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«Seguir en Aguada fue la decisión correcta»

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Agustín Zuvich pasó por los estudios de Puro Básquetbol de Sport 890 tras coronarse campeón con Aguada, donde habló de lo deportivo, lo mental y lo que vivió durante su sanción.

¿Qué se siente ser campeón?: «No es lo mismo ser campeón siendo sub 23 que siendo ficha, porque ya soy más importante en la rotación y con el equipo. Se valora de otra manera y por eso es el más especial»

Jugar en Aguada, una experiencia diferente: «Lo que me pasó con Peñarol y Nacional fue que si bien hay mucha gente, sus hinchas son más hinchas de los colores que del deporte. Si bien por supuesto que hay del deporte, hay muchos que van a alentar porque es Peñarol o porque es Nacional. El de Aguada sabe de básquetbol en general, me pasó que es una sensación diferente. Cortizas me pasó un video en el que yo cortinaba a dos al mismo tiempo y dejaba solo a Rudd para una bandeja, capaz el que no sabe de eso no lo ve»

El conformar un plantel con grandes aspiraciones: «Desde que arreglé seguir con Aguada me di cuenta que había sido la decisión correcta, porque a los días que yo renuevo cierran a Donald. Una cosa es estar en un equipo popular bien armado, pero cuando estás a media tabla al hincha no le sirve. No tengo nada que decir con la gente de Aguada la temporada pasada pero sí vi cosas de cerca con compañeros. En esta que pasó recién, cuando arreglan los compañeros que tuve, uno en el interior sabía que estaba para campeón»

Ganar de visita en el Palacio, un golpe duro: «Ganar el primero en las finales era la vida, significaba sacarle la localía. Imaginate que perdíamos el primer partido, después íbamos a jugar con nuestra gente y que también la presión iba a ser para nosotros. Victor en ese partido -en el segundo-, dijo que no se la dieran más porque estaba fuera del partido. Cuando yo me lastimé el tobillo se sorprendió que ahí se la quisieran pasar, pero es su esencia. Habla bien como plantel y cuerpo técnico de cómo nos relacionamos con él, es una persona ganadora y nos adaptamos a él»

Ser buen equipo no significa eludir tropiezos: «Si bien teníamos equipo para campeón, no significaba que fuéramos a ser campeones invictos. Ahí sale la fortaleza del equipo para salir a flote. Yo miraba a mis compañeros y me sentía tranquilo, no achicamos nunca. Además tampoco quería que cortaran a Cortizas, y hasta él manejó bien la presión. En un equipo para campeón no hay paciencia, y aunque ganamos el clásico sobre el final, se sintió también que casi lo perdimos. Uno quiere siempre la perfección, me hubiera encantado ganar las finales 4-0 sin ir al Antel Arena. Muchos preguntan si no hubiera estado bueno que haya más finales, pero para mí ni loco, eso significaba darle una vida más a Peñarol. Cuanto antes saliéramos campeones mejor. Había muchas chances de ir a siete partidos por la paridad, pero les ganamos en el juego mental y cerrarlos mejor»

El entretiempo luego de su peor primera mitad de la temporada: «Sinceramente me costó, no salí ni a calentar porque me quedé llorando del enojo. No jugaba una final hace cinco años y no la podía disfrutar, se me fue la cabeza totalmente. Yo voy al psicólogo, y me apoyo también en mi pareja, y ahí en el vestuario agarré el teléfono y les escribí. Entre los dos me ayudaron, pero también hubo alguien que me liberó, y fue Rudd, que me dijo “Agus esto es básquetbol, te quedan veinte minutos, disfrutalo”. Me desbloqueó para el resto de la serie. Estuve ocho meses conviviendo con él y recién lo pude entender en esos veinte segundos en privado juntos. Hice el click»

Cómo lidiar con la frustración: «Con el tema de estar frustrado yo sabía que necesitaba escuchar ciertas palabras, me pasa con mi psicólogo mismo que a veces ni voy porque pienso que puedo solo. Estas dos personas me conocen y saben por dónde entrarme, estaba en el mejor lugar para estar en el básquetbol y no lo podía disfrutar, fue necesario hablar con ellos. Dutra me habló mal y cuando yo le respondí preguntando qué pasaba si yo le hablaba igual nos cobró técnico al banco, por suerte porque hubiera sido mi cuarta falta. Pero con él ya vamos a hablar también como profesionales. Valoro lo que hizo Cortizas de dejarme en cancha, me pasó de ver que cuando los demás andaban regular no los sacaran y a mí sí. Pero en esta oportunidad lo valoré mucho»

En qué aspectos de juego considera que ha crecido: «En cuanto a la defensa siempre me sentí bien, pero en ofensiva mejoré la confianza en el Metro con Atenas. En Aguada sabía que iba a ser diferente por el tipo de equipo que se había armado, de hecho me sentí chico alrededor de mis compañeros, me faltaba confianza. Me mostraron videos de que cuando agarraba un rebote en ataque la abría a mis compañeros, nunca intentaba atacar el aro. Me pasó con Giorgetti, que él se cayó y yo ni me di cuenta de que tenía el aro para mi solo, la pasé. Mejoré psicológicamente y en las finales estuve con la confianza alta. Espero seguir así»

La importancia del psicólogo: «Él es siempre el mismo, desde la sanción lo implementé bastante para que me acompañe cada temporada. Cuando hay un roce en el plantel o temas de tiempo de juego él me da una mano. Te hace ver cosas que vos como jugador no ves por entrar en el pozo negativo. Me ayuda en la concentración, por ejemplo para tirar libres, mejoré muchísimo con él. Hasta el triple estuve trabajando con él, por lo que es la confianza. Con el tiempo seguiré mejorando la carta de recursos»

El golpe de la sanción: «Fue cuando tenía 23 años o casi 24. Me sancionaron 30 meses, y luego volví a jugar a Remeros. Los primeros dos meses estuve encerrado y sentí que era el golpe más duro de mi carrera, pero después cambié la cabeza y le saqué jugo a ese tiempo. Terminé el liceo, aprendí a trabajar, valorar otras cosas. Estaba empezando a tomar vuelo mi carrera y la desplomé, pero me sirvió para madurar como persona y jugador. Pablo López me invitó a entrenar en Malvín y me daba vergüenza aparecer en las canchas. Al principio no quería ir, pero después entendí que era una buena oportunidad y me animé»

Haber ido a entrenar durante la sanción: «Estuvo bueno pero también fue feo. Me sentía a la par de todos, que podía jugar, pero eso también era negativo porque me daba cuenta de lo que me perdía. Me pasó también con los sub 23 que decían en verano que querían estar en su casa. Yo les preguntaba si sabían cuánto calor hace adentro de una cocina que es donde yo trabajaba. Disfruten esto, hasta que te caguen a pedos por hacer una cortina mal. Me convencí a mí mismo de que lo que yo había hecho era una cosa, y que todo lo que dijeran por fuera no tenía que ver conmigo. Si había dirigentes involucrados, organizaciones o lo que fuera, eso no lo sé. Yo pensaba “hasta acá la cagué
yo, a partir de otras cosas yo no sé y no me importa”, incluso lo dije en la justicia. Le dije a Corbin Jackson que perdiera un cuarto para hacer unos pesos porque era un niño pelotudo que no ganaba un peso y quería hacer dos mangos. Fui a la justicia, tuvieron mi celular tres meses, mostramos qué fue lo que hicimos y nada más, yo no tengo nada que ver en otras cosas»

Tiempo perdido que se transformó en tiempo aprovechado: «Si bien sentía que iba a ser juzgado por la gente, aprendí que tenía que estudiar, que tenía que aprender a trabajar. Le doy la derecha a mi madre que siempre me decía que estudie. Viví un retiro temprano, y estoy convencido de que cuando me vuelva a retirar va a ser absolutamente diferente a lo que viví. Quiero recibirme y trabajar de lo que me guste a mí. Yo me quedé con un puñado de gente que eran los que realmente me querían, el resto se fue. Pero hoy en día son los que están espalda con espalda conmigo. Mi objetivo fue volver y lo coroné siendo campeón»

Un mensaje para los demás deportistas: «Las apuestas no se las recomiendo a nadie, es plata fácil que no hay que hacer. Ganá jugando a la pelota, no hay que entrar en esas boludeces. Lo malo termina mal y no se pasa bien. Ahora quiero seguir jugando, seguir siendo jugador que apunta a campeón, siendo valorado por el equipo que juegue. Me voy a quedar acá, jugando y estudiando»

El anhelo de jugar para Uruguay: «Desde la Federación habían dicho que yo no podía estar en la Selección por haber nacido en Argentina, pero la realidad es otra, yo puedo jugar. Eso me bajó un poco la ilusión, me pegó un golpe duro no ir ni a entrenar, pero yo quiero estar, puedo jugar sin problema. Voy a hacer lo mejor que pueda en los equipos para ser el mejor jugador posible, esa es mi meta. Si viene un extra es bienvenido, pero mi mente está en los clubes»

Su futuro: «Estamos ansiosos de saber en dónde vamos a jugar, pero sigo esperando por Aguada. No sé nada, hay interés y la semana que viene vamos a escuchar ofertas para decidir»

Jugar con Sims: «Lo que es en partidos es en las prácticas, nunca había jugado con un extranjero de su nivel. Es serio y le encanta la competencia, en los 5×5 durante los entrenos parecían partidos reales. Son detalles que lo hacen ser como es, y a los demás los vuelve más profesionales»

La entrada «Seguir en Aguada fue la decisión correcta» se publicó primero en Basquet Caliente.

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