Sigue siendo el mejor en la pista y, al mismo tiempo, LeBron James se ha convertido en una especie de director deportivo, responsable mediático y organizador de entrenamientos para los Lakers. No deja nada al azar el jugador, comprometido al máximo para llevar otro anillo a Los Ángeles, el quinto de su cuenta particular.
Para ello, James tiene claro que no puede ocurrir lo que el año pasado, cuando una plantilla potente como la del equipo angelino naufragó por la falta de sintonía. Por eso, el alero ha dispuesto unas jornadas de convivencia en Las Vegas tres días antes del inicio de la pretemporada. Jornadas familiares que ayudarán a la cohesión del vestuario y al conocimiento entre los nuevos jugadores.
Los Lakers han revolucionado su plantilla este verano. La llegada de Russell Westbrook es la más importante de todas, pero también han aterrizado en Los Ángeles Carmelo Anthony, Dwight Howard, Rajon Rondo, Kendrick Nunn o DeAndre Jordan. Demasiados egos que el alero y capitán deberá alinear para que remen en la misma dirección.
Ya en 2019, antesala del éxito cosechado en la burbuja de Orlando, LeBron organizó un campamento similar. Días que forjen recuerdos que ayuden a superar los malos momentos que surgirán durante la temporada.
