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Morata derriba al Getafe y Joao Félix ilusiona al Wanda

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Lucía de estreno el Wanda, remozado durante el verano con pequeños detalles estéticos para hacerlo más habitable. Más cercano. Ya no parecía perdido en medio de la nada, alfombrado el exterior con varias zonas ajardinadas que lo hacían más humano. Verde que cubría el cemento y que ayer se entremezclaba con el rojiblanco de los días de partido. Dos meses después, volvía el fútbol a la casa del Atlético que, como su estadio, ha sufrido un cambio de cara durante el verano. Se ha renovado el equipo en todas sus líneas, aunque esos cambios solo se reflejaban en los dos flancos defensivos y en la punta de ataque. Optó Simeone por la versión más conservadora, dejando a Mario Hermoso y a Llorente en el banquillo en un intento de marcar las distancias. Un guiño a los veteranos del vestuario. Una de esas tres novedades acaparaba las miradas por encima del resto. El protagonismo de Joao Félix era total, incluso fuera del estadio, donde las camisetas con su nombre eran ya mayoría. No ha tardado en encontrar heredero el «7»de Griezmann ni en la tienda ni en el campo. Al portugués le costó arrancar sobre el césped, lejos de la versión estelar exhibida durante la pretemporada. No iba a darle facilidades el Getafe de Bordalás, que tenía bien estudiado al nuevo fenómeno de la Liga. Con su referencia bajo vigilancia, el Atlético buscó en las bandas un desahogo al atasco general del encuentro. Situados como dos extremos, Lodi y Trippier se encargaron de ensanchar el terreno de juego para crear dudas en el entramado defensivo del equipo azulón –ayer de amarillo–. Doble expulsión Por ahí comenzaron a crear peligro los rojiblancos, que encontraron el premio a su insistencia en un centro preciso de Trippier que Morata envió de cabeza a la red. El gol hacía justicia al dominio del Atlético, que vivía feliz ante la falta de mordiente de su rival. Era incapaz de hacer daño el Getafe, cuyos ataques morían siempre de manera prematura, sin que Oblak tuviera que estrenar los guantes. Estaba tranquilo el choque, que recibió de repente una sacudida total. Una falta de Jorge Molina sin aparente importancia acabó con el delantero en el vestuario tras comprobar Estrada Fernández –avisado por el VAR–que el del Getafe había pisado a Thomas en el talón de Aquiles. Otra roja de nuevo cuño, como la mostrada a Modric en Vigo, que amenaza con convertirse en una constante esta temporada. Tendrán que acostumbrarse los jugadores y los aficionados, porque no parece que los árbitros vayan a cortarse en este tipo de acciones. La expulsión dejaba al Getafe sin su hombre más peligroso y parecía allanar el camino del Atlético hacia la victoria, pero quedaba aún otra sorpresa antes del descanso. Lodi, uno de los destacados, veía como dos faltas consecutivas le costaban la expulsión. La primera por un agarrón y la segunda por golpear a un rival con la mano. Su cara de indredulidad lo decía todo. Severidad máxima por parte del colegiado, que equilibraba las fuerzas apenas seis minutos después de mandar a Molina al vestuario. Penalti a Joao Félix y lesión del portugués Desaparecido en toda la primera parte, Joao Félix hizo su presentación oficial en la Liga a los diez minutos de la segunda. El luso recogió un balón suelto en su propio campo y se marchó de Arambarri con un caño precioso. Le encimaron entonces dos rivales más, a los que burló con otro regate. En su galopada hacia el área, con el Wanda ya enfervorecido, salió a su paso Bruno, al que superó antes de ser derribado. El penalti lo falló Morata, al que David Soria le acertó las intenciones. Un mazazo para los seguidores del Atlético, que seguían aún en trance por la jugada de Joao Félix cuando el luso quedó tendido en el césped. Se hizo de repente el silencio mientras el delantero se levantaba renquante camino de la banda. No quiso forzar más Simeone, que dio entrada a Llorente a la espera de buenas noticias desde la enfermería. El técnico trató de amarrar los tres puntos y se olvidó del ataque. Además del exmadridista, se estrenó también Mario Hermoso, en una búsqueda del técnico por evitar un disgusto mayor. Se lanzó el Getafe a por el empate, invitado más por la prudencia de Simeone que por la fe propia. El empuje de los de Bordalás se cristalizó en un disparo de Ángel que se estrelló en el larguero a cinco minutos del final. Fue el único susto del Atlético, que sumó con suspense sus primeros puntos en la Liga.
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