Mensik desafía el tiempo: campeón en Miami con 19 años ante un Djokovic que se queda en 99
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Son Carlos Alcaraz y Jannik Sinner los que lideran ya y liderarán durante años el tenis, pero a sus 21 y 22 años ya van haciéndose mayores en un deporte en el que, hoy por hoy, premia la fuerza y el ímpetu. Ahí están Leaner Tien (19 años), Joao Fonseca (18 años), Mirra Andreeva (17 años), Arthur Fils (20 años), Alex Michelsen (20 años), Alexandra Eala (19 años), Juncheng Shan (20 años) y Jakub Mensik (Prostejov, 19 años), más jóvenes aún que el español y el italiano, ávidos por hacerse un hueco entre los grandes rompiendo todas las puertas que se les pongan por delante. Mensik ha entrado con pie firme en el estrellato. Alejado de los focos mientras cocinaba su llegada, ha ido creciendo en estos últimos meses con perfil bajo y mucho trabajo, y en solo dos finales ha conseguido burlar la teoría: la que decía que con 19 años no podría con los nervios de una final retrasadísima por la lluvia, y ante un rival que casi le dobla la edad y que había demostrado estar en su mejor momento para alcanzar este reto de los 100 títulos. Por el momento, el primero ha ganado al centenario. Después de rozar el trofeo en Doha 2024 (ante Karen Khachanov), Mensik estrena su palmarés. Y con qué título, el Masters 1.000 de Miami. Y cómo, con un soberbio encuentro en el que controló emociones, mano y contrincante. Y contra qué rival, Novak Djokovic. El checo se ha impuesto al serbio por un doble 7-6 en un partido que desde el inicio dejaba claro que sería muy incómodo para 'Nole': varias caídas por resbalones y molestias en el ojo derecho por un orzuelo, que iría curando con líquido durante los descansos. Mensik se impuso a través de su servicio (14 aces por siete de Djokovic) y con grandes y valientes golpes en momentos decisivos del partido. Djokovic se repuso de un mal inicio y forzó el tie-break ante el joven tenista checo. Bajo una humedad cercana al 90%, las energías del serbio fueron agotándose y tuvo que exprimir todos sus recursos para alcanzar un segundo 'tie-break', en el que facilitó el triunfo de Mensik con varios errores no forzados. «Felicidades por este torneo increíble. Me cuesta admitirlo, pero fuiste mejor hoy», le ha reconocido Djokovic. «Tuviste un servicio increíble y un gran esfuerzo mental para mantenerte firme en los momentos difíciles». «Para un jugador joven como tú, es una gran característica. Algo que utilizarás muchas veces en el futuro», ha asegurado. «Tal vez me dejes ganar alguna de las próximas veces que juguemos, porque aún tienes mucho tiempo por delante y yo no tanto». Mensik, 1,93 de altura, portentoso su saque, con el físico todavía en desarrollo, como también la mentalidad, no ha hecho tanto ruido en su caminar como Joao Fonseca, tampoco viene de un país con tantos apoyos y presión como la que llevan los estadounidenses Tien y Michelsen. Simplemente ha ido paso a paso, con el modelo de Tomas Berdych en la cabeza, pero con los vídeos del mismo Djokovic como referencias para aprender. «Sin él no estaría aquí», descubrió estos días en Miami. El serbio invitó a Mensik a Belgrado en 2022 para compartir entrenamientos y lecciones. El checo tenía 16 años, pero se guardó muy bien los apuntes, finalista del Abierto de Australia júnior ese mismo año. El peligro de un crecimiento desmedido lo acechó, víctima de varias lesiones que en 2024 le impidieron progresar más adecuadamente de lo que lo había hecho para empezar a asomarse a las rondas donde empiezan a retenerse los nombres, las caras, los estilos. Hasta que con una mayor fortaleza del chasis, más práctica en ese estilo checo duro de golpes desde el fondo que tan buenos resultados dio en el pasado a Berdych y ahora a Machac y Lehecka, y una punta más de solidez y efectividad en sus saques ha construido este primer trofeo. En las semifinales había espantado a Taylor Fritz con 25 saques directos (97 en total antes de la final). «Su saque siempre ha sido muy potente, pero ahora tiene una precisión increíble», se inclinaba el estadounidense. En ese partido Mensik tuvo también un aliado: saludó a Leo Messi, presente en las gradas ese día. «¿La clave de la victoria? Le di la mano a Messi y luego no me la lavé», bromeaba el chaval. Ante Djokovic, más solidez si cabe y mucha más templanza, pues tembló demasiado en la anterior cita con el serbio, en Shanghái. «Soy un jugador diferente respecto al de aquel partido. Recuerdo que salí a la pista muy nervioso porque no estaba maduro a nivel mental», confesaba aquel Mensik, aunque ya le robó un set y un 'tie break', donde Djokovic ejerce la maestría (6-7 (4), 6-1 y 6-4). Este Mensik, el de marzo de 2025, es otro, el que confirma el paso adelante. «Controlo mejor los momentos de presión. Ahora sé cómo funciona el circuito, tengo confianza en mis posibilidades y siento que cada día soy mejor tenista». El mejor de estas dos semanas, el del primer Masters 1.000 de los muchos que podrían venir bajo su mano. Ya entre los 30 mejores, el objetivo que se había marcado para todo el curso, mira hacia su siguiente reto: «Quiero medirme con Alcaraz y Sinner para saber en qué nivel estoy». Ya lo decía el serbio, que tendrá que ganarse otra oportunidad para sumar el título 100, atascado en los 99 desde el oro olímpico en París, y sin trofeos ATP desde noviembre de 2023: «Se habla de Fonseca, pero ahí está también Mensik». Campeón de Miami, ante Djokovic, con 19 años.