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Juan Kouyoumdjian: «Los VO65 mataron a nuestra industria»

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En la recién finalizada Transat Jacques-Vabre participaron varios IMOCA con el sello Jan K. Entre ellos el «PRB», que tiene ya tiene sus años, al que le había diseñado unos nuevos timones, y en una segunda intervención los «foils», logrando el segundo puesto; y el nuevo «Arkea Paprec» también ha salido de su mesa de diseño. ¿Cuál es su experiencia en los IMOCA 60, y que cree que puede pasar con toda la evolución de los «foils»? Los barcos nuevos son muy específicos y requieren unos sistemas también muy específicos. En el caso del «Arkea Paprec» nos ha imposibilitado mucho el sistema de «foils»; hemos hecho un diseño muy ambicioso que ha llevado mucho tiempo en establecer la mejor configuración, y justo cuando habíamos llegado al ajuste perfecto tuvieron unos problemas… pero el rendimiento del barco es muy bueno porque navega muy rápido, aun así, necesita que el sistema funcione muy bien. Desde ese punto de vista hemos tenido bastantes problemas para llegar al punto ideal; «Charal», puesto en el agua el año pasado, al principio también tuvo muchos problemas, le costó prácticamente todo el invierno, de hecho, su primera regata no la pudo acabar. Es el tiempo que les falta a todos los proyectos para que sus sistemas les funcionen muy bien. De aquí a un año vamos a poder poner todo este aprendizaje al servicio de mejora de rendimiento del barco. Estoy confiado que vamos a estar ahí adelante. «PRB» quedó segundo en la Transat Jacques-Vabre; y el «Arkea Paprec», si no hubiese roto uno de los dos «foils» también habría estado en el podio, así que las buenas prestaciones están ahí, hay que consolidarlas. Para responder más directamente a la pregunta, son barcos que hoy en día van a ser muy, muy, complicados. Que, dentro de esa complejidad, si los sistemas no funcionan muy bien, o perfectamente, condicionan las prestaciones del barco muchísimo; demasiado diría. En la navegación a vela el sueño, de alguna manera es «Icaro»; parece que los nuevos «foils» de los IMOCA los van a elevar sobre las aguas. Evidentemente una cosa es un monocasco y otra un multicasco, y en los monocasco el rendimiento que generan los «foils» está condicionada como bien saben los patrones y diseñadores. Hoy en día podríamos hablar de «monomaranes», ese un termino que se aprecia en los IMOCA porque no llegan a ser unos multicascos, pero tampoco son monocascos. Ahí hay una nueva noción de «monomarán» que es novedosa, que es moderna, es la que mejor define a los IMOCA 60. Para la próxima edición de la vuelta al mundo a vela con tripulación y escalas, la originaria Whitbread, posterior Volvo Ocean Race y ahora llamada The Ocean Race; la organización pretende que en ella participen los VO65 y los IMOCA 60. Previo a la edición de 2005, el que fuera Director General de la regata, Glenn Bourke planteó a la Clase IMOCA la idea de que ese barco sería el ideal para competir en esta regata y en la Vendée Globe, que se disputa en solitario; pero Bourke enfrió las relaciones con la IMOCA sacándose de la manga el Volvo 70, nueva clase de veleros con quilla pendular, orzas laterales, tanques de lastre… en la que Juan Kouyoumdjian logró tres victorias en la Volvo Ocean Race: con el «ABN AMRO» en 2005-2006, el «Ericsson 4» en 2008-2009 y el «Groupama» en 2011-2012. El Volvo OPEN 70 ha sido un barco que planteó una evolución en la vuelta al mundo, una clase en la que los diseñadores tenían las limitaciones propias de lo que se conoce como “Box Rule”. ¿El planteamiento que hay ahora en The Ocean Race es una marcha atrás? El Volvo 65 fue una gran marcha atrás. De hecho, el impacto negativo que ha tenido en nuestra industria lo estamos midiendo ahora. Hoy en día es muy difícil para los equipos conseguir por construir tantos barcos como los que se podrían hacer, tantos como para los solitarios en IMOCA como en la Volvo Ocean Race. Y hoy en día, mucha gente muy válida que trabajaba en esta industria se quedó sin trabajo y tuvo que cambiar de sector, concretamente a la aeronáutica. Ahora, por suerte estamos volviendo a una regata tanto técnica como deportiva; el problema es que llevará un poco de tiempo en la industria y el sistema llegue a tener la capacidad de construcción que tuvo en su época. Eso fue una muy mala decisión de la Volvo Ocean Race porque cambio la regata muchísimo e impacto muy negativamente a la industria del diseño y de la construcción. En estos momentos se está disputando la nueva regata Brest Atlantiques con los maxi trimaranes Ultim 32/23. ¿Harías, diseñarías un Ultim 32/23? Me encantaría. Son proyectos que sobrepasan muchísimo a un solo diseñador. Ahora mismo, los proyectos de los que estamos hablando tanto de Copa América, los Ultim, o los IMOCA de la Ocean Race, necesitan un nivel de sofisticación en los que trabajan unos equipos muy amplios y preparados. Me encantaría poder participar en uno de esos equipos, pero sería muy difícil pensar que una persona solo, la noción tradicional de un arquitecto naval pueda gestionar todo el proyecto. Los Ultim son muy interesantes, vamos a ver qué pasa ahora al final de esta regata, hay un barco que ha abandonado por problemas. Las conclusiones no son muy claras. Pero estaría bien que esa clase pudiera desarrollarse un poco más. Pero hoy en día, el mundo de las regatas de barcos está bastante estancado. Habría que encontrar la forma de desbloquearlo, no sé como se podrá hacer; pero estaría bien que pudiésemos crear barcos de pura competición tal como hacíamos antes. ¿Cree que habría que «transgredir», como el barco IMS «Crazy K-Yote Two» que diseñaste para la Admiral Cup de 1999? Seria ideal, lo que pasa que hoy en día los patrocinadores se han vuelto muy conservadores, o quizás el estatus socio político empresarial, en el cual los patrocinadores se mueven hoy en día se prestan menos a ese tipo de aptitud. Y la vela, siendo un deporte no solo mecánico-deportivo, pero también un deporte muy libre, las reglas, las restricciones, la normativa a las que se enfrenta la vela son prácticamente nulas comparadas a otros mundos como el aeronáutico o el automovilístico. Igual a unos patrocinadores no les importaría, pero a otros sin les daría miedo. Hay que encontrar un justo equilibrio; estoy confiado que el futuro vamos a encontrar un buen nivel entre Copa América, The Ocean Race, Clases Olímpicas, etc. en la que nuestra industria pueda seguir progresando a nivel de diseño, a nivel de construcción, a nivel deportivo de forma más constante que estos últimos años, que todavía sigue siendo muy errático. Y que los patrocinadores, sobre todo, pueden venir a invertir en nuestro deporte. Es interesante, pero en las últimas ediciones de la Ocean Race, cuando se hacen los análisis de retorno de la inversión de los patrocinadores los números oficiales, conservadores digamos, son extraordinarios pero alguna razón a los patrocinadores les cuesta hacer el paso. Y no entiendo muy bien, no es mi especialidad, pero estaría bien entremos en un ritmo más sostenido.
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