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Claudio Bravo salva a un Betis que se acerca a los octavos

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Como cada encuentro del Betis desde que Pellegrini llegara a Sevilla, el choque ante el Leverkusen auguraba aventura. Y pese a lo poco llamativo del resultado (1-1), el encuentro gozó de un ritmo eléctrico lleno de ocasiones donde el Betis se rehizo de un domino abismal del Bayer en los primeros compases del choque y acabó el encuentro plantándole cara al genial equipo alemán. Al igual que en el debut en Europa League ante ante el Celtic, cuando el Villamarín vivió una remontada de las que aficionan a un niño al fútbol, el partido comenzó con un dominio insultante de los visitantes. Sin embargo, a diferencia del partido ante los escoceses, el conjunto de Seoane se topó con un sensacional Claudio Bravo que impidió que el Bayer se fuera con ventaja al descanso. El juego de los alemanes hacía justicia a la idílica temporada que viven: son terceros en la Bundesliga, habían ganado con suficiencia sus dos partidos europeos y llegaban a la capital de Andalucía con la moral por las nubes. Desde el inicio, el incombustible Bellarabi y el velocísimo Diaby, ambos abonados a la línea de cal, castigaron a la frágil defensa verdiblanca, talón de aquiles del talentoso equipo sevillano. Demirbay y Adli dominaban el balón en la medular mientras que el Betis, un equipo diseñado para jugar en campo rival, aguantaba angustiado las rápidas transiciones de los de Leverkusen. Ciertamente, el palo, el guardameta chileno y el infortunio de Alario, un chico que dormirá mal esta noche, mantuvieron en el encuentro a los locales. En estas situaciones, cuando eres dominado de tal forma, la única opción posible para sobrevivir es apretar los dientes y esperar a que lleguen mejores tiempos. Eso mismo hizo el Betis, que en el ecuador del primer tiempo encontró a Fekir y comenzó a respirar. En este instante, la afición se animó y quizá, como consecuencia, llegó primero una leve tentativa de gol de Guido e, ipso facto, una clara oportunidad a bocajarro que Ruibal mandó a la grada. El encuentro se marchaba vivo a la segunda mitad. Tras el paso por vestuarios el partido se igualó, aunque sorprendentemente no bajó el ritmo ni el caudal de oportunidades. Pellegrini, fiel creyente de las rotaciones, sacó del encuentro a Miranda y a Joaquín e introdujo a Moreno y a Lainez; dos cambios que dinamizaron los costados verdiblancos, dieron amplitud al equipo y propiciaron que su equipo empezara a hacerse con el control del juego. Con todo a favor y con su mejor hombre ya en el campo (Canales, que entró por Fekir en el minuto 64) el Betis se encontró con un penalti a favor gracias a una infantil mano de Frimpong, que empañó con tal desafortunada acción una gran actuación personal. Borja Iglesias no perdonó y, por el medio, batió tranquilamente a Hradecky a falta de 15 minutos para el final del partido. Pero la alegría duró poco. Andrich, con la ayuda inestimable de Carvalho, empataba el encuentro (minuto 82) y silenciaba al Benito Villamarín. Sin embargo, este carrusel de emociones no había terminado, y el mejor hombre del partido, el chileno Bravo, salvó un mano a mano imposible a Demirbay cuando el encuentro ya moría para firmar las tablas entre los dos mejores equipos del grupo G.
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