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Verstappen, el campeón educado en una disciplina militar

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No hay una gran liturgia detrás del escaparate en el que Max Verstappen (25 años) se exhibe como campeón de la Fórmula 1 por segunda vez. Un tipo predestinado a competir y ganar en el automovilismo, de familia criada entre válvulas y gasolina, con novia y futura esposa procedente de una saga motor (Piquet) y fruto de varios cruces de intereses: la ambición desmesurada del piloto holandés y una cultura limítrofe con la educación militar. Verstappen es el campeón criado entre la exigencia de su padre expiloto de F1 y la escuela de marines que fundó Red Bull en Austria. Para alcanzar su segundo entorchado mundial, el neerlandés vivió en la incertidumbre de la confusión del Gran Premio de Japón. «¿Pero soy campeón o no?», preguntó en la antesala del podio a su compañero Checo Pérez, quien tampoco sabía la respuesta. La habitual complejidad para entenderse a sí misma de la Fórmula 1 se plasmó en el desenlace en Suzuka: por haber concluido la carrera y por la sanción de cinco segundos a Charles Leclerc (se saltó una chicane) que lo desplazó al tercer puesto (15 puntos en vez de 18), Verstappen se coronó campeón. Eso sí, sin vuelta al ruedo al circuito ni espontaneidad en la celebración ni los usuales aullidos a través de la radio. Hasta ahí le transportó el caos de una carrera en medio del diluvio. Allá donde vaya Verstappen, va su padre. Jos Verstappen, un expiloto de Fórmula 1 en el cambio de siglo que compartió equipo con Pedro de la Rosa en Arrows y no llegó a ser indiscutible en este deporte: 107 carreras entre 1994 y 2003, dos podios y 17 puntos. Un buen piloto sin pedigrí de estrella. En la Fórmula 1 la figura paterna tiene algo de madre de folclórica, son progenitores que vivieron con intensidad su afición por los coches y lo traspasaron a sus hijos. El padre de Alonso era empleado de una fábrica de explosivos cuya devoción por todo tipo de automóviles lo llevó a construir un kart artesanal con los colores de McLaren-Honda, el de Senna y Prost, para la hija mayor, Lorena. Esta lo rechazó y el regalo cayó en manos de Alonso. Ahí empezó su historia. El padre de Hamilton fue emigrante a Inglaterra desde una isla del Caribe, Granada, que hacía pluriempleo en todo aquello que le salía y lo compaginaba con su empleo en el metro de Londres. Horas extras para levantar la carrera automovilística de su ahora afamado y multimillonario hijo. Noticias Relacionadas estandar No Fórmula 1 Verstappen, bicampeón entre la confusión y una carrera de temor y riesgo en Japón José Carlos Carabias estandar Si Fórmula 1 El plan de Alonso se desmorona: líos y retiradas en Alpine José Carlos Carabias El padre de Carlos Sainz fue tan famoso o más que él, campeón mundial de rallys. El cabeza de familia de Lance Stroll, el futuro jefe de Alonso en Aston Martin, es un magnate de la industria textil (Tommy Hilfiger, Michael Kors, Pierre Cardin) que siempre sintió devoción por las carreras de coches. Multimillonario de las listas Forbes, compró un equipo de Fórmula 1 (Force India) para que corriera su hijo. El padre de Vettel tenía como oficio la carpintería en la localidad de Heppenheim. Y, como incondicional del automovilismo, le compró por eBay a su hijo las piezas que faltaban para construir un kart en el que pudiera competir en las categorías inferiores. Los padres de la F1 Verstappen es el producto de la disciplina marcial de su padre y de la tradición familiar. Su madre, Sophie Kumpen, también fue piloto y activista del karting en competiciones europeas. Y su tío, Anthony Kumpen, fue campeón en la Nascar Whelen Euro Series. De casta le viene al galgo. Jos Verstappen decidió hacer de su hijo el campeón del mundo que él no pudo ser. Ambos se echaron a la furgoneta en la época escolar del retoño para hacer más de 100.000 kilómetros anuales recorriendo la geografía continental en busca de carreras de karts. Forjaron una unión sólida en las carreteras de Europa. El pequeño Max siempre miraba y obedecía a su progenitor. Casi en la dejadez académica , papá Jos dio prioridad a la carrera automovilística de su hijo por encima de los estudios. Los métodos de Jos Verstappen calaron en la personalidad de Max, hoy duro como el pedernal y siempre con determinación para conseguir sus fines. Papá le obligaba a conducir sin guantes, aterido de frío, para que resistiese al dolor. Le prohibía adelantar en las curvas sencillas de los circuitos para que descubriese otros caminos por los que rebasar al rival. Son famosas las rabietas del cabeza de familia, esos alaridos o los golpes en el casco del pequeño Max cuando cometía errores. Uno de los grandes fallos de Verstappen, en el mundial de karting 2012 al colisionar con un rival, le ocasionó un viaje de vuelta a casa de más de 1.000 kilómetros sin que su padre le dirigiese la palabra, tan enfadado estaba. Y cuenta la leyenda que, llegando a su domicilio, el padre expulsó de la furgoneta al hijo y lo dejó en una gasolinera, para que escarmentase de sus errores. Entre esa formación castrense y la escuela de pilotos de Fuschel, cerca del lugar donde nació el ideólogo de Red Bull (Helmut Marko) en Austria, Verstappen ha adquirido la mentalidad ambiciosa y granítica. La escuela de marines, por la que han también pasado Vettel, Alguersuari, Buemi, Sainz o Ricciardo, concentra sus métodos en proporcionar a sus atletas un elevado nivel de resistencia al estrés. Combina el aspecto psicológico con el técnico y el cuidado cardiovascular y muscular, además de una dieta específica. Sin carnet de conducir El resto es la historia de un crecimiento a la velocidad de la luz. Verstappen se subió a la Fórmula 1 en Toro Rosso con 17 años, sin carnet de conducir, coincidió con Carlos Sainz en unos primeros años que no fueron cómodos para el español, una relación difícil. Y ganó la primera carrera en la que condujo un Red Bull en Barcelona con 18 años (2016). La era híbrida en la que Mercedes y Hamilton han gobernado con mano de hierro fue un tiempo de espera para Max y Jos Verstappen. Nada que hacer ante aquel bólido intratable. Hasta el año pasado, cuando la sociedad Red Bull y el motor Honda igualó la feria. Verstappen ganó el título en la última vuelta de aquella inolvidable carrera en Abu Dabi. En 2022, con el cambio de normativa que pretendía reducir las distancias entre coches y pilotos, el holandés se ha paseado desde el verano y conquista el título a falta de cuatro carreras.

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