La conjura de Valverde para repetir lo de Innsbruck: "Esto es como el Gran Hermano"
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Navacerrada, lunes por la tarde. La sierra madrileña se despereza entre nubes bajas y olor a leña húmeda, mientras en una villa amplia, con cocina generosa y sofás gastados, la Selección Española de ciclismo ultima detalles de un plan que no tiene que ver solo con vatios. No hay recepción ni llaves de hotel, sino una casa que late como campamento: bicis apoyadas en las paredes, maillots secándose en el tendedero y el aroma de café que se mezcla con la charla. “Mini-concentración”, la llama Alejandro Valverde, que debuta como seleccionador y al que todavía “le queda el chándal como cuando corría”.