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Calidad en el motociclismo español, más allá de MotoGP

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A los Dani Pedrosa, Jorge Lorenzo, Marc Márquez o Joan Mir, les siguen ya de cerca los Raúl Fernández, Pedro Acosta o Sergio García. Nombres que surgen del vivero de promesas del motociclismo que ha hecho de España un país de referencia y ejemplo. Pero no solo hay calidad, velocidad y talento en el Mundial de MotoGP. La cantera española recoge frutos de éxito en cualquier modalidad a dos ruedas. Ahí están Ana Carrasco, Manuel González o Adrián Huertas, que ya no son promesas, sino realidades. La primera ha vivido esta temporada con las consecuencias de una lesión en la espalda de la que quiso recuperarse contra el reloj. «Y lo he notado. Conseguí ganar en Misano, no me esperaba ganar tan pronto. A nivel de resultados está siendo el peor año de los últimos cuatro. Ha subido mucho el nivel y se va mucho más rápido. A nivel de pilotaje sí que he dado un paso respecto al curso pasado. Pero lastrada por la lesión no ha sido suficiente para luchar por el título», concede Carrasco a ABC, en su visita al diario. Peleará por todo enseguida, lo asegura Huertas, líder del campeonato y quien ha bregado contra ella en este curso: «En Misano nos dejó a todos con la boca abierta. Es peleona. Lo está haciendo muy bien. Viniendo de una lesión que, por propia experiencia sé que es duro, tiene mucho mérito y pronto estará donde le toca». González también ha subido de nivel, despachados los problemas del cambio de equipo a principios de año y ganador en Francia. «El objetivo, que era ganar, está cumplido, pero esperaba haber ganado una carrera antes. Con el cambio y el Covid, el material nos llegó tarde, no probamos nada en invierno y me costó muchísimo terminar de estar arriba. Sabíamos que podía ser rápido y he estado muy cerca del podio en muchas carreras, al final lo hemos conseguido luchando con el líder del campeonato. En el momento que llegas ya es más fácil estar en las demás y espero que sigamos así». Asumen el riesgo de su deporte, con el que conviven y hasta casi olvidan porque, de otra forma, no serían capaces de subirse a la moto ni, por supuesto, de competir al máximo nivel. Es parte del trabajo. «A veces se rompe la moto, a veces me rompo yo», asegura Carrasco. Y en esa dualidad entre máquina y piloto también son conscientes de que poner todo alineado hacia la victoria cada fin de semana es complicado. «Cuando no salen los resultados tiendes a señalar a la moto y el equipo, en cambio, te señala a ti. Cada uno defiende lo suyo. Hay que centrarse en lo que está haciendo uno, mejorar tú mismo y seguir trabajando con el equipo porque son momentos difíciles que no sabes exactamente qué puede estar yendo mal», indica González. «Todo depende del tiempo que duren los malos resultados. Un resultado malo en un fin de semana le puede pasar a cualquiera, incluso en MotoGP. Hay pilotos que lo hacen bien una semana porque el circuito les gusta y otros en los que no se adapta bien la moto. Al cambiar tantas cosas, este deporte es muy de altibajos. Todos queremos ir a la carrera, subirnos a los podios, ganar, que es cuando se disfruta. Pero el deporte va por rachas, este más porque depende de muchas cosas: moto, equipo, circuito, que llueva… Muchos factores que el piloto no puede controlar y cuando no van bien surgen las dudas: soy yo, es la moto, el equipo… Y hace que o el piloto o el equipo pueda perderse en el camino. Cuando va todo bien es muy sencillo, cuando va mal es muy difícil encontrar el camino para volver a ganar». Los tres dan vida y calidad en una disciplina que se rige más por el espectáculo de la competición que por los nombres individuales. Disfrutan y hacen disfrutar, con un campeonato en el que los aficionados son parte indispensable. «Superbikes tiene de bueno la cercanía con la gente. El motero que va a los circuitos lo que quiere es estar con los pilotos, hacerse fotos, tener ese contacto. La organización va muy dirigida a que el espectador disfrute del fin de semana. Tenemos el paddock show, los pilotos vamos pasando por un escenario: hacemos karaoke, jugamos al tenis de mesa con los fans… En MotoGP están las colas de tres horas en el camión de Márquez o Rossi con la gente esperando a ver si lo ven pasar. En Superbikes los tienes enfrente, interactúas con ellos», explica Carrasco. «Además, las motos con las que competimos se pueden comprar en la calle y es otra motivación. Mira, este piloto está con mi moto, mira lo que se puede hacer con tu moto. Por competición está casi al mismo nivel que MotoGP y por espectáculo es mejor que MotoGP», corrobora González. Por el momento, y aunque no se cierran las puertas de ingresar en MotoGP por primera vez en el caso de Huertas o de reincorporarse en el caso de Carrasco y González, se divierten más en Superbikes. «Todos los pilotos tenemos presión, pero es la que nosotros nos ponemos. En un Mundial todo el mundo quiere ganar y hacerlo bien. Da igual uno u otro. Además, tu carrera depende de resultados. La presión siempre está, compitas donde compitas. Pero sí que Superbikes es diferente, el paddock es más familiar. Es más fácil para los pilotos trabajar allí: hay muy buen rollo entre pilotos y equipos. Hace que estés cómodo. Desde que llegué siempre me he sentido muy querida y valorada por la organización. En MotoGP todo es mucho más elitista. Todo ese buen rollo no está, deja de ser familiar, todo el mundo va mucho más a sus cosas. Yo que he tenido la suerte de vivir las dos cosas; me quedo más con Superbikes que con MotoGP», subraya Carrasco. «Ahora estoy intentando meter un poco el morro en MotoGP, pero en superbikes yo me siento superbién. Cuando voy al paddock, todo es mucho más cercano, estás más a gusto con el equipo, más amigable. Por esa parte se hace muchísimo mejor, sobre todo el trabajo, porque no hay una presión de que algo sale mal, como en MotoGP, que te pueden criticar muy rápido». Aspiran a que en España se viva la competición, sea el Mundial que sea, como en Italia o en Países Bajos, donde la gente llena los circuitos sean las dos de la tarde para la carrera de MotoGP sean las seis para otras categorías. También esperan dar un empujón para que las ayudas a los pilotos no decaigan y se pueda mantener este nivel que sorprende al mundo. De ahí que haya también promotores que hayan apostado por esta disciplina. Aunque lo primero que tengan que decir en los despachos es «no, no somos los de MotoGP». «Son patrocinios terrenales, no se mueven los mismos presupuestos. Y es atractivo. Para la experiencia del motero te ofrece otras alternativas, pues tienes carreras los sábados y los domingos. Multiplicas el valor del fin de semana. Y el paddock show, que es muy atractivo. Y hay muy buen ambiente. Hay unos 1.600 trabajadores entre pilotos y mecánicos. Es la paddock family. Ahora tenemos el trabajo de explicarlo, poner a los pilotos en primera línea para que lo expliquen y dar un paso al frente. El motociclismo español no es solo MotoGP», explica Berni Faus, de la empresa Gemocat, promotora de la próxima cita del Mundial, que se celebra este fin de semana en el circuito de Barcelona. «El año pasado se corrió por primera vez, a puerta cerrada, y este año, por fin con público, con un aforo limitado de 15.000 personas. También el paddock show será limitado, sin tanta interactuación con los pilotos, pero vamos desbloqueando actividades poco a poco. Esperamos tener la experiencia completa el año que viene, porque es lo que da valor a Superbikes», prosigue. Faus, con su ilusión de ampliar el Mundial con una cita en Montmeló, y Carrasco, Huertas y González, con la ilusión de disfrutar y seguir sumando títulos, el motociclismo español sonríe en presente y futuro mucho más allá de MotoGP.
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