El curso baloncestístico empieza como terminó el año pasado, con el Real Madrid de Pablo Laso ganando una final ante el Baskonia. En este caso fue en la Supercopa Endesa, y no se resolvió hasta el último momento (80-73).
El primer cuarto dejó todo abierto. Los primeros momentos fueron del Real Madrid. El juego estuvo monopolizado en ataque por Sergio Llull, que anotó once tantos en diez minutos, y en defensa por Tavares. Una vez se marchó el pívot madridista con +7 en el marcador, Diop y Hilliard se «comieron» a Ayón. Baskonia no solo igualó la balanza con la ausencia del pivot caboverdiano, si no que terminó el periodo uno por encima.
Los vascos continuaron con una dinámica positiva en el segundo cuarto. Llegaron a colocar la máxima ventaja hasta el momento con +8 a falta de cuatro minutos. Pero esfuerzos de Rudy Fernández en el rebote y en ataque, y de Ayón protegiendo el aro, dieron un parcial de 10-0. Aún así, los puntos a última hora de Shengelia y Granger dieron de nuevo al Baskonia como ganador del periodo (22-23) para irse al vestuario con un 42-44 a favor.
«Sabíamos que iba a ser duro, como siempre contra el Baskonia», comentó Llull en recuerdo de
la dura serie que vivieron este mismo año en la final de la Liga Endesa. «Movemos bien el balón, estamos bien en ataque, hay que mejorar detalles en defensa», matizó. Es curioso pensar que el Madrid, en sus últimos nueve patidos, ha perdido el primer periodo ocho ocasiones. Y aún así solo fue derrotado en uno de ellos. Los blancos están abonados a las remontadas, y deberían demostrarlo una vez más.
Algunos alley-oops y cambios de dirección en el marcador después, el tercer cuarto fue (por primera vez) para el Real Madrid. Prepelic, uno de los fichajes de este verano de los blancos, dio ventaja a su equipo con un triple desde más allá de la línea de tres, pero Luca Vildoza restauró el liderazgo vasco con una tremenda jugada individual. 19-18 a favor del Madrid en este periodo, pero la diferencia total sería siendo de +1 para el Baskonia a falta de diez minutos.
Campazzo primero, Granger después, Prepelic tras este... El partido había llegado a su punto álgido, y lo hacía con un intercambio constante de canastas. El eslovenocogió galones de nuevo, aprovechó su perfil de tirador y dio una ventaja de cinco puntos a los blancos. Campazzo aumentó la distancia hasta los siete, una sagría que no se veía desde el primer cuarto. Quedaban siete minutos y tocaba administrar la ventaja. Era turno de la defensa. A base de tiros libres y penetraciones, el Baskonia se mantuvo en el partido. Pero Campazzo seguía de dulce. Cinco minutos para el final y +4 para el Madrid.
Poirier, el mejor de los blaugranas, se echó el equipo a la espalda tanto en ataque como en defensa. Pablo Laso colocó de nuevo a Tavares en pista. Y, una vez más, acertó. Un rebote ofensivo de Taylor a falta de dos minutos llenó de urgencia a los jugadores del equipo vasco. El robo más canasta del argentino Campazzo puso un +7 muy difícil de afrontar. Se notó qué equipo había peleado hasta el final el día anterior en su semifinal y cuál había solucionado su partido al descanso. La intensidad defensiva aseguro que la diferencia fuese definitiva. Y el 80-73 se convirtió en el marcador final.
Llull se llevó el título de mejor jugador (MVP) con 15 puntos y tres asistencias, pero el novato Prepelic o la intensidad de Campazzo fueron igual o más importantes a los puntos del balear. El año uno sin Doncic comienza con un trofeo.
