Ganó el Bayer (1-4) una vez más en la Champions, una competición en la que le cuesta encontrar adversarios a los alemanes, más allá de adolescentes como Mbappé o Halaand. La Lazio, débil en defensa, ayudó en la goleada. Anotaron Lewandowski, el joven Musiala, Sané y Arcebi en propia puerta para los bávaros. Correa maquilló para los locales.
Rezaban Inmobile y Leiva, con fe en los ojos pero con tembleque en las piernas, porque enfrente estaba la némesis de media Europa y el actual campeón de la Champions. El Bayern de Múnich comenzó muy a la alemana, creciendo desde sus laterales y con centros en la búsqueda de Lewandowski, siempre atento el polaco. Tanto que no tuvo problemas en aprovechar el regalo de Musacchio, que cedió fatal a su portero y el balón acabó en los pies del delantero. Recorte y tanto para los bávaros (min. 9).
Juega el Bayern con el libreto de memoria, con la superioridad del que ha ganado todos los torneos de la pasada temporada, seis de seis nada menos. Sin esfuerzos, a gustarse, porque lo bueno aún está por llegar y la Lazio, esta noche, era solo un escollo insignificante desde su prisma. Incluso las promesas con poco bagaje, como Muisala, parecen un pulido engranaje más. Anotó el centrocampista de tan solo 17 años tras una arrancada de Davies y una asistencia de Goretzka mientras la estática defensa de la Lazio adornaba la galería. El mirlo inglés, con un disparo cruzado y con demasiado espacio, hizo el 0-2 en el 24. A Musacchio, tras salir en las dos fotos, le cambiaron con solo media hora de juego disputada.
Una anemia generalizada recorría las venas de los italianos. Lulic, que había salido por el defensa argentino, no mejoró las prestaciones de su predecesor. Una pérdida e intento de falta fallido del bosnio plantó la eliminatoria en el punto de no retorno. El tercero para el Bayern fue obra de Sané, que atrapó el rechazo tras una parada de Reina y batió al portero sin dificultad, cerrando de esta manera el primer acto en el Olímpico de Roma.
Correa, el de la honra
Un minuto tardó el Bayern en anotar el 0-4. Uno. El contraataque iniciado por Coman y una carrera de Sané, los artífices. El extremo alemán recibió, zarandeó la pelota con un gesto relajado, porque no se esperaba respuesta. Tal era el panorama que Acerbi, defensa de la Lazio, vio el balón cuando ya entraba por la línea, pues fue él el autor en propia puerta del tanto. De pronto, un relámpago. Correa, cuyas conducciones habían sido de lo poco destacable de la Lazio, dio una minucia, el 1-4. El segundo de los italianos lo evitó Neuer con una buena estirada.
Se animaba lo justo la Lazio y el Bayern reculaba, consciente de la larga lista de registros que domina, a la espera del error, hilo conductor del partido local. El Bayern acelera y disminuye el ritmo a su antojo, insultante su superioridad. Doma el balón o lo precipita hacia el área, presiona o espera atrás. Da igual cuál sea la fórmula de su rival, el equipo de Hans Flick siempre tiene respuesta.
