron para elevar el nivel medio de la plantilla. Así llegaron piezas como Schröder, Harrell y Gasol. El español, entre halagos de sus compañeros, empezó la actual temporada como titular mientras mostraba una gran complicidad, con el pase como nexo, con muchos de ellos. Pero los Lakers, en cierto modo y pese a que han intentado evolucionar, añoran cómo triunfaron en Orlando. Su melancolía se resume perfectamente en el fichaje de Andre Drummond. En la última semana de marzo, el pívot finalizó su vinculación con los Cavaliers y se embarcó en los Lakers. Desde entonces, salvo dos partidos que se ha perdido por lesión, ha sido titular y Gasol traslúcido. El músculo de Drummond Drummond y Gasol son, pese a que comparten posición, dos versiones de la misma realidad. Si el catalán luce por su inteligencia y capacidad predictiva en ambos lados de la pista, el neoyorquino es un jugador atolondrado pero con uno de los físicos más imponentes de la NBA (2.08 metros, 127 kilos). La edad también es un factor más en la ecuación, pues si el primero ya transita por el ocaso de su carrera (36 años), el segundo lo hace por la plenitud (27), pese que hasta la fecha siempre ha dado la sensación de ser talento desaprovechado, ya que ha jugado en equipos de poco caché. A Gasol la noticia de la titularidad inmediata de Drummond no le sentó bien en un principio. Tras varios problemas físicos, pasar el coronavirus y verse relegado al banquillo (su hoja de ruta en los últimos meses), el jugador no atendió a los medios de comunicación tras el partido contra los Bucks el pasado 1 de abril. Tras un poco de poso y tiempo, el catalán fue claro sobre su papel en el organigrama de los Lakers: «Mi rol en el equipo es ayudar, ayudar en todo lo que sea posible. Va a variar partido a partido y ese es mi rol. El de ayudar, aportar y estar listo». Mientras, su entrenador Frank Voguel confesó que la incidencia tanto de Gasol como de Harrell dependerá del rival y que mantendrá a Drummond en el quinteto inicial. Un nuevo papel para todo un campeón de la NBA, Gasol, que salvo sorpresa, tendrá que acostumbrarse a una nueva vida en el parqué.