Frenazo en seco de Federer en cuartos

Se borró de un golpe la aspiración por el noveno Wimbledon. Un frenazo en seco en cuartos para Roger Federer, incapaz de despejarse de los errores propios y de un combativo Hubert Hurkacz que se lo creyó mucho más. En una hora y 49 minutos, el suizo vio desaparecer la oportunidad que se había dado de reverdecer en su jardín. Si en 2019 estuvo a dos puntos del noveno, esta vez se va mucho antes, y a un mes de cumplir los 40 años. No hubo más aire en los pulmones, tampoco la energía que había desarrollado en encuentros anteriores. Hubo muchos errores, indecisiones y un polaco inexperto en estas rondas de Grand Slam que golpeó con furia a la pelota para ir derribando, y no poco a poco, la fortaleza de la leyenda. Federer lo apostó todo por Wimbledon, después de un año y medio de barbecho y dos operaciones de rodilla y apenas un puñado de partidos en este 2021. Un par de partidos en Doha, otro en Ginebra, tres más en Roland Garros... pero hubo demasiadas alarmas y pocas certezas en esos regresos al circuito. Y se precipita el adiós en los cuartos por mérito del rival y demérito propio. Ya había comenzado el torneo nervioso, con tantas ideas en la cabeza que a punto estuvo Adrian Mannarino de enviarlo a casa en el estreno. Un resbalón fortuito del francés despejó el encuentro a favor del suizo que, a partir de ahí, comenzó a soltarse. Contra Richard Gasquet, un amigo, rescató la muñeca y el personal se iba alegrando porque el tenis nunca se fue y estaba todo allí, quizá agazapado por la lógica falta de rodaje. Con Cameron Norrie, para más alegría, firmó una victoria de batalla y rabia, soltado un grito con puño al suelo que evidenciaba las ganas de volver a besar la Copa. Y por si faltaban alicientes para soñar en grande, un triunfo de categoría aplastante contra Lorenzo Sonego. Pero contra Hurkacz, el «mal día en la oficina». Esa frase con la que suele despejar las excusas de un mal partido. Faltó energía en los desplazamientos y efectividad, una treintena de errores no forzados, demasiadas subidas sin ideas a la red y otro buen puñado de opciones de rotura desaprovechadas. Así, el polaco, que cierra los ojos cuando golpea a la pelota, los abrió de golpe para encauzar el partido. Ni siquiera cuando el suizo sacó su arsenal en el segundo parcial se desconcentró el 18 del mundo. Federer se elevó al 4-1, pero ahí se acabó toda su brillantez, soliviantado por el poderoso saque de Hurkacz y su golpeo desde el fondo. Encontró grietas en la mano del 20 veces campeón de Grand Slam tanto en la derecha como en el revés, ni siquiera el saque fue contundente. Tan frío al final que ni siquiera pudo evitar el 6-0. Abrió los ojos Hurkacz, en semifinales por primera vez en su carrera y tras una victoria mayúscula, desterrando a Federer de su jardín con un partido que, sin duda, verá muchas veces pues es el primer tenista que le hace un 6-0 al zuiso en este Grand Slam.