El Real Madrid mira al futuro y golea al Kairat (0-5)
El partido del Real Madrid en Almaty fue como se esperaba, sólo que lo que había sucedido antes no había sido como se esperaba. Fue un encuentro sin complicaciones, dominado todo el rato y con momentos para alegría, para confirmar las virtudes de Mastantuono, el valor de Güler, el desafío de Rodrygo y la importancia de Mbappé. Un partido para lamerse un poco las heridas tras el derbi y hacer camino, separarse de esa derrota y empezar otra vez a construir y creer. Y hacer creer
El rival fue lo mejor que le pudo pasar al equipo de Xabi Alonso. Un equipo entusiasmado, pero limitado, valiente hasta lo inexplicable, que quiso plantar cara durante un ratito y se equivocó después en su balance defensivo. El largo viaje de ida y de vuelta ha sido lo peor para el equipo blanco; el partido fue una tarde agradable, sin sobresaltos.
Por si acaso, Xabi Alonso no hizo muchos cambios arriba. Sí atrás, donde Carreras fue suplente por primera vez esta temporada, para dar minutos a Fran García y también dio a Alaba la posición al lado de Huijsen. Era un día para que la defensa recuperase la autoestima. Sólo dos veces llegó el equipo local: en la primera jugada, tras saque de centro. Los equipos débiles no entienden de la moda que ha impuesto Luis Enrique, esa de sacar desde el centro del campo y desaprovechar una ocasión de empezar a jugar la pelota. Para el Kairat el saque del centro era ideal para llegar al área, que quién sabe cuántas veces más iba a llegar. Así que la primera jugada fue la más peligrosa de los entusiasmados locales. Pero el remate llegó blando a las manos de Courtois. La segunda vez que llegó, el árbitro pitó penalti de Ceballos, después, con ayuda del VAR, vio que no era.
El resto del encuentro fue un monólogo del Real Madrid, a veces con más ganas, a veces con menos. A veces con más claridad, sobre todo cuando el balón pasaba por Güler y, en la segunda mitad, por Rodrygo, y a veces con menos.
Si en defensa Xabi Alonso hizo cambios, en ataque no tocó mucho. Sí hizo titular a Mastantuono, por delante de Bellingham, lo que genera algunas preguntas sobre las decisiones del derbi. El argentino está muy vivo y eso es, quizá, lo que necesita el Real Madrid en estos momentos. Un jugador despierto, algo rabioso, que pelea por la pelota y que intuye y acelera hacia donde va a ir. Así nació el primer gol: Mastantuono vio que un despeje muy defectuoso del rival llevaba la pelota a la zona del jovencísimo portero.
Joven e inexperto: llegó tarde, tiró al delantero argentino y el Madrid, mediante Mbappé, hizo lo más complicado en días de turbulencias: marcar el primer gol y dejar atrás cualquier duda acerca del resultado. Eso era un paso de gigante. Más que jugar, había que ganar y el tanto abría esa puerta. Estuvo muy cómodo el equipo blanco y encontró a Güler que, a su vez, es un experto en encontrar a Mbappé. Se está generando ahí una sociedad que puede dar muchos éxitos: el jugador que ve los huecos y el delantero que vuela hacia ellas. Y surge, también, la duda de dónde tiene que situarse Güler, dónde hace más daño.
En Almaty fue Ceballos el que jugaba junto a Tchouameni y eso dio vuelo al turco y al ataque blanco. Vinicius también tuvo sus momento, sin embargo, la segunda parte de Rodrygo vuelve a abrir la incógnita acerca de qué futbolista se va a desempeñar mejor por el lado izquierdo del ataque.
Herido, pero orgulloso, el Kairat tiró hacia delante sin echar un vistazo atrás y el Madrid encontró ahí un oasis. Tanto que Courtois se apuntó una asistencia, Mbappé hizo dos goles más, Camavinga se convirtió en Santillana, pero sin alegría y Brahim cerró definitivamente el pasado.