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El Betis Baloncesto gestiona con éxito un demoledor inicio en Cartagena (72-85)

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Volcánico al principio y más calculador después, cuando su rival entró en calor y se recuperó de la lluvia de canastas que soportó a modo de aguacero sin romper a sudar, el Betis Baloncesto conquistó Cartagena con una victoria a oleadas, sustanciada en un atronador inicio con el nombre propio de Jelinek, el recital de Benite en el tercer cuarto y la afinación del equipo desde el triple: 14 aciertos de 24 intentos, un 58% de efectividad. Con ese manantial de puntos desde el arco perimetral no hay triunfo que se le resista a este Betis Baloncesto, que aplicó el rodillo nada más empezar para hacerse con los mandos del partido y luego, sin apenas sustos por más empeño que le puso su rival, gestionó la suculenta ventaja con oficio y maestría, quizá dejándose llevar en algunos minutos y descuidándose en defensa. No hay actuaciones perfectas y el equipo sesteó demasiado en algunas fases. El rebote lo controló (diez rechaces más que su rival sumó), pero a cambio se le fue la mano en el capítulo de pérdidas: 18 en total. Nada que no pudiera tolerar hoy un Betis que sigue ganando y aguanta, por ahora sin inmutarse, la presión que viene ejerciendo a todos los rivales de la zona alta ese Monbús Obradoiro con el que los verdiblancos se verán las caras en San Pablo el Viernes Santo. No tuvo piedad en el arranque el Betis Baloncesto, imperial, un rodillo que trituró a su rival. En menos de tres minutos, los que tardó Jordi Juste en pedir el obligatorio tiempo muerto, los verdiblancos le endilgaron al Cartagena un parcial de 0-14 fabricado sin ningún error en el tiro (5/5) y con pleno en el triple de Jelinek, la novedad en el quinteto inicial introducida por Gonzalo García de Vitoria en lugar de Benite. No se quedó ahí el Betis, porque atrás tenía todos los candados echados mostrándose de lo más hermético. Jugando a placer, DeBisschop se colgaba a dos manos del aro (0-16). Hermanson, a 6.12 del final del primer acto, rompió la sequía del anfitrión, pero Jelinek en seguida se la devolvió con su cuarta diana perimetral (3-19). Renfroe y Álex Suárez también se unían a la fiesta del triple, qué espectáculo, y el Betis elevaba a 20 puntos la distancia de seguridad en apenas cinco minutos de partido. Atrás no se descosía y, en ataque, Jelinek firmaba los mejores momentos como jugador del Betis. Otro dos más uno del checo, devastador, colocaba el 7-28 con 3.40 por disputarse. No se recordaba un comienzo tan espectacular y autoritario del Betis Baloncesto, que tenía prisa y quería acabar por la vía rápida. El Cartagena estaba muy tocado mas no hundido. Reaccionó con un 8-0 (15-28) orlado con un alley oop de Sediq Garuba que instó al tiempo muerto del técnico verdiblanco. No le habían sentado bien las permutas al equipo, hasta entonces pluscuamperfecto, ni tampoco que su rival apretase la defensa sobre el pick&roll central. Jelinek regaló un balón que supuso el 10-0, de inmediato contestado por un triple de Benite, el séptimo de ,los verdiblancos, sobre la bocina. El octavo se lo apuntó Jelinek (17-34) y el único borrón a la cuenta triplista del Betis en el primer cuarto lo echó Cvetkovic con el segundero consumiéndose (19-34). Con mucho camino recorrido pero con tres cuartas partes del partido por delante, se trataba de protegerse en defensa con la misma firmeza y de jugar en ataque con cabeza, buenos pases y mejores opciones de tiro. Con pausa y control. Radoncic ponía el contrapunto en el Betis con tres canastas erradas bajo el aro, dos de ellas por no colgarse. Ni desde el tiro libre atinaba el montenegrino. El grado de excitación y clarividencia del ataque verdiblanco fue bajando a medida que aumentaba la intensidad y agresividad defensiva del Cartagena. No jugó igual con la dirección de Renfroe que con la de Cvetkovic. Más de tres minutos se demoró el Betis, en palmeo de DeBisschop, en anotar su primera canasta del segundo parcial. El estadounidense candaba el rebote defensivo mientras el Cartagena, todo voluntad, se afanaba en bajar de la distancia psicológica de los diez puntos antes del descanso ante un Betis ya mucho menos fluido, incluso errático, con evidentes fisuras. Más atascado porque el partido había cambiado. Realmente, entre el Betis del primer y el segundo cuarto hubo una diferencia abismal. No cuidó el balón (nueve pérdidas) y hasta Jelinek lanzó una 'pedrada', aunque luego se redimió el centroeuropeo con una bandejita (30-43). Desde el 7-28, parcial de 23-15. Vivía de las rentas el Betis, que no había enchufado a sus clásicos artilleros: Jelinek no lo es y entre Benite y Hughes reunían apenas ocho puntos. Dejó al Cartagena con la sensación, más o menos real, de estar metido en el partido tras imponerse en el segundo segmento (15-11). Ahí, en los guarismos ofensivos, se manifestaban los contraluces del Betis sin restarle mérito alguno a su rival, que se apretó las clavijas defensivas y convirtió la autopista del primer acto en un camino de lo más pedregoso para su adversario. Benite clavaba un triple nada más reanudarse el juego (36-48) mientras Renfroe trataba de descifrar la defensa cartagenera desde el bloqueo y continuación. El balón era suyo y cuando eso pasa normalmente le suceden cosas buenas a su equipo. Muy buenas. Porque tiene el baloncesto en la cabeza y domina todos los registros. Benite largaba otro triple de lo más dañino, cayéndose, con una excelente defensa de Blat y la posesión agotándose. Calidad suprema que mina la moral de los rivales (37-52). Definitivamente se había encendido el brasileño, letal desde el perímetro (37-59), paralizando al Cartagena, desnudo y sin antídoto ante el recital del paulista. El serial triplista del Betis era asombroso: 12/18, 66%. Aún no descabalgó su rival, que se reactivó tras el tiempo muerto, subiendo líneas y abriendo la espita de los triples. Al 8-0 (45-59) le puso sordina Benite, claro, desde la línea de personal echando agua al fuego y pronto encimó el Betis la frontera de los 20. La situación estaba del todo controlada a expensas del último cuarto (48-66). La mácula verdiblanca seguía siendo la misma toda la mañana, las pérdidas, que se elevaban ya a quince. Tunde no había jugado un solo minuto (se quedó en blanco) y Dallo, que tiene que mejorar su estado físico, tampoco había aparecido en el tercer cuarto. Jelinek taladró su sexto triple (50-69) con Renfroe, Benite, Hughes, Álex Suárez y DeBisschop, el quinteto titular, en el banquillo. Se quedaron ahí poco tiempo porque el Betis aceptó un ida y vuelta de lo más anárquico que para nada le interesaba. Gonzalo apostó entonces por dos bases a cinco minutos y medio del cierre, precisamente cuando el Cartagena rebajó a diez (61-71). Al rescate, Renfroe, con un dos más uno en pleno sesteo verdiblanco. Quemaba sus naves el Cartagena, virando al triple y arriesgando mucho en defensa con el uso de las manos, siendo agresivo. Ya no tenía nada que perder y apuraba sus opciones de complicarle la vida al Betis, al que el partido se le estaba haciendo demasiado largo. Un tanto pesado. Balastegui acortó aún más, a nueve (67-76), ante una defensa verdiblanca excesivamente permisiva, pero Hughes replicaba y desde el tiro libre dictó al fin sentencia el Betis, que suma la victoria número 23 y llegará al duelo con el Monbús Obradoiro en San Pablo con tres de margen sobre los gallegos a falta de cinco jornadas.

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