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46 años de la Dictadura cívico militar argentina

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Jorge Rafael Videla. Foto de archivo

Jorge Rafael Videla. Foto de archivo

Columna de opinión de Eduardo Sanguinetti, filósofo, poeta y performer

Debemos interrogar el pasado sin remordimientos, juzgarlo y condenarlo, en la medida que la injusticia de hechos que degradaron nuestra condición humana, han impreso su impronta de sojuzgamiento, sangre, tortura y genocidio a los pueblos.

Se cumplen 46 años del golpe cívico militar y clerical del 24 de marzo de 1976, inicio de la última dictadura militar, encabezada por el genocida general Jorge Rafael Videla, obedeciendo a los deseos de EE.UU. de llevar a cabo el Plan Cóndor I, cuyo fin era aniquilar toda posibilidad de libertad, de autodeterminación de los pueblos de Latinoamérica, asesinando, torturando y desapareciendo a miles de seres con coraje, de producir el milagro de hacer de esta región un espacio de Igualdad, Libertad y Solidaridad.

Dictadura asesina, instalada en complicidad con financistas mafiosos, empresarios oportunistas aún vigentes en su función de esclavizar comunidades hambreadas, medios corporativistas mercenarios afines y demás mascotas serviles, que, en nombre del Libre Mercado y las sagradas escrituras, aniquiló a una generación de jóvenes con ideas e ideales, que resistían y luchaban a sangre y fuego por una América del Sur independiente y autodeterminante.

Hoy, con un Plan Cóndor II en plena vigencia, de aniquilar con los denominados «golpes blandos», a gobiernos elegidos por y para el pueblo en democracias procedimentales, podría retornar al recto y eterno camino de la dependencia y recolonización… Tan afín a estas tierras, alinearse con imperios en plena vigencia de aniquilar todo foco de independencia y emancipación y dejar de lado, logros, alcanzados en estos años de gobiernos progresistas excesivamente moderados, nutridos de la impronta, de manifestarse por los derechos humanos y conquistas sociales ganadas, para un pueblo, como siempre, amenazado por grupos de poder corporativos mafiosos… Y sus portentosos líderes, que, travestidos de libertadores en nombre de la diferencia, conformaron un frente de diversos colectivos en los que se asimilaron seres de toda la fauna que conforma una sociedad, avara de sus identidades.

El neoliberalismo, una ideología mercantil y falaz, instalada en nuestras democracias de mercado que en este impertinente presente perduran en nuestras economías, con cómplices de la civilidad que siguen accionando desde las sombras, son los “hijos y nietos de Videla”, en sus prácticas de una dictadura extraña, que se prolonga hoy, sojuzgando en tendencias de consumo extremo y prostitución, esclavizando al pueblo, convirtiéndolo en objeto del destino a cualquier costo.

El atroz Golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, que se prolonga en una dictadura militar, civil y clerical, sin precedentes, insisto, cumple 46 años, contando hoy con defensores de los genocidas, funcionarios que ocupan cargos de legisladores, lo han logrado por desidia de una serie de gobiernos corruptos, de democracia ficcional, que dieron la espalda a las prisas de un pueblo huérfano de espejos y paria.

Recuerdo diciembre de 1983, en plena euforia por la ¿recuperación de la democracia?… Las paredes y muros, plenos de pintadas y afiches de proclamas electorales, de fotos de candidatos, etc., pero por debajo de esos afiches que hacían al espectáculo ¿democrático?, se podía ver el dibujo de siluetas y ciertas fechas muy precisas e inequívocas, o se podía leer el reclamo de «aparición con vida» y «de juicio y castigo a los culpables»… Persiste mi memoria en la imagen de estos dibujos y las consignas, tan claras y justas, no se borraron de mi retina.

Dictadura militar, encabezada por el general Videla, dictador y militar argentino que en nombre del liberalismo y las sagradas escrituras, asesinó a miles de seres, nutridos de sueños de liberación… Pareciera, hoy, en esta democracia procedimental que soportamos quienes no ignoramos los pactos de “todos con todos”, ante los dichos y actos, de presidentes disfuncionales, proyectan, cual espejo lacaniano, que se ha retornado al recto y eterno camino de la miseria y de la dependencia, alineándose con imperios siempre alertas en su misión de colonizar y sojuzgar, dejando de lado todos los logros, alcanzados, a pesar de contratiempos previsibles de corruptelas aún no develadas, endémicas en Argentina y Latinoamérica toda… Hoy jaqueada, por los grupos de poder imperiales neoliberales, con referentes de neto corte neonazi, que entre otras apropiaciones, hicieron suyo el término «libertario», asimilado desde siempre a tendencias anarquistas y socialistas… Ridículos y pintorescos monigotes, apuntalados por VOX de España, reivindicadores de las figuras y actos de genocidas como Franco, Pinochet y Videla, en sus discursos xenófobos y actos confrontativos, que actúan cual contragolpe constitutivo de discontinuidad, ante la inercia en que un gobierno autodenominado «nacional y popular», permanece congelado al pie de alguna página que no se ha escrito.

En Argentina se vivieron situaciones límite, y hubo gente que reaccionó de diferentes maneras. Es decir, hubo quienes se bañaron en democracia: los simuladores “hijos y nietos de Videla”, cómplices y socios de la dictadura genocida, entre los que se encuentran periodistas, intelectuales, deportistas, políticos, modelos, músicos populares y actores, que hoy dictan cátedra de aquel tiempo, dibujando una historia ficcionalizada, devenida en un relato asimilado a intereses muy particulares, en nombre del G20, G6, Mercado, Wall Street, FIFA, etc… Me refiero a aquellos que hoy siguen a Mauricio Macri, el presidente «voyeur», que manifiesta a viva voz que los desaparecidos son un negocio o que no son los 30 mil que dicen ser, ante el silencio cómplice de una sociedad tilinga y temerosa.

Macri un presidente, que ha asumido procesado a la primera magistratura de Argentina allá en diciembre de 2015, con pertenencia a la más rancia derecha conservadora golpista de Argentina neoliberal, que ha acompañado a los genocidas en sus actos de barbarie y eliminación del disidente pleno de ideales e ideas, esa generación traicionada y perdida, que hoy apenas se recuerda… «Generaciones perdidas», frase que utilizó Ángel Rama para definir a los escritores e intelectuales latinoamericanos que emigraron o escribieron desde el destierro (más que desde el exilio).

Esto anuncia también por lo tanto el testimonio de un fracaso: de clase, de imaginario, de política, de cultura, de estado, de nación. «Generaciones perdidas». Aún hoy, en este impertinente espacio y tiempo de tercer milenio donde nosotros los «desaparecidos en democracia», no somos, no estamos, no existimos, en las fingidas democracias, disfrazadas de progresistas, nunca dejando de pactar con el inquisidor golpista.

Observamos atónitos, hoy, una Argentina fracturada, donde la incertidumbre creció y la impostura se ha enriquecido… una situación de bajas defensas, perfecta, para el advenimiento de todo tipo de nostalgias de disciplina o de obsesión de diferencia, la puerta abierta a fundamentalismos, racismos y mesianismos, camuflados de progreso… Aprovechando esta instancia, explotada por astutos marketineros, bien pagos, Mauricio Macri, con globitos de colores y un magro discurso de templo evangélico, embaucó a millones de enajenados útiles, invitándolos a soñar un sueño pesadillesco, hace 6 años… Su sombra de buitre carroñero sobrevuela Argentina, con la inestimable ayuda del disfuncional gobierno de Alberto Fernández, siempre listo para cometer torpezas en favor de preparar el retorno de la horda de fugadores seriales, espías y estafadores de la República Argentina.

En aquellos años de sangre y fuego, persecuciones y torturas, se elaboró, a instancias del entonces exsecretario de Estado de Richard Nixon, Henry Kissinger (Premio Nobel de la Paz), un plan que se denominó Cóndor, el nombre con que se conoce el plan de coordinación de acciones y mutuo apoyo entre las cúpulas de los regímenes dictatoriales del Cono Sur de América -Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente, Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador- con participación de los Estados Unidos.

Esta coordinación implicó, oficialmente, “el seguimiento, vigilancia, detención, interrogatorios con tortura y desaparición o muerte de personas” consideradas por dichos regímenes como “subversivas del orden instaurado o contrarias al pensamiento político o ideológico opuesto, o no compatible con el gobierno de los Estados Unidos y por tanto con las dictaduras militares de la región”. El Plan Cóndor se constituyó en una organización clandestina internacional para la práctica del terrorismo de Estado que instrumentó el asesinato y desaparición de decenas de miles de opositores a las mencionadas dictaduras.

Ante todo lo relatado, ¿qué podemos hacer?, argumentar o sumar’, está todo expresado… Pareciera que un Plan Cóndor II, sobrevuela nuestra balcanizada Latinoamérica, ante el avance arrollador del rapaz neoliberalismo neonazi, con todo su rigor y violencia, mostrando sus rostros envilecidos tras el lucro y el fraude.

La dictadura, no es un tema al que debamos decirle basta, aunque se hubiera publicado el Nunca Más, que se hayan llegado a producir algunos films, oportunistas, sobre el tema, escrito algunos libros de exilio, debates calculados sin llegar al núcleo constitutivo del tema, no significa que debamos poner punto final a la dictadura y sus consecuencias… Me parece muy miope que se pueda pensar que podemos trabajar de esa manera… Se logró ganar una democracia por los «chicos de la Guerra de Malvinas», o ¿piensan que fue por los avatares que proponían los dictadores? o ¿los  héroes de cotillón de la política vernácula y los intelectuales patisserie que nunca dejaron de dialogar con los genocidas?… Hoy con la OTAN en dichas islas, acuden los «cipayos» a las fiestas de la Embajada de USA o de Reino Unido a brindar por la reina y la Doctrina Monroe, sin guardar el más mínimo decoro a la memoria de los muertos en la Guerra, indispensable la ética, dignidad y respeto a la memoria de nuestros héroes de Malvinas… No puedo dejar de hacer mención a pactar acuerdo con FMI, por deuda delictiva tomada por un fugador serial, como Macri, «el blindado intocable amateur».

Argentina, salvo honrosas excepciones de quienes sufrimos ese tiempo, no elaboró un duelo real de las desapariciones, torturas y muertes. No se ha elaborado un análisis concienzudo y sin corta pisas acerca del genocidio, como lo ha hecho Israel con el Holocausto, que persiste en la memoria del mundo, sin dar espacio a ningún “pero”… Argentina no elaboró un análisis, por lo menos no colectivamente y eso fue cortado por dos presidentes que le pusieron, en efecto, punto final a algo que no debió haberlo tenido jamás.

Se publicó un libro en el año 1988, que demoró por muchas razones en ser facturado, los gobiernos de turno de esa democracia, ¿ganada por el pueblo?, negando que la sociedad lo leyera. Sin embargo y lamentablemente, no fue distribuido por EUDEBA, quedando en depósito dicho ejemplar… Y me pregunto, ¿por qué no se instalaron en vidriera éste libro archivado y el Nunca Más juntos, por ejemplo. Por qué no se dejaron oír las voces de quienes fueron víctimas sobrevivientes del genocidio en el exilio, tal vez por ser incómodas y denunciar a quienes permanecen vigentes y habilitados por el poder, en sus puestos de privilegio a pesar de haber sido colaboracionistas del régimen dictatorial… y de eso se trata de incomodar y de dar a luz la verdad de lo acontecido en aquel sombrío período de nuestra historia.

Las voces incómodas, las que intentan aclarar, son silenciadas y acalladas… se trata simplemente prohibirle a la gente que olvide… si hay prohibiciones, está no es incómoda, para quien ama la libertad, en memoria de una generación perdida y desaparecida.

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