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El hijo de Juanito iba al fondo sur del Bernabéu a vivir el minuto siete. Su padre murió hace 28 años

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Han pasado 28 años y se recuerda como si fuera ayer. Le habíamos visto en el Bernabéu, porque quería saludar a Martín Vázquez, un jugador que le agradeció siempre la ayuda que le brindó en aquella transición del Real Madrid de Juanito al Real Madrid de la quinta del Buitre. Juan Gómez, Juanito, falleció hace 28 años. Murió el 2 de abril de 1992 en un accidente de tráfico. El suceso ocurrió cuando volvía a Mérida tras presenciar un encuentro del equipo blanco ante el Torino en el Santiago Bernabéu. Tenía 37 años y era el entrenador del Mérida. Desde entonces, su recuerdo ha quedado grabado en los aficionados del Bernabéu, donde desde aquel año 1992 se corea su nombre en el minuto siete de cada partido. Su hijo Roberto (Fuengirola, 1988) tenía «trece años» cuando su padre falleció aquel 2 de abril de 1992 en accidente de tráfico. Unos troncos caídos de un camión cortaron la vida de Juan Gómez, Juanito, que viajaba coche junto a Lolino, preparador físico del Mérida, de regreso a la capital extremeña después de presenciar el partido Real Madrid-Torino. El malagueño era el entrenador del club emeritense. En el Bernabéu se había abrazado a Camacho, a Gordillo, a Pirri y a Martín Vázquez, estrella del Torino. Su hijo rememoraba hace tres años en ABC a «con pasión» a Juanito y a esos compañeros que «fueron unos futbolistas tan grandes como los de hoy». Una enciclopedia de recuerdos. «Lucas y Nacho reflejan hoy el madridismo incondicional de mi padre, siempre pensando en el equipo y sin quejarse si no juegan». Roberto ha estudiado minuciosamente la historia fubolística de su padre. Ha sido un signo de vida: «He visto mucho fútbol y no existe, no ha surgido todavía, un jugador que fundiera tanto talento y carácter a la vez. He visto magníficos talentos en los campos y hombres de carácter, pero las dos cosas juntas solo las tuvo padre». Su muerte le traicionó muy joven. A medida que Roberto maduró, se alimentó del aura sembrado por papá. «Le voy a descubrir una cosa. Durante dos años fue de incógnito al fondo sur del Bernabéu para vivir en cada partido el minuto siete dedicado a mi padre. Esa pasión de la afición es inolvidable para mí. Queda en mi corazón». En su juventud vio jugar a Juanito, pero con los años quiso analizar con pausa quien fue aquel «siete» para el Real Madrid y la selección española. «He visto y veo actualmente muchos partidos de aquel Real Madrid (Realmadrid TV los transmite periódicamente). Mi padre fue un líder en el campo, un jugador genial y de genio. Junto a Santillana, Gordillo, Camacho y otros compañeros, a los que he tratado, perdieron dos finales europeas, la Copa de Europa frente al Liverpool en París (1981), y la Recopa en Goteborg frente al Aberdeen (1983). Merecieron ganar una Champions, porque eran un excelente equipo. Y hay que decírselo a los aficionados, que el Real Madrid no solo ha sido el de Zidane, el de Figo, que hubo antes otros equipos del Real Madrid que fueron tan grandes como los más modernos. Porque este club siempre ha sido muy grande, no solo ahora. Hablas con Butragueño, Camacho, Míchel, Salguero, Pineda y parece que están hablando de lo que hicieron ayer junto a él, como si no hubiera pasado el tiempo». Casado con Beatriz, padres de Roberto y Adriana, el hijo de Juan Gómez asumió con el tiempo que Juanito era, es, un futbolista de la historia legendaria del Real Madrid. Por su genialidad y sus excesos. Por su regate y sus peleas con los árbitros. Por su liderazgo y su lucha con Stielike por el mando en el vestuario. En sus diez temporadas como futbolista del Real Madrid, desde 1977 a 1987, ganó dos Copas de la UEFA, cinco Ligas, dos Copas del Rey y una Copa de la Liga. Lo más importante es que se ganó al madridismo por su humanidad, repleta de bondad y de errores. Juanito vivió noches majestuosas en el Bernabéu de las remontadas, como la disfrutada ante el Borussia Moenchengladbach. El malacitano se marchó del campo dando saltos. Sus fintas eran peligro puro. Sus pases, medio gol. Su carácter le perdió en muchas ocasiones. Nacido el 10 de noviembre de 1954 en Fuengirola (Málaga), Juan disputó 401 partidos oficiales y marcó 153 tantos. Fue el máximo goleador de la Liga 1983-84. Veintioch años después, su figura siempre ha sido recordada en el minuto siete de cada partido con el cántico «Illa, illa, illa, Juanito maravilla». Era calidad y garra en su estilo de juego. Su pisotón a Matheus en un partido de Copa de Europa significó una fuerte sanción y su final en el Real Madrid. Como a Zidane en el Mundial 2006, un acto de pérdida momentánea de papeles le castigó.
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