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Talant Dujshebaev: «Un año a puerta cerrada serán unas pérdidas del 40 %, pero no queremos poner nosotros en peligro a los espectadores»

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Lo ha sido todo para el balonmano español aunque su apellido sea, tantos años después, un jeroglífico para la mayoría. También está marcando épocas ahora en los banquillos y sigue manteniendo ese carácter aguerrido y fuerte que solo suaviza su nieto. Desde su confinamiento en Polonia, donde vive en el mismo edificio que sus hijos Álex y Daniel, también jugadores, Talant Dujshebaev explica su visión del nuevo balonmano que se le presenta ahora al deporte. «Ahora solo hablamos del coronavirus. Es una situación nueva para todos. Hay mucha incertidumbre por si se podrá empezar la liga. Hasta el 31 de diciembre sabemos que tenemos que jugar a puerta cerrada. Aunque ahora estoy un poco más optimista porque he empezado a hacer algunos entrenamientos con los jugadores que se quedaron, aunque en grupos de tres. Ya recupero algo, no todo, de lo que hacía antes y eso me hace estar más sonriente», expuso ante las preguntas de un grupo seleccionado de periodistas especializados en balonmano en una videoconferencia facilitada por la Federación Española de Balonmano. Se le hace raro, como a muchos, eso de no poder jugar con espectadores, como ya tuvieron que hacer el pasado 11 de marzo, en uno de los últimos partidos disputados en la liga polaca. Sobre todo en un deporte en el que el público es una pieza más en la estrategia del juego. «No nos gusta a nadie. Es una sensación completamente diferente. Soy partidario de que empiece la liga por la parte económica, pero es algo que no nos divierte mucho. Además, ir al estadio para los espectadores también es una forma de desahogo, forma parte del juego que te insulten en campo contrario. Será algo extraño. Estamos todos mirando hacia la Bundesliga, nos dará mucha información al resto de deportes porque el fútbol es una guía para todos». No obstante, acepta que el daño al balonmano por jugar a puerta cerrada es mayor que el ocasionado para el fútbol. «Nos va a afectar mucho a todos porque los equipos vivimos de los espectadores y de los carnés. Es el 40 % de los ingresos. ¿Hasta cuándo se jugará a puerta cerrada? Ojalá en ferbrero empecemos la liga y la Champions, y será una pérdida del 20 % del presupuesto. Si jugamos la temporada 20-21 sin público, la rebaja del presupuesto será del 40 %. Todos hemos tenido que bajarnos el salario. Pero quiero ser optimista para el futuro. A lo mejor no necesitaremos a tantos jugadores si no podemos tener competiciones y es bueno para los jóvenes. Ningún club tiene culpa del virus». Pero lo acepta como buen profesional. «El balonmano es un deporte de contacto y los jugadores no tienen tanto miedo a contagiarse ellos como por los espectadores si los hubiera. No queremos nosotros poner en peligro a nadie. Es una sensación de inseguridad con la que tendremos que aprender a vivir. Y es muy difícil predecir cómo se desarrollará todo. Hay jugadores muy fuertes físicamente que a lo mejor no lo son tanto mentalmente, habrá algunos problemas. Porque no podemos jugar 3 contra 3. Esto tiene que ser 7 contra 7». Los primeros días de confinamiento hablaba todos los días con sus jugadores, sobre todo los que estaban solos en sus casa y no habían podido volver a sus países. «Intentaba darles cariño. Yo trato a la persona en primer lugar antes que como jugador». De ahí que también imponga su condición de padre de Álex y Dani, a quienes dirige en el Kielce, antes que la de entrenador cuando llegan ofertas a casa de los Dujshebaev, sobre todo para el mayor, Álex, que encadenaba hasta el parón uno de sus mejores momentos tanto en el club como en la selección española. «Yo soy padre el padre de Álex, aunque soy profesional. Le voy a aconsejar lo mejor para él. Si te llega una oferta de un club grande y con unas condiciones estupendas: vete. Somos jugadores de balonmano. Nadie se retira con lo que gana en balonmano. No somos fútbol». Dujshebaev, que tenía ofertas de otros equipos pero prefirió quedarse con su plan de desarrollo en el Kielce, admite también el cambio de formato de la Champions, que se jugara a finales de año, aunque incide en que no es demasiado justo para los equipos que no van a estar y que tenían posibilidades de estarlo. «Es un cambio de formato elitista, hace la competición más bonita porque son los 16 entrenadores privilegiados. Esperemos que sea el espectáculo adecuado para atraer a la gente a las gradas. Pero no creo que sea un formato de futur porque Alemania y Francia no van en esa línea. Quizá sí peuda coexistir con una Liga Europea. Pero en esta ocasión, que se juega para salvar los muebles económicos, debería considerarse un título no oficial, que tuviera un título honorífico». Mira al pasado y reconoce que su carácter en la pista, un calco al de su madre, le ayudó como jugador, pero también lo perjudicó. «He cometido muchos errores y me daba cuenta a los cinco segundos de que era un error, pero ya no había marcha atras. Dejaba que me provocara y luego me arrepentía enseguida. Ahora creo que he madurado y lo llevo mejor». Ya como entrenador, todavía tiene marcado a fuego la derrota contra el Algeciras en septiembre de 2005: «Esos dos puntos nos impidieron después ganar la liga. Estuve dos meses con dolor de estómago por esa derrota. Pero la recuerdo también con cariño porque es la novatada que todo entrenador tiene que pasar para seguir y ser mejor como entrenador». Mira al futuro y ve a España: «Por supuesto que la echo de menos. Es mi país, es donde soy feliz, es donde quiero vivir. Ahora no se puede porque el único equipo con las mejores circunstancias tiene a Xavi Pascual y esper que esté en el Barcelona 10, 15 o 20 años más». Aunque también sueña con la selección española: «Jordi Ribera está haciendo un grandísimo trabajo con muchísimo éxito. MI sueño siempre ha sido ese y lo seguirá siendo: ser seleccionador de España. Y si coincidiera con mis hijos en ella pues sería un punto ma´ de orgullo, por el sentimiento que todos tenemos con España. Es lo más bonito de la vida deportiva, llevar la bandera de tu país hasta lo más alto».
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