El Barcelona tiene hambre y remonta dos goles al Levante (2-3)
En el descanso de refrigeración de la segunda parte, Calero, entrenador del Levante, se desgañitaba para convencer a los suyos. «Hemos pasado lo peor», repetía, ante unos futbolistas cansados y con más miedo que nunca. Pero no había pasado lo peor. Había pasado la primera tormenta, se había escapado la ventaja de dos goles en seis minutos. Lo peor, sin embargo, llegaría minutos después, cuando el reloj ya marcaba el noventa y el Levante se metía el tercero, la puñalada mortal y se le escapaba conseguir algo positivo. El Levante perdió en Vitoria en el descuento y fue remontado también por el Barcelona. Lo que podía haber sido un comienzo espectacular en LaLiga, se ha convertido en un pequeño drama, por lo cerca que ha estado.
El Barcelona es un experto en empatar los partidos que parece que se le ponen muy cuesta arriba. Y el de Valencia fue así. Se encontró con un rival muy cerrado y ordenado y sin ideas para superarle. El equipo de Flick estaba muy lento y solo los intentas de Rashford, titular por la derecha le deban algo de movilidad. Flick le dio la banda y puso a Raphinha cerca de Lamine Yamal, con Ferran de delantero centro. No convenció la prueba. Pero es que no convenció nada del Barcelona en esos primeros cuarenta y cinco minutos.
Tenía el balón, pero el Levante dominaba la situación. Se vio en la primera transición rápida: una jugada de Manu Sánchez por la izquierda, que acabó en la derecha y que el peleón Romero, con una cinta de cintura maravillosa, encontró el camino para el gol. Ese era el plan: defender, salir, marcar y defender.
Se pusieron a lo último sin excesivos problemas, porque menos un remate de Ferran al palo, el Barcelona no aceleraba. Una defensa de cinco, cuatro en el medio y un punto que no dejaba de correr. Suficiente contra un rival plano al que una mano de Balde condenó al segundo gol justo antes del descanso. Dos transiciones hizo el Levante, dos goles.
El descanso lo cambió todo. El Barcelona tuvo tiempo para pensar y puede que el Levante también. Y, a veces, eso no es bueno. Pensó que todo estaba hecho, o lo contrario, que aún quedaba mucho. Fuese lo que fuese, fue un partido distinto, con el Barcelona con mucho más mordiente y con un gol rápido para hacer dudar de todas sus creencias al rival. Pedri marcó desde fuera del área y desde ese momento, se hizo dueño del partido. Demasiado rápido para el Levante, Ferran ganó un saque de esquina.
El partido estaba igualado tan rápidamente que el Barcelona se dio cuenta de que tenía tiempo para tomarse un respiro. Lo hizo. El Levante volvió a tener transiciones para llegar al área rival, volvió a pensar que, una vez pasada la tormenta tras el descanso, había vida.
Los cambios dieron más aire al Barcelona y Lamine Yamal encendió el interruptor. El partido, entonces, ya si fue una cuestión de superviviencia para los locales. Y no la superaron. Metidos atrás, Elgezabal remató contra su portero y contra su equipo.