AlfonsoyAmigos en La Bola del Mundo
El Alto de Guarramillas nos sobrevivirá a todos, pero ¿ocurrirá lo mismo con las antenas de la Bola del Mundo?
Hacía tiempo que lo teníamos pendiente en nuestra agenda. Todo era cuestión de encontrar la mejor fecha.
Tal vez AlfonsoyAmigos tenía cierto temor a enfrentarse a este reto en grupo, pero en las últimas fechas no habían sido pocos los que lograron alcanzar el alto con buena nota y las rutas recientes daban muestra de que la forma física de la mayoría animaban a intentarlo.
Pues nada, se lanza la convocatoria para el último domingo de septiembre y esperamos a ver quiénes aparecen.
Algunas bajas anunciadas, otras de última hora por una gripe traicionera y puede que alguna más por mantener todavía la hora de encuentro a las 8,30… pero vamos a hacer recuento de quiénes aparecimos:
Andrés, Ángel, Antonio Matallanas, Chupo, Daniel, Enrique, Ernesto, Fernando, Forlán, Jesús, José “Bombi”, Juan Carlos, Juan Patricio, Luis Ángel, Nacho, Patrick, Santi, Sergio, Toño y Alfonso.
Comentamos lo emotiva que fue ayer sábado la concentración homenaje a Manuel Gea en el municipio de El Espinar y la lucha que mantienen desde hace años sus vecinos para que se regule al menos el paso de camiones por sus calles.
Con algún retraso en la partida iniciamos marcha alejándonos del núcleo urbano de Cercedilla, más allá de su polideportivo, para iniciar ascenso por el Camino del Calvario. ¡Qué nombre más bien puesto!, comentarán algunos al afrontar los primeros duros desniveles.
Nuestro objetivo se ve con claridad a lo lejos, muy a lo lejos, pero parece que el ánimo del grupo es bueno. Desde el principio marca ritmo un Toño que vemos pletórico hace semanas y que, junto con otros compañeros, participará en “La Talajara” el día 1 de Octubre. ¡Mucha suerte a todos ellos!
Pasamos junto al pequeño Embalse de Navalmedio, pero hoy no parece haber mucho interés en hacerse una foto. Seguimos adelante y el grupo se estira en unos senderos que obligan a ello.
Gracias a El Pino Encadenado conseguimos detener la marcha, esperar para reagrupar y hacernos una foto en la que apenas dejamos ver el pino en cuestión… pero ahí estaba, os lo aseguro.
Un repecho más y tomamos el Camino Forestal de la Vaqueriza, que nos engaña en sus primeros cientos de metros permitiendo un pedaleo suave muy llevadero.
Algo más de tres kilómetros en los que la lucha es constante para ir avanzando sin resbalar ni perder el equilibrio. Uno tras otro, siguiendo la huella del que tienes delante, que intenta buscar el mejor trazado.
El ir superando los obstáculos te da ánimos para seguir avanzando, aunque la bicicleta parece querer revelarse en ocasiones y tienes que sujetar el manillar firmeza.
Cuando ya tenemos casi a la vista la Estación de Navacerrada hacemos una parada para reagrupar. Todos hemos sudado bastante por el esfuerzo y te quedas fácilmente frío a la sombra, pero hay compañeros que se retrasan demasiado. Hay que estar seguros de que llegan bien.
Por evitar en lo posible circular por carretera, seguimos a Patrick subiendo unas escaleras y atravesando los raíles del tren frente a la estación y en pocos minutos estamos ya en el Puerto de Navacerrada.
No sé si lo hacemos por reagrupar o por coger fuerzas para lo que tenemos por delante, pero allí estamos todos y quien más quien menos aprovecha para tomarse alguna barrita o gel.
En este punto nos encontramos a nuestro amigo Isidoro, campeonísimo de los trail running, que viene desde San Rafael, Marichiva, Fuenfría, Camino Schmidt y Navacerrada. Todo un monstruo.
¡Dejad sitio, que allá vamos!
Junto al puesto permanente de la Cruz Roja y la estación de telesilla empiezan los 3 kms que nos retan desafiantes. ¡No hay miedo!... o al menos lo disimulamos cuando empezamos a pedalear.
Habrá quien se quede rezagado, pero otros compañeros cogerán ritmo y tirarán hacia arriba, en un desafío a las propias fuerzas.
Cuando hice este ascenso en solitario hace algunas fechas, ya reconocí que varias paradas me permitieron disfrutar de las excelentes vistas, pero hoy parece que la intención general es ver si puedes culminar, al menos sin poner pie en tierra o exigiéndote hasta el límite de tus posibilidades.
Unos me pasan y otros prefieren bajar pulsaciones, pero casi todo el recorrido lo hago acompañado de Fernando y Sergio procurando no perdernos rueda.
Después del esfuerzo en alguna curva dura, me acuerdo de los consejos recibidos de Luis Ángel en otra ocasión y animo a bajar un poco el ritmo para recuperar pulsaciones antes del siguiente esfuerzo y así vamos subiendo.
Cuando ya casi estamos en la última recta vemos a Juan Carlos parado en la cuneta, ha roto la cadena y le faltan eslabones de ajuste rápido. Fernando se detiene para darle apoyo.
Sergio y yo llegamos finalmente recibiendo el ánimo de los que allí esperan ¿tantos nos adelantaron? Pero aún quedan compañeros por llegar y es muy emocionante verles encumbrar realizando el último esfuerzo.
Y cerrando la escalada Antonio y poco más atrás Jesús, que lo están dando todo, sacando fuerza de flaqueza y a los que intentamos dar ánimo con nuestros gritos. Los abrazos son generosos.
Vamos a por esa foto que quedará para la posteridad, la que tanto se ha hecho de rogar y en la que echamos de menos a otros muchos amigos.
Yo no presumo precisamente de memoria, pero es Bombi el que me recuerda que hace 15 años ya alcanzamos los dos juntos esta Bola del Mundo en los albores de nuestra amistad. No sé si podremos volver a subir dentro de otros 15 años, pero que al menos nuestra amistad dure muchos años más. Un besote José.
Es en el descenso cuando realmente percibes los desniveles que has superado, cuando los frenos se ponen a prueba y los discos arden al rojo vivo. Y ahora te alivia ver la cara de sufrimiento de otros ciclistas que aún están prácticamente iniciando el ascenso.
En la penúltima curva en descenso detengo la marcha para coger un sendero a la izquierda, pero Nacho se retrasa y al llegar nos dice que va sin frenos. El equipo técnico se pone en acción, pero la avería nos demora casi media hora. Bombi aprovecha para despedirse de todos e iniciar regreso por su cuenta.
Por sendero inédito llegamos al altiplano frente al Ventisquero de la Estrada, desde donde tenemos unas vistas formidables.
Pero ahora viene el tramo más complicado de la ruta, que solo aprovecharán a tramos los más avezados y atrevidos. El resto lo haremos empujando la bicicleta, eso sí sin desnivel, en un largo paseo entre pedrolos y tuberías que dificultan la marcha. Hoy no tomamos otra "variante criminal" de anterior ocasión.
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