Es, con toda seguridad, el gol más importante de su carrera. En la final de la Champions de 2014, perdiendo 1-0 ante el Atlético, Sergio Ramos se elevó por encima de todos en la última jugada del partido y cambió el signo de la historia.
El gol de Ramos en el estadio Da Luz de Lisboa escribió la nueva historia de leyenda del Real Madrid en esta década. Era el nacimiento de la moderna épica que emula la generada por Di Stéfano, Gento, Puskas, Santamaria, Muñoz y tantas otras figuras en los años cincuenta y sesenta. Sede, Lisboa. Hora, las 22.51. En ese minuto, Ramos cabeceó el tanto del empate, en el minuto 93, que provocó la prórroga y el 4-1 definitivo para el cuadro de Ancelotti.
La victoria tuvo un gran significado real, psicológico y emocional. El Real Madrid consolidaba su reinado continental con su mandato en España y en la capital de la nación. Ramos devolvió al reino al Real Madrid, ese trono no conquistado desde el año 2002, cuando Zidane fue la estrella en el césped, y frenó el asalto al poder del Atlético.
Luka Modric, centrocampista del Real Madrid, subrayaba entonces la importancia del éxito: «es el gran recuerdo, el mejor. Cuando todo parecía perdido, llegó el gol de Ramos. Siempre perseguimos ese gol, pero no llegaba y los minutos pasaban. Saqué desde la esquina buscando ese remate y Sergio acertó. Cuando Sergio Ramos marcó (el 1-1 en el minuto 93) sabía que íbamos a ganar en la prórroga. Una noche increíble, inolvidable en nuestras vidas. Carlo Ancelotti es un gran entrenador, aporta tranquilidad y gran experiencia. Todo eso se lo transmite a sus jugadores y aprovechamos su idea y su experiencia».
Fue un partido de vértigo. Xabi Alonso, en la grada por sanción, no paró de correr por el pasillo de su tribuna cuando Ramos cabeceó el 1-1 al filo de lo imposible. Noches como la vivida en Lisboa el 24 de mayo de 2014 son las que han hecho del Real Madrid el mejor club del siglo XX. Noches como es le han hecho el mayor ganador de Champions también en el silo XXI. Noches como la lisboeta le han convertido en el club más laureado. Con la décima regresaba a la leyenda.
En el lado opuesto, para elegir el peor momento del capitán blanco habría que viajar a 2012, a las semifinales de la Champions que enfrentó al Real Madrid con el Bayern. La final se decidía en la tanda de penaltis, y allí Ramos envió su lanzamiento al cielo de Madrid. Cristiano y Kaká habían fallado antes, pero a él le tocó el sabor amargo de tirar el decisivo.
