Vio amarilla Güler y Alonso no corrió riesgos. O sí. Se suponía que Bellingham no era titular por un problema muscular. Buena gana de arriesgarle media hora con el partido encarrilado. Pues eso hizo. Entró Jude y después Brahim por Asencio. Tchouaméni de central, Ceballos y Valverde al eje. Perdió el hilo del juego el Madrid, pero los de Mendilibar, castigados por las lesiones, empujaban sin mucha fe. Se la dieron los madridistas, que defienden de pena lo más básico: El juego directo. Si ya el 2-3 retrató la actitud defensiva, el 3-4 fue terrible, con El Kaabi cabeceando cómodo entre Carreras y Bellingham. Temblaron las piernas madridistas, no duraba nada el balón, y Olympiacos rozó la hazaña en dos tiros. Alonso metió a Fran García para acabar con tres centrales y todos en el área, achicando agua. Mal cierre para una victoria que no aleja del todo la tormenta, pero coloca al Madrid en la quinta plaza. Y ya puestos, mejor estar así de mal que como el Liverpool…
Ni un póker de Mbappé serena al Real Madrid
Los blancos, con defensa de circunstancias, acaban de los nervios pese al acierto del 10 y el brillo de Vinicius. Xabi acaba con tres centrales y Olympiacos aprieta hasta el último minuto
Respira el Madrid. Y respira Xabi Alonso, que pasó un mal rato en El Pireo, exigido por los discretos resultados, el juego mediocre y los rumores de motín a bordo. Sufrió durante 22 minutos, con una alineación rara y sin Bellingham, que no estaba tan lesionado como decían porque entró al final. Pareció que Mbappé y Vinicius le sacaban del atolladero, el primero con un póker de leyenda y el segundo con una exhibición de desborde. Pero un final horrible, con un desbarajuste defensivo tremendo, estuvo a punto de arruinar la primera victoria en Atenas. Ni con cuatro goles a domicilio el Madrid logra serenarse, tan frágil en defensa.
Olympiacos puso contra las cuerdas al equipo de Alonso pese a que no ha ganado ningún partido en Champions. Dos empates y ya. Pero el equipo de Mendilibar causó una impresión estupenda en Barcelona, aunque cayó goleado tras una expulsión de broma. Es equipo valiente y agresivo. Por eso convirtió los primeros minutos en una tragedia griega. Avisó Chiquinho con una volea desviada, y a la segunda el portugués coronó desde la frontal una combinación rapidísima entre Podence y El Kaabi. Tac, tac, tac y a la cazuela.
No se enteró el dispositivo defensivo de circunstancias del Madrid, que tardó un buen rato en ajustarse. Xabi Alonso se desgañitaba tratando de corregir a su bloque central, Asencio y Carreras por detrás de Tchouaméni y Camavinga. En situación delicada, corrió riesgo con Mendy, recién salido de lesión, en el lateral izquierdo, y colocó en banda diestra a Valverde. Sufrió tanto para sacar la pelota jugada que en la devolución de un pelotazo se quedó enganchado Asencio y Chiquinho, experto en voleas, buscó cruzado y de primeras. Lunin dejó claro, entonces y al borde del descanso, que es portero del Madrid. Mano magnífica y partido vivo.
No había ligado muchas jugadas de mérito el Madrid, pero Vinicius ya había tanteado el terreno y detectado la rigidez de la zaga rojiblanca. Bastó una apertura a su zona y el brasileño metió el exterior a lo Modric para el desmarque de Mbappé que completó por bajo. Minuto 22. Clic. De repente, el Madrid se sacudió las dudas, comprendió la debilidad de la zaga griega y rompió a jugar. Alargó las posesiones, más seguros todos en la circulación, y cayeron los goles en cascada. El 1-2 tras combinar en derecha Trent y Arda, que llegó a línea de fondo, templó con la derecha y encontró la cabeza de Kylian. Testarazo de ariete. El 1-3, minuto 29, después de un gran pase de Camavinga que Mbappé acompasó en su desmarque de Retsos y colocó por bajo.
Pudo ser mayor el destrozo, con un gol anulado a Vinicius por fuera de juego de Mbappé y un larguero de Tchouaméni. Para colmo, Olympiacos había perdido a Chiquinho por lesión. Entró Taremi. Un buen cabeceador. Kryptonita para el Madrid. No fue el iraní sino El Kaabi quien estuvo a punto de descontar con un cabezazo. Lo evitó Lunin. Nada pudo hacer el ucraniano, después del descanso, en el testarazo de Taremi, desde cerca y libre de marca. Incomprensible la pasividad general ante cada centro. Partido abierto de nuevo.
Había entrado tras el descanso Ceballos por Camavinga, penalizado con una amarilla. Trató de bajar la temperatura de la grada el utrerano alargando las posesiones, pero quien estaba en trance era Vinicius. Rozó el palo en una media vuelta desde la frontal. Acarició el homenaje a Garrincha tras sortear a tres defensores en una baldosa. Evitó Tzolakis el golazo. Y apagó el infierno griego al irse de Retsos para servir el cuarto a Mbappé. Póker en Copa de Europa. Como Cristiano, Di Stéfano y Puskas.
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