La tormenta Benfica
Sonaba a partido intrascendente. De esos que al espectador medio no le apetece ver. Y, sin embargo, tuvo de todo: un jugador que no se quiere ir del campo aunque lo pida su médico, otro que se engancha con su entrenador porque le cambian y hasta un parón eterno de más de dos horas por culpa de una tormenta eléctrica. Y goles. Porque para tormenta, la que fue el Benfica en la segunda mitad.