Compraron una casa de más de 500 años y al remodelarla encontraron algo aterrador
A simple vista era solo una casa antigua. Pero la verdad es que no era cualquier casa; la piedra desgastada, las vigas de madera combadas por los siglos y el musgo que se trepaba por los cimientos hablaban de un hogar que había sobrevivido al tiempo.
En 2023, Emmie Brookman, de 24 años, y su esposo, Norton Johnston, de 34, decidieron convertirla en su refugio. Estaba ubicada en Barrowford, un apacible pueblo de Lancashire, y había sido construida en 1580, cuando aún se creía que las paredes podían guardar secretos… y proteger contra el mal.
La pareja quería restaurarla con sus propias manos. Pensaban que tras cada grieta antigua se escondía una historia. Lo que no sabían era que también se ocultaban huesos. Durante una jornada de reformas, al remover el revestimiento húmedo de un muro interior, Emmie golpeó una piedra suelta con el cincel.
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El golpe dejó al descubierto un hueco del tamaño de una caja de zapatos. Dentro, había polvo, moho rosado y algo más; un resto óseo amarillento, como de un animal. Pero al seguir removiendo apareció un hueso más largo, curvado, con la forma inquietante de un dedo humano.
No fue lo único: en las paredes aparecieron también hierbas secas, una botella con cenizas y el eco supersticioso de una época en la que proteger el hogar incluía rituales que hoy suenan a brujería.
Según averiguó la mujer, en un libro del pasado de la ciudad, hace siglos creían que si construían la casa y colocaban restos óseos, la familia estaría protegida de todo mal externo. Además, extrajeron una botella en miniatura con cenizas y hierbas.
“Encontramos un artículo sobre magia en Kendal y leímos que realmente creían en las brujas. Solían poner huesos en las paredes y hierbas para alejar el mal. Es lo que creían que los protegía. Encontramos huesos en casi todas las habitaciones. Uno voló hacia mí y el otro creo que era un dedo”, describió Brookman.
Una vez que retiró cada uno de los restos óseos, los enseñó mediante su cuenta para que todos sus seguidores pudieran constatar que el hecho era real. Asimismo, contó que expondría algunos de ellos y otros los devolvería a su sitio inicial, ya que correspondían a la identidad del hogar.
“Me gusta encontrar algo que tenga una historia y que encaje en la casa”, sostuvo.
Sin embargo, la experiencia aterradora no terminó allí para la pareja. Al mismo tiempo que detectaron los huesos en las paredes, se enteraron de que en la casa contigua vivió un asesino muy famoso en la localidad.
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Se trató de James Hargreaves, que hace años fue declarado culpable por agredir a su ama de llaves y asesinó a un abogado, empleado de la jurisdicción, que le había entregado la orden judicial de arresto.
Más allá del susto del principio, semanas después finalizaron con la remodelación más importante y se mostraron felices de que solo les falta terminar con el baño del pequeño chalet inglés del 1580. Según explicaron, lo que les atrae de esa casa es su “carácter y peculiaridad”.