España confirma su presencia en Tokio con un serio partido ante Argentina

Vuelven a unos Juegos, cita que no se pierden de forma consecutiva desde Londres 2012, lugar y razón de tan buenos momentos. Allí, la selección femenina de balonmano firmó una de las historias más bonitas de la cita olímpica, con un bronce atrapado por garra y corazón a una Corea del Sur que las obligó a dejarse todo en la pista con dos prórrogas de infarto. Y eso que habían sido las surcoreanas las que, en el partido inaugural, enturbiaran la ilusión del grupo, con aquel 31-27 fruto más del miedo escénico de la falta de calidad. Pero la selección dio lo que se necesitaba, todo, en el partido donde se jugaba la gloria. Sí, dos prórrogas, sufrimiento a raudales, pero su nombre tallado para siempre en una medalla olímpica. Por el momento, la única que tiene el balonmano español en la vitrina de las féminas. Porque aquella euforia no se pudo repetir en Río 2016. Aunque se estuvo muy cerca. El conjunto superó con clase la fase de grupos y se plantó en cuartos contra Francia con todo por ganar. Tantas ganas de revalidar aquel momento ilustre en el podio, que hubo una renta en el descanso de hasta siete goles (12-5). Pero Francia, que lo es todo en balonmano, recuperó la desventaja y apuntilló de la manera más cruel a la selección. De nuevo en otra prórroga al límite, Francia empató a falta de pocos segundos y el disparo de Nerea Pena –ausente en Londres por lesión–, que pudo suponer el empate, se chocó con la madera. Con ese balón, las esperanzas de un grupo que terminó entre lágrimas de rabia. Pena, Silvia Navarro o Carmen Martín no olvidarán ese momento. De ahí que hubiera tantísimas ganas de terminar este preolímpico disputado en Llíria con el billete a Tokio en el bolsillo. Plantel para soñar Lo medio lograron en la jornada inaugural del viernes, con un gran partido, peleado y disputado hasta el último segundo, contra Suecia (28-28). Jennifer Gutiérrez sí logró que el balón entrara en la última oportunidad, en el último segundo para firmar el empate que daba cierto respiro para la última jornada del torneo. Ayer, contra Argentina, a priori un rival algo menor sobre el papel, hacía falta un empate para confirmar la presencia en la cita olímpica, pero España no sabe esforzarse a la mitad. Se impulsó sobre Silvia Navarro en portería, se alió de maravilla con las extremos y todas apoyaron en defensa y en ataque. Buen arreón inicial, un pequeño bajón porque las argentinas tienen mucho que decir en el futuro cercano, y últimos quince minutos de ensueño para ilusionar e ilusionarse. Ya están las miras puestas en Tokio. Las veteranas tienen ganas de cambiar aquellas lágrimas de Río por las sonrisas de Londres. La mayoría todavía no sabe a qué saben unos Juegos. Pero ya se han ganado su plaza para descubrirlo.