Barcelona - Osasuna: Raphinha tiene la llave (2-0)
El Barcelona necesitó la llave de Raphinha para abrir un partido contra Osasuna que se le había ido espesando con el paso de los minutos. Un disparo seco, desde fuera del área, del brasileño, jugando por dentro, con menos peso en el equipo, pero ocupando un territorio que hasta entonces Osasuna había blindado con disciplina y paciencia. El Barça ganó porque insistió, pero sobre todo porque su goleador encontró una grieta donde antes solo había un muro.
Osasuna, muy ordenado
El equipo de Lisci se agrupó con orden, cerró líneas interiores y aceptó vivir lejos del área de Sergio Herrera, confiando en castigar cualquier error con la velocidad de Víctor Muñoz y la presencia constante de Budimir. Desde el inicio, el Barcelona asumió el mando, monopolizó la posesión y se instaló en campo rival, pero ese dominio fue más territorial que profundo. Había ganas, ritmo y empuje, pero no ocasiones limpias que alteraran el gesto serio del portero rojillo.
Flick dispuso a Raphinha en una posición más centrada, buscando superioridad entre líneas, mientras Lamine Yamal trataba de romper por fuera y Rashford alternaba apoyos y desmarques al espacio. La primera advertencia llegó pronto, con un centro tenso de Lamine que Ferran remató alto. Osasuna respondió de inmediato: Budimir se giró en el área y probó a Joan, y poco después tuvo una ocasión aún más clara tras un centro de Arguibide, aunque su remate salió centrado. Fue un aviso serio de que el partido no estaba siendo tan cómodo como sugería la posesión azulgrana.
Paciencia sin profundidad
A partir de ahí, el encuentro entró en una dinámica repetitiva. El Barça movía el balón con paciencia, pero se topaba una y otra vez con un bloque bien escalonado. Pedri lo intentó desde la frontal, Eric se animó con un disparo lejano y Cubarsí también probó suerte, siempre con el mismo resultado: balones desviados o atrapados sin apuros. El gol que parecía romper el guion llegó de cabeza, tras un córner y un gran centro de Rashford, pero el VAR lo anuló por fuera de juego en el inicio de la jugada. El pie de Raphinha, adelantado por centímetros, devolvió el marcador al cero.
Osasuna, lejos de desordenarse, se mantuvo firme. Joan tuvo que intervenir con una gran mano ante Budimir, aunque la acción acabó invalidada por fuera de juego. Fue el último aviso antes del descanso de un equipo visitante que defendía con criterio y atacaba con convicción cada vez que encontraba espacio.
La segunda parte mantuvo el mismo guion, aunque con más tensión. Víctor Muñoz volvió a amenazar en carrera y Rashford desperdició una ocasión clarísima en el corazón del área tras un pase de Koundé, buscando cruzarla cuando el primer palo estaba libre. Lamine siguió intentándolo, ahora desde la izquierda, con más dificultad para desbordar, y el público empezó a impacientarse.
Y apareció Raphinha
Lisci movió el banquillo y agotó los cambios, sacrificando a Víctor Muñoz, ya cansado, junto a Budimir y Aimar Oroz. La salida del extremo restó profundidad a Osasuna y alivió parte del sufrimiento defensivo del Barça, aunque el equipo de Flick seguía sin encontrar el camino. El tiempo corría, la urgencia se instalaba en cada ataque y el partido parecía encaminarse a un desenlace frustrante para el local.
Hasta que apareció Raphinha. El brasileño aprovechó una de las pocas transiciones claras del partido. Recibió con espacio, escondió la dirección del disparo y armó la zurda desde fuera del área. El balón salió fuerte y ajustado, imposible para Sergio Herrera. El Camp Nou respiró de golpe. Ya estaba hecho. El Barcelona acabará el año como líder de LaLiga y para celebrarlo. Raphinha marcó su segundo tanto. Es el barcelonista más imprescindible.