El Real Madrid superó sin apuros su primer escollo en la Copa del Rey. No fue fiero esta vez el Estudiantes, que apenas inquietó en un derbi descafeinado que se decidió muy pronto. Ganó el conjunto blanco y lo hizo con una solvencia que mete miedo a sus rivales por el título. Porque ninguno de ellos mostró tanta contundencia como el Madrid, una apisonadora que no tuvo piedad de los colegiales y que el sábado se medirá al Joventut (21.30 horas, #Vamos) por un sitio en la final del domingo.
Venía avisado el Real Madrid. La derrota liguera frente al Estudiantes hace unas semanas obligaba a los de Laso a extremar las precauciones para no caer a las primeras de cambio en la Copa. Aquí los errores se pagan. No hay red como en el campeonato liguero y por eso los blancos no se dejaron sorprender. «Veníamos con las orejas levantadas», apuntaba Laso tras el choque, satisfecho por el triunfo de su equipo. Salió el Madrid con su versión alegre y competitiva de las grandes citas, lejos de ésa que sestea este año en muchos partidos de la ACB. El «modo Euroliga», que suele decir el técnico.
Fue Campazzo el que imprimió un ritmo endiablado de principio, con Ayón y Carroll como socios principales a la hora de mirar a canasta. Aceptó el intercambio de golpes el Estudiantes, aunque la respuesta le duró apenas un cuarto (29-27, min. 10). Demasiado para Brizuela, huérfano esta vez sin el talento de Gentile, opacado por la gran defensa de Deck, el mejor del partido.
Llull se apunta a la Copa
Las rotaciones evidenciaron aún más la diferencia entre los dos equipos y por ahí se fue haciendo más y más grande la distancia en el marcador. Rudy golpeó en el inicio del segundo cuarto como un boxeador enfadado. El balear, ojo morado a lo «Rocky Balboa» por un golpe en la pasada jornada ACB, sumó ocho puntos consecutivos que sellaron un parcial de 12-2 que tumbó al Estudiantes antes del descanso (50-34).
A los colegiales les costaba un mundo anotar, incapaces de sumar si no era por medio de sus dos bases. Atasco monumental que abrió un abismo entre los dos equipos (66-39, min. 25).
La fiesta madridista era total, entregada la grada del Palacio que por primera vez en años luce mayoritariamente de blanco. Rendido el Estudiantes, demasiado pronto para lo que suele ser el espíritu combativo de los colegiales, Laso aprovechó para repartir esfuerzos pensando en semifinales. «En un torneo tan exigente como la Copa esto es importante. En los últimos minutos sí que he hablado con algunos jugadores para decirles que no iban a jugar más», explicaba Laso tras el choque.
Uno de ellos, Sergio Llull, que reapareció ayer tras dos semanas lesionado. Lejos de su mejor momento, la presencia del balear siempre es una gran noticia. «Es lógico que le cueste después de tanto tiempo, pero Sergi es muy importante para nosotros», afirmó Laso, feliz por cómo ha empezado la Copa para su equipo.
