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Los miedos de Badosa y Alcaraz

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Fue un gesto inusual, un partido malo, una desconexión total. Asumían las derrotas en el US Open así: «Mentalmente no estoy bien. He dado pasos hacia atrás de cabeza, y no entiendo por qué», aceptaba Carlos Alcaraz . «Me he hecho muy pequeña y lo que quería hacer era irme de la pista», asumía Paula Badosa . Acostumbrados a ganar, cuando pierden surgen las dudas, y estando en el foco de la pista y del planeta tenis, todo se magnifica. Lo que cuando Federer o Nadal perdían, incluso en primera ronda, eran «malos días en la oficina» y se normalizaba, ahora parece un problema más profundo. Los expertos consultados por ABC ponen los pies en el suelo. «El tenis en especial es un deporte de muy alta exigencia propia y ajena, y permanente. Desde pequeños aprenden a vivir con la presión, pero hay momentos en los que hay demasiada y se puede manejar peor. Sobre todo por las expectativas. No hay que olvidar que Alcaraz ha ganado Roland Garros y Wimbledon y un Masters 1.000 y la plata olímpica. Una temporada magnífica y aun así se le sigue exigiendo que lo gane todo . El objetivo no tiene que ser eso, sino salir al cien por cien y saber perder. Y darle a todo la trascendencia que tiene», indica José Manuel Beirán , medallista en Los Ángeles 84 y ahora psicólogo deportivo. La señal más clara de esa tensión, apunta, ese inusual ataque de rabia con la raqueta, en Cincinnati, dos semanas antes. «Ahí te das cuenta de que tiene una presión excesiva. Unas exigencias que en ese momento no supo manejar». Alba Navarro , psicóloga sanitaria y deportiva, y también deportista, completa la línea con la carga de partidos que acumula el murciano desde la primavera: «Ha tenido un ritmo superexigente, con mucha carga de torneos y con expectativas muy altas. Y ha tenido muy poco descanso entre unos y otros. Cuando estamos descansados, sabemos lidiar mejor con las situaciones negativas y toleras mejor la frustración. Él lo hace: sabe ir ganando y también lidiar los momentos en los que no va ganando. Pero sigue centrado para encontrar soluciones. Pero cuando estamos cansados, estamos más irritables , nos molestan más las cosas, sobre todo ante una situación estresante, y nos impide ver cómo enfrentarnos a los malos pensamientos». El tenista lo asumía de palabra después: «Ha sido un verano con muchas emociones, no pensé en toda la exigencia tan seguida y en que me podría afectar. Desconecté unos días, pero a lo mejor necesito más tiempo. Tengo que ir conociéndome». Los psicólogos advierten de que el descanso no solo es irse de vacaciones, sino vaciarse de tenis; tener otras cosas que llenen ese espacio. Si solo existe el tenis, cuando se pierde, no solo es un partido. «Hay veces que parece que les afecta de manera personal y hay que evitar eso. Alcaraz acabó los Juegos llorando, y también Badosa en su partido. No pueden sentir que valgan menos o que estén fracasando respecto a la gente que esperan que gane. Tienen que aislarse de eso y saber que nunca van a fallar a su entorno, aunque pierdan. Que juegan para ellos», recuerda Beirán. Contemplan que el de Alcaraz es un momento de frustración puntual de la que aprender. Que solo podría activarse la señal de alarma si estas situaciones se van acumulando o si sufre más de la cuenta. En el caso de Badosa hay más factores. Lo asumía la propia tenista tras caer ante Emma Navarro tras un 5-1 a favor en el segundo set: «Tenía muchas frases negativas en mi cabeza. Había mucho ruido en la pista e interno mío. Cuando estás tan mal y con tantos pensamientos negativos, te haces una hormiga. Mi mente estaba en cualquier sitio menos en el presente. Es algo que me ha hecho mucho daño en mi carrera». Era el problema y, dice Navarro, también el inicio de la solución. «Se pierde, se va del partido porque se va al futuro, y en deporte es vital estar en el presente. Se centra en el resultado y aparece el miedo a perder: nos contraemos y nos paraliza . Surgen pensamientos negativos que no tienen que ver con la realidad, que es ir ganando 5-1. Sabe que le pasa y lo está trabajando». Beirán también recuerda que convive con una lesión muy complicada: «Da la sensación de que hay un cansancio mental excesivo por pelear con esta lesión que es crónica. Sabe que puede jugar muy bien, pero que a veces no llega por ese problema. Y vive también en el foco: cuando gana tres partidos ya es la Badosa que fue, cuando pierde parece que es débil mentalmente. Y no. Pero de esto, los dos aprenderán». No hay ningún drama.

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