Elche - Real Madrid: Un empate demasiado agónico (2-2)
Sigue el Real Madrid líder de LaLiga, pero tiene que cambiar para que los números no suenen engañosos al compararlos con lo que sucede en el campo. El equipo de Xabi Alonso logró un agónico empate en el campo de un Elche valiente y bonito. Eso ya es suficiente para detener a este Madrid, que se cansa de presionar muy pronto, no encuentra el camino al gol y le llegan con cierta facilidad. Xabi Alonso hace cambios, busca, intenta mandar un mensaje, pero da la impresión de que no existe verdadera comunicación. Eso solo es posible cuando se lanza un mensaje y hay un receptor dispuesto a escucharlo. ¿Lo hay en el Real Madrid? Sacó un punto absolutamente agónico en Elche, sorprendente en unos minutos finales que fueron una verbena, desordenados y vitales para el líder. Pudo correr Mbappé, pudo correr el equipo y aprovechar los balones parados y los pases de Trent. Por lo menos, cuando todo estaba perdido (porque una derrota era tirar, tan pronto, todo por la borda) sacó el orgullo, capitaneado por Asencio, para levantar un marcador dos veces contrario. Es decir, está vivo el Real Madrid. Lo malo es que también está muy confuso.
Para empezar, Xabi Alonso dejó a Vinicius en el banquillo porque esta vez tenía una excusa buena (pues así tiene pinta de estar el asunto), pero también dejó a Fede Valverde, que no viajó con Uruguayo para recuperarse en España y que terminó jugando. Y con esos cambios, dibujo tres defensas y Fran García de lateral que, en realidad era extremo.
Bueno, no funcionó.
El Real Madrid presionó bien al principio, con los futbolistas dándose instrucciones, eligiendo el rival al que marcar y ahogando a un Elche que se empeñaba en sacarla pelota jugada aunque aquello sonase a suicido. Era un poco el Real Madrid ideal de Xabi Alonso: un equipo muy predispuesto, que juega en campo del rival y que tiene el control absoluto de todo lo que pase en el campo. Es un ideal y el objetivo es irse acercando a él según pasan los partidos, no irse alejando.
El problema del Real Madrid es que esa presión se les va olvidando a los futbolistas, como si la hicieron para quedar bien un rato, pero después ya sale la verdadera personalidad del equipo: y es la de no presionar. El problema, es decir, los problemas, son que, además de que lo de presionar es un momento para que parezca que han escuchado al entrenador durante estas semanas de fútbol, después en ataque el equipo está flojo. A Rodrygo se le ha escapado la magia y parece un futbolista vulgar, cuando no lo es y nadie en el equipo es capaz de romper. No Ceballos, que nunca termina de ser lo que parecía que va a ser y no aún Güler, que no sabe cómo definirse. Tampoco Bellingham, sacrificado pero falto de luz. Mbappé, mientras, apareció ya en la segunda mitad, para evitar el naufragio.
Antes el Madrid intentaba jugar por dentro con una cabezonería que da mucho que pensar. Que no había manera era evidente.
Y en estas, el Elche se puso a jugar y el Madrid se sintió inseguro. Febas se movía con una soltura que ya querrían los rivales y Courtois volvía a aparecer.
Los goles llegaron en la segunda mitad y fue como desatar el nudo. El Elche marcó antes y eso hizo que sonara la alarma en el Real Madrid. Fue parecido a cuando suena la alarma de incendios en la oficina de los bomberos. Xabi Alonso sacó a Vinicius, a Camavinga y a Valverde de una tacada, cambió el dibujo y más tarde a Gonzalo, ¿se acuerdan de ese chico?
Y aquello fue morir o matar, no había otra. Mbappé se puso las pilas que se había olvidado antes y Trent la bota buena de los pases. El Real Madrid aprovechó los balones parados. Empató en uno, pero el Elche marcó después, pues también se apuntó a la ruleta rusa. Fue un ex madridista, Álvaro. Bellingham marcó el segundo en el arreón. Con todo fue el Madrid, porque se quedaba en nada.