Las primeras rondas siempre son complejas. Sobre todo si el rival ya lleva más partidos de rodaje. Porque el cuerpo se tiene que acostumbrar de nuevo a una pista, a un ritmo de competición y a unas condiciones que no son las de la semana pasada. Incluso aunque hayas jugado más de mil partidos en tu carrera. Como Rafael Nadal. Y en ese ajuste, a veces, cuesta más encontrar el mecanismo preciso. Le costó mucho al balear en este estreno en el Conde de Godó, pero acabó encontrando el camino ante un Ilya Ivashka que estuvo más cerca que nunca de conseguir la victoria de su vida. Pero Nadal, eso, ya tiene batallas en las piernas como para saber que tiene un set, al menos, de margen para aclimatarse al nuevo torneo.
Es lo que le costó a Nadal desentumecer las piernas y ajustar la mano. Tampoco ayudaba que el partido anterior hubiera sido una derrota sin paliativos contra Andrey Rublev y que, sobre todo, uno de los problemas de esa derrota hubiera sido propio, con ese saque que no acababa de funcionar. Arrastró el balear ese problema hasta Barcelona, ofreciendo su primer turno de saque al bielorruso con una doble falta y mostrando errores y enfados. Mientras Ivashka mostraba todo lo que esconde el tenis. Con un gran nivel, un muy buen tenis, conformado por un servicio efectivo y una derecha muy rápida, planea en la clasificación más allá del puesto cien (111), pero en la pista Rafa Nadal se soltó merced de un físico muy fresco y confianza.
Ivashka soltó la mano y aprovechó los errores del español para llevarse el primer set. No pudo aguantar el nivel en el segundo, donde Nadal ya encontró la forma de hacer daño con su revés: comenzó a sacarlo de la pista y completó el engranaje con un drive más afilado. Si le costó 20 minutos sumar su primer juego en el primer set, se sentó con 6-2 a favor en 40. había subido hasta el 70 % de efectividad.
Y para rematar, y después después de una primera parte de partido gris, como había salido el balear, salió el sol en Barcelona para celebrar la primera victoria del tenista que da nombre a su pista central. Porque ya en el tercero el balear conjuntó todo. A pesar de que el bielorruso siguió ofreciendo una imagen buenísima que poco tiene que ver con su ranking. Pero ya este Nadal daba garantías de éxito, con passings shots marca de la casa, dejadas que ya sí dejaban clavado al oponente, una rapidez de piernas de la que adoleció en la primera manga y ya calor en el resto del cuerpo. Ivashka solo pudo certificar que ante este rival, aunque no dejó de intentarlo hasta el final, ni siquiera tus mejores golpes pueden hacer daño. Y Nadal cambió el gesto. Hay cosas que afinar todavía, pero es el camino. Un set le costó meterse ya en faena, en el camino de su duodécimo trofeo en Barcelona.
«Que esté fuera de los cien es circunstancial. No creo que hoy haya jugado a un nivel que dice su ranking. También yo he venido de hacer cosas mal y hay unos días de dudas de las que hay que recuperarse. Me he entrenado mejor de lo que he jugado hoy, pero he podido ir de menos a más. Es un trabajo diario y sé que he competido muy poco este año», comentó el balear a pie de pista.
