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El ritmo de Alcaraz es demasiado hasta para Djokovic, al que derrota en las semifinales del US Open

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El ritmo de Carlos Alcaraz fue demasiado hasta para un tenista como Novak Djokovic, que esta vez no consiguió asustar al español con su reacción en el segundo set, cómo sí había hecho en el Open de Australia. El murciano, en plenitud aunque todavía con capacidad para seguir creciendo, pues tiene sólo 22 años, jugará la final del US Open después de derrotar a la leyenda serbia por 6-4, 7-6 (7/4) y 6-2. Vuelve al lugar donde conquistó su primer Grand Slam, en 2022, y donde se convirtió en el número uno más joven de la historia, puesto que puede recuperar el próximo lunes.

 

Seguramente si al otro lado de la red hubiera estado otro tenista, hubiera sido un triunfo con menos nervios de Alcaraz, pero Djokovic sigue manteniendo ese aura que le sirve para derrotar al 80 o 90 por ciento de los jugadores que hay en el circuito, excepto a dos: Sinner y Carlos. El “viejo” Nole, 38 años, tiene armas más allá de la raqueta, en su cabeza, en saber jugar los puntos, cuándo apretar y cuándo no, cuando tomarse su tiempo para sacar, cuando ser agresivo y conservador... Son más de 1.100 victorias en el circuito, 100 títulos, 24 de ellos de Grand Slam... Se las sabe todas, pero no fue suficiente esta vez, aunque sí provocó más fallos en Carlos de los que había tenido en sus otros cinco partidos. Pero ni siquiera le sirvió cuando en el segundo set se puso 3-0, con un break, con el público con el que tanto discute esta vez a favor porque le veía inferior, y con el grito que pegó para intimidar.

 

La reacción de Carlos fue inmediata, para dejar paso a un parcial igualado decidido en un tie-break dominado por el español. La diferencia entre los dos tenistas era notable cuando la pelota se ponía en juego. Ese ha sido históricamente el terreno de Novak, donde ha sabido destrozar a casi todos sus rivales, a generaciones de jugadores, pero con el joven murciano terminaba desfondado. Prácticamente en ninguna ocasión logró desbordarlo. Sí le defendió a alguna pelota que forzó el error del español; sí le metió algunos golpes de revés paralelo como sólo él sabe, pero iba al límite. Carlos cambiaba el ritmo del peloteo y el serbio tenía que sacar una derecha de emergencia porque apenas le daba tiempo a prepararse. Djokovic quería cambiar el ritmo, y la mayoría de las veces la pelota acababa en la red.

Esa fue la dinámica general del encuentro, excepto en un rato del segundo set. En el primero, Alcaraz arrancó muy concentrado. Se quitó la chaqueta antes del calentamiento con el rostro muy serio, más de la habitual, concienciado en que no se le podía escapar ese partido. La sonrisa ya le salió durante los puntos más disputados, que hubo varios, como un intercambio de 27 golpes, el más largo que ha disputado en Nueva York, y que acabó perdiendo. Con un break de salida, se le puso el encuentro de cara pronto y ese set inicial lo dominó sin sobresaltos. Sigue firme con el saque, después de unas dudas en el comienzo, con una velocidad de crucero entre 200 y 210 kilómetros por hora con el primero, y con el efecto que logra con el segundo. Esta vez, además, logró restar mucho lo que le llegaba de Novak, lección aprendida de lo sucedido en Australia, donde el saque cortado abierto fue una tortura para él. “Sé donde va a ir y la fallo”, se lamentaba aquella noche de enero en Melbourne. Esta vez, en ese primer juego, ya puso en pista la bola dos veces un saque de ese tipo, y el primer punto del tie-break también se decidió así, pillando a Djokovic en la subida a la red.

La esperanza del jugador con mejor palmarés de la historia pasaba por llevarse ese desempate, en el que no tuvo opciones reales. Con un set a uno, todo estaba abierto. Con 2-0, parecía sentenciado. Pidió el serbio la presencia del fisio, que le trató en el cuello un problema que ya ha evidenciado en otros partidos. Pese a ello, se las apañó para ganar. Contra Carlos no pudo ser así. Djokovic encajó de nuevo pronto el break en ese tercer set y ya se le vio más parado, sin energía para buscar una remontada que era imposible.

Su dilema ahora es qué hacer en el futuro. Ha sido semifinalista en todos los Grand Slams, números fantásticos para cualquiera, pero no para él. El tiempo seguirá avanzando hacia adelante, contra eso no se puede luchar, y en teoría cada vez tendrá más difícil poder vencer a Alcaraz o Sinner, sobre todo en estos torneos a cinco sets, en los que llega ya fatigado al gran duelo. Ni en Roland Garros ni en Wimbledon, ante Jannik; ni en Nueva York, contra el murciano, ha podido ganarles ni un set. Carlos, por su parte, ha descubierto lo que es la regularidad y parece que está cómodo en ella: los ocho últimos torneos que ha jugado, ha alcanzado el último partido, y en el US Open lo hace sin ceder un set. Impresionante. Ya espera al ganador del Jannik Sinner-FelixAuger-Aliassime.

Alcaraz - Djokovic: semifinales del US Open 2025, en vivo online, así lo hemos vivido

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