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Yankuba Sima, el luchador forjado en un viaje a Gambia

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A Guadalajara la monopoliza ese cortante frío invernal que acampa en la ciudad desde hace semanas. Los días avanzan perezosos y la vida se desliza sin prisa. Los colegiales esconden y apuran en un aparcamiento sus cigarrillos mientras las abuelas pasean a sus nietos. Sin embargo, desde el pasado lunes un sonido rompe con la cotidiana escena. Los derrapes de las zapatillas y los botes emanan sin cesar desde el pabellón del Palacio Multiusos situado a las afueras de la ciudad, elegida otro año más como búnker de la selección española de baloncesto, que estos días prepara sus partidos clasificatorios para el Mundial 2023. El seleccionador Sergio Scariolo no duda en interrumpir los ejercicios para apretar las tuercas, pues el equipo se enfrenta hoy a Macedonia del Norte (19.30 horas, Teledeporte) y el lunes a la peligrosa Georgia de Shermadini. También hay tiempo para las bromas entre tanta preparación. Darío Brizuela, forzando el acento gallego, le pregunta a Jonathan Barreiro si van «a comer unos percebes» tras la práctica. No están los grandes nombres y, como es costumbre, serán las promesas del baloncesto nacional y algunos curtidos veteranos los encargados de clasificar a España a un torneo en el que defenderá corona (campeones en 2019). Entre tanto nombre es difícil no fijarse en Yankuba Sima (Gerona, 1996), un grandullón que, a sus 25 años, ha recibido la primera llamada para la absoluta tras unas buenas temporadas en el Baxi Manresa. «Es un paso más en mi carrera. Es muy impactante pero acepto el reto, no quiero que esto se quede en una anécdota, en cosa de una vez», explica Sima a ABC con mucha naturalidad mientras se atusa la perilla. Al español se le escapa rápidamente que su familia es el eje de su carrera deportiva, «la razón» por la que hace lo que hace. Sus padres llegaron a España hace 35 años con la promesa que tantos inmigrantes buscan en Occidente, una vida mejor. Su padre Abdoulie llevaba un locutorio en Girona y su madre Sajo trabaja desde hace años en la sección de inmigración de Cáritas, todo para criar a los siete hermanos que componen la nueva generación de los Sima. De hecho, el ahora profesional empezó en el fútbol pero fueron varios de sus hermanos (uno de ellos jugó en la cantera del Barcelona) quienes le introdujeron en la canasta, «su gran pasión». Una condición que se evidencia cuando el catalán sale a pista, donde sus gritos en defensa se elevan por encima de los de sus compañeros. «Considero que en el baloncesto es muy importante la comunicación y cuanto mejor y más grites, más ayudas al equipo». Viaje a sus orígenes Un joven risueño y feliz las 24 horas del día, como él mismo se define, al que viajar al país que fluye por sus venas con 15 años le cambió la vida. En 2011, los padres de Yankuba decidieron que era hora de que sus vástagos conociesen sus orígenes y los llevaron a Gambia para descubrir la realidad que aguardaba más allá de la apacible Gerona. Yankuba, sin estar metido en la rueda del baloncesto, acabó viviendo un año en el país de África occidental, donde observó y vivió de primera mano la precaria situación de sus familiares y compatriotas. Conoció a sus abuelos, primos y tíos mientras aprendió a desarrollarse como persona en ámbitos hasta la fecha lejanos como la cultura africana o la religión. «Me ayudó a valorar mucho más las cosas, es muy diferente a España. Todo lo que tenemos aquí ellos no lo tienen. Pese a eso son muy felices y su situación no deja que les afecte», explica Sima con convicción. «Si tengo un mal día me acuerdo de ellos y pienso que mis problemas no son para tanto». Con este pensamiento, Yankuba fue quemando etapas, con algunos desvíos pero con la meta siempre en el horizonte. El pívot, tras unos pinitos en clubes de su Gerona natal, comenzó su peregrinaje en la Canarias Basket Academy para luego dar el salto a Estados Unidos. Allí jugó en un instituto del norte de Miami, en la soleada Florida, para luego seguir su maduración en la Universidad de St. John's, en el estado de Nueva York. Ya de vuelta en España, en 2018, fichó por el Manresa de la Liga Endesa , pero tras no asentarse en el primer equipo encadenó varias cesiones en Galicia, en el Breogán de Lugo y el CB Ourense. Fue la temporada pasada cuando Sima consiguió un puesto fijo en el equipo catalán, con vigor en el rebote y bajo el aro rival, instantáneas y constancia que le han llevado a estar a punto de debutar con la selección. «España siempre ha estado en lo más alto del mundo y hay que dar la talla». Yankuba es uno de los jóvenes que aspiran a llenar el hueco que han dejado leyendas como Pau y Marc Gasol o Sergio Rodríguez. De hecho, el jugador saltó a la fama internacional cuando tras el confinamiento fue reclutado (y fotografiado) con Marc para entrenar en Gerona mientras el pívot se preparaba para viajar a Estados Unidos en la reanudación de la NBA. Los aprendices, a veces, acaban convirtiéndose en maestros. En esas está Yankuba Sima.
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