El 'Landismo' resurge en Bilbao: así fue su ataque que encendió el Vivero
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El rugido de Bilbao se oyó mucho antes de ver a Mikel Landa. El alavés, con la mirada afilada de los días grandes, cumplió su palabra y movió la carrera en casa: saltó a 3,5 kilómetros de la cima del primer Vivero, abrió hueco y coronó en solitario, con Santiago Buitrago a la vista y el pelotón roto en chepazos a su espalda. “Hoy me gustaría estar muy activo, ser un corredor combativo… Bilbao para mí es como estar en casa”, había avisado por la mañana en San Mamés. No mentía alguien que, en el MARCA Plus especial Vuelta'25 by T-Rex de Soudal advirtió que no podría pelear por la general pero sí querría dar espectáculo como el que estaba dando en Euskadi.