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Una apuesta tributaria que busca remover la "comodidad" de la coparticipación fiscal

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La idea que puso ayer sobre la mesa Luis Caputo tiene dos virtudes. Por empezar, aporta un esquema novedoso para resolver el engorroso dilema de eliminar Ingresos Brutos. El proyecto utiliza al IVA como caballito de batalla, al igual que la propuesta del super-IVA que lanzó la Fundación Mediterránea. Pero al adjudicarle a las provincias la responsabilidad de fijar una alícuota complementaria al 9% que cobraría Nación, pone a los gobernadores a la defensiva ante la posibilidad de perder ingresos frente a distritos que apuesten cobrar menos. Si Caputo y Javier Milei están dispuestos a que haya competencia de monedas, también están listos para instalar la competencia tributaria.

El plan tiene como objetivo final la eliminación de los impuestos distorsivos. Pero al mismo tiempo, explora una fórmula que permita reducir una variable fija que pesa hoy sobre los precios de la economía: el IVA de 21%, una alícuota que sobrecarga el valor final de los bienes y estimula más la evasión que el cumplimiento tributario.

Javier Milei

El problema que tiene el sistema impositivo es que la responsabilidad final sobre todo el esquema de financiamiento de las provincias recae en la Nación, que tiene a su cargo el cobro de los principales tributos coparticipables (IVA y Ganancias). Con ese ingreso asegurado y resguardado por la "comodidad" del esquema federal, lo que hacen los distritos es definir impuestos altos que permitan financiar un gasto que no tiene techo. El único tope está dado por la capacidad de los contribuyentes y de cada sector productivo de las provincias por tolerar el peso que deben sobrellevar con los gravámenes locales.

Caputo estimuló primero el debate de una reforma, con la idea de que haya competencia entre municipios. La decisión inicial fue de algunas entidades financieras, que anunciaron la mudanza de sucursales en función de las tasas cobradas en cada comuna.

Con el plan de desdoblamiento del IVA que sorpresivamente comentó ayer el ministro de Economía, el Ejecutivo quiere que las provincias asuman mayor responsabilidad en la recaudación, abriendo por primera vez la chance de que la alícuota del IVA perfore el actual 21%. El formato del super-IVA habilitaba incluso una suba, como forma de que el ingreso extra a generar compense la eliminación de Ingresos Brutos.

La fórmula de Economía invierte esa regla: primero baja la tasa general y después deja en manos de los gobernadores el "costo político" del monto final del impuesto en sus distritos. La idea, como era de esperar, no cayó bien en el interior. La coparticipación federal es una herramienta que le facilita la vida a los gobernadores. Pero la iniciativa de Caputo al menos alimenta una discusión necesaria e impostergable.

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