Unicaja, gigante, destrona al Madrid en la final de la Copa del Rey
Unicaja ha disputado tres finales esta temporada y ha ganado las tres. La primera y la última, la Supercopa Endesa y la Copa del Rey, han tenido como víctima al Real Madrid. Y a esos dos títulos en el curso 2024/2025 hay que añadir la Copa Intercontinental. Unicaja es el mejor equipo español de la temporada con un bloque en el que aporta hasta el utillero. La defensa del Madrid, tan importante en cuartos y semifinal, fue incapaz de frenar a un rival inspiradísimo. La tercera Copa del Rey de Unicaja (2005, 2023 y 2025) es la confirmación de un proyecto que aspira todavía a más de la mano de un bloque granítico y que juega muy bien al baloncesto.
Hay dos acciones qué revelan muy bien la dimensión de todo lo que había en juego. El Madrid se presentó en la final con un tapón de Musa, su defensor menos intenso y con el que las redes sociales se ensañaron por ese factor hace no mucho. Fue su única acción positiva. La otra fue un robo de Kendrick Perry impidiendo que Tavares recibiera un balón en la zona. El base malagueño de origen estadounidense y pasaporte montenegrino se quedó con el gigante en un cambio defensivo. Con 38 centímetros aguantó las embestidas del pívot y consiguió que no recibiera. Luego levantó el trofeo de MVP.
Unicaja controló la final. Ibon Navarro lanzó su arsenal de pívots contra Tavares para tratar de desgastarle y lo consiguió. Lo desgastó y lo descentró. Dio igual que Sima cometiera dos faltas en menos de un minuto. Le aguantó en pista, pero no por falta de efectivos. Luego fue el turno de Balcerowski y el de Kravish, monumental final la suya. Entre los tres paliaron el impacto del madridista y el estadounidense fue el otro estilete en ataque.
El Madrid no fluyó como en los dos primeros partidos. Cometió siete pérdidas en el primer cuarto, 17 al final, y apeló al triple sin acierto (10/30). Si Unicaja estaba a sólo una posesión de los de Chus Mateo mediada la final era porque los malagueños no lograron sacar partido a la pérdidas y fueron inferiores en el rebote. El Madrid no se ofuscó hasta bien avanzado el partido. Mario Hezonja falló sus primeros cuatro lanzamientos, siguió centrado hasta que acabó desesperándose.
Las virtudes de Unicaja y los defectos del Madrid se agudizaron en la reanudación. La defensa de los blancos no era capaz de alterar el acierto exterior de los malagueños y en el otro lado de la cancha seguían los errores desde el perímetro y las pérdidas. Unicaja se adueñó de la final. La respuesta fue responsabilidad de Campazzo, pero fue el único argumento para un equipo que perdía el rumbo porque Unicaja si tiene algo es mucha gente capaz de aportar. Y el que apareció fue Taylor, el MVP de la final de la Supercopa. Los diez puntos en el tercer cuarto del «Facu» y el triple de Llull sobre la bocina fueron sendos parches para que la final siguiera abierta de forma engañosa.
Porque Unicaja siguió a lo suyo sin alterarse ni un poquito. A Taylor le dio el relevo Perry; al «Facu», las acciones esporádicas de Llull. Un argumento escaso. Los puntos del base malagueño y un triple de Kravish tiraron a la lona al Madrid, 74-60, con 6:30 por jugarse. El Madrid se apostó en la línea de tres y Unicaja aceptó el desafío. Empezaron a atinar los tiradores blancos, pero el intercambio de golpes no servía porque Unicaja descifraba la defensa con mucha facilidad. Entre Perry y Kravish martirizaron al Madrid. Y el reto para los de Chus Mateo se puso imposible (85-70). Faltaba la firma y la puso Kendrick Perry con un triple desde 10 metros a menos de dos minutos para el final. Unicaja es el equipo de la temporada.