Guardiola celebró con rabia el regreso del Manchester City, y el suyo propio, a unas semifinales de la Champions. Vuelve el equipo inglés a la penúltima ronda cinco años después, la primera vez que las pisa con el técnico español en el banquillo. Por el camino se quedó un Dortmund falto de carácter y en el que Haaland apenas tuvo protagonismo.
Venía el aficionado de ver un duelo estelar entre el Bayern y el PSG, y esto resultó otra cosa bien distinta. La estrategia inicial de ambos estaba clara. Pese a estar en desventaja, al Dortmund no le importó dar un pasito atrás y buscar un juego más veloz y vertical aun a costa de permitir las largas posesiones de los visitantes. No le fue mal, y al cuarto de hora ya se había puesto por delante. Fue gracias a un balón largo con destino a Haaland en donde el noruego pudo desplegar todo su potencial físico para sorprender y ganarle la espalda a Stones. Fue Bellingham quien aprovechó el pase al corazón del área del nueve del Dortmund.
El tanto fue un sopapo inesperado para el City, obligado a cambiar el guión previsto demasiado pronto. Lo hizo amarrado a la clase y el empuje de Kevin De Bruyne, un futbolista superlativo que dirigió la remontada. Un mínimo despiste de la defensa alemana demostró la pasta de la que está hecho el mediapunta belga, que apenas necesitó que le concedieran dos centímetros de espacio para armar la pierna y lanzar un poderoso trallazo al travesaño. Fue la jugada que convenció al Dortmund para meterse en la cueva.
Mahrez tuvo la siguiente tras un ejercicio de fe de Phil Foden, pero Bellingham, decisivo otra vez aunque en su propia área, salvó sobre la línea de gol. Aún hubo una más antes del descanso para el City, pero Hitz salvó el cabezazo de Zinchenko, de nuevo con el balón ya a punto de rebasar la zona de cal.
La mano de Emre Can
El empate llegó a causa de un penalti por mano de Emre Can, a quien le golpeó la pelota en el brazo tras intentar despejarlo con la cabeza. Mahrez lo lanzó de forma impecable y permitió respirar al City.
De nuevo la iniciativa debía corresponder a un Dortmund donde la aparición de Haaland se intuía más necesaria que nunca. Sin embargo, el equipo amarillo no terminó de sentirse cómodo en ese nuevo rol protagonista. Contra todo pronóstico fue el City quien siguió dando una mayor sensación de peligro.
Las semifinales seguían pendiendo de un hilo, de un error o una genialidad. Ocurrió esto último a falta de un cuarto de hora con un latigazo de Foden desde fuera del área que sorprendió al guardameta del Dortmund. El Dortmund intentó al menos no perder el duelo, aunque le siguió faltando picardía. La suerte estaba echada. Será el City quien se ponga en frente del PSG camino de la deseada final.
